20 de noviembre de 2025
El PJ asume la necesidad de cambios y le baja línea a la dirigencia para evitar una fractura

Desde la cúpula de Fuerza Patria procuran ordenar a la tropa para alcanzar la paz interna y contener fugas en el Congreso. Mayans y Martínez, la dupla que gestiona el diálogo entre el partido, los gobernadores y los bloques parlamentarios
Luego de un año plagado de internas dañinas e interminables, y con la figura de Kicillof en ascenso -lento, pero progresivo -, empieza a tomar mayor volumen la idea de que el ciclo de CFK está agotado y que el año próximo habrá múltiples fricciones para determinar el reacomodamiento de los liderazgos peronistas. Hay cada vez más consenso sobre que su conducción se limita a La Cámpora y a un sector de dirigentes que aún le responden, pero donde no hay ninguno que exprese una opción electoral de futuro. El poder después del poder.
Esa será una de las discusiones de fondo. Pero para llegar a esa instancia, el peronismo necesita no terminar en una batalla campal dialéctica, con discusiones estériles y acusaciones malintencionadas. Y, sobre todo, necesita seguir mostrándose, más allá de las grietas internas, como la principal oposición al proyecto que lidera Javier Milei. Solidez, capacidad de bloqueo y propuestas alternativas, que es parte de las autocríticas del último tiempo. Por eso la unidad, en todos los ámbitos institucionales y políticos del peronismo, es la prioridad.
“Hay que armar un programa, hay que trabajar en unidad y hay que hacer unas PASO para resolver las diferencias”. Palabras más, palabras menos, ese fue el mensaje que brindó el chaqueño Jorge “Coqui” Capitanich en la sede nacional del partido, en una reunión que sirvió de catarsis luego de la dura derrota electoral del 26 de octubre y el resurgimiento de la interna bonaerense.
La aspiración de máxima es que el gobernador Gerardo Zamora, que asume como senador en diciembre, y el bloque que contiene a los legisladores Andrada, Salino, Moisés y Rejal, terminen dentro del bloque justicialista, como se llamará a partir de ahora a la unificación. De mínima, aspiran a que ambos sectores queden enlazados en un interbloque y jueguen en una sintonía parecida a la que marcan José Mayans, Juliana Di Tullio y Anabel Fernández Sagasti, el tridente que gestionan el ahora bloque unificado del peronismo.
El presidente del bloque de diputados, Germán Martínez, es el que está a cargo del operativo de contención. Mantiene diálogo con todos los gobernadores de la coalición y con los diputados que les responden. “Es un tipo valorado y respetado por otras bancadas políticas. Conoce todos los temas. Y eso hay que ponerlo en valor”, aseguró un diputado del interior que responde a un gobernador del PJ. La continuidad de Martinez al frente del bloque es otro de los temas presentes en las conversaciones peronistas. “Primero la unidad, después vemos”, fue la sentencia que salió del entorno de CFK.
La semana que viene Mayans definirá si convoca a la sede partidaria a los gobernadores de la coalición, con el objetivo de discutir una postura unificada frente al tratamiento del Presupuesto 2026 y las reformas de fondo que impulsa el gobierno libertario. Es consciente de la necesidad de mantener activo el PJ para hilar voluntades. Pero sabe también que tiene que dar un paso más: tender puentes con Kicillof para que haya delegados del Gobernador en las próximas reuniones en Matheu 130. Gobierna la provincia más poblada del país y no tiene representantes en la mesa principal del partido.
Gerardo Zamora y Sergio Ziliotto han logrado una relación distante, pero buena con el gobierno nacional. Axel Kicillof, Gildo Insfrán, Ricardo Quintela y Gustavo Melella, no tienen diálogo con el Gobierno, donde los acusan de golpistas y de poner trabas a la gestión en forma sistemática.
Massa es uno de los dirigentes que baja con más potencia la necesidad de la unidad. Les pidió a los suyos contribuir en la sanción del Presupuesto, la ley fiscal impositiva y el endeudamiento enviado por el gobierno de Kicillof a la Legislatura bonaerense. Entiende que el peronismo tiene que cerrar el año lo más alejado posible de las escaramuzas de la interna y cambiar la hoja del calendario para barajar y dar de nuevo. “Hay que cerrar el año en paz”, repite en sus oficinas.
“Al final del día, el peronismo va a encontrar una forma de ordenarse. Es un sistema de poder y un partido que busca el poder para sostener los cambios”, le suele decir a los interlocutores políticos que lo visitan todas las semanas. En La Plata valoran su apoyo sin restricciones de este tiempo. “Sergio está ayudando, está jugando bien”, sostienen. No sucede lo mismo con La Cámpora. En el kicillofismo desconfían del acompañamiento de los legisladores cristinistas para aprobar el endeudamiento. “No sacaron ese dictamen. Corren el arco todo el tiempo. Después pretenden responsabilizar a la oposición o al gobierno provincial por no negociar”, indicaron en el entorno de Kicillof.Cristina Kirchner ha dado algunos gestos de unidad elocuentes. El más significativo de los últimos días fue su encuentro con el riojano Ricardo Quintela, que el año pasado desafió su liderazgo y la llevó a una interna - fallida - en el PJ Nacional. La foto en el departamento donde cumple la prisión domiciliaria es una señal del camino que cree que hay que seguir.

