13 de noviembre de 2025
La postura de Boca Juniors sobre la posible continuidad de Claudio Úbeda como entrenador en 2026

La mano derecha de Miguel Russo tiene el respaldo de la dirigencia y el plantel. ¿Puede ser el DT para buscar la próxima Libertadores?
Los objetivos de Russo en su arribo a Boca estaban claros: 1) depurar el vestuario; 2) ser competitivo en el Mundial de Clubes; 3) clasificarse a la Libertadores; 4) ganarle el Superclásico a River; y 5) ganar el Clausura. A esta altura, con el desenlace del torneo todavía abierto, puede sacarse como conclusión que la única mancha del ciclo es el empate con Auckland City que empañó las actuaciones contra Benfica y Bayern Múnich, más allá de que el Xeneize no tendría chances de pasar de ronda por el resultado ajeno. Miguelo registró un récord negativo de partidos sin ganar en el arranque de su mandato, pero de a poco fue ordenando la estantería (incluso hasta sus últimos días en funciones).
Una muestra gratis del respaldo que tiene Úbeda en el Boca Predio es el efusivo abrazo que Leandro Paredes le dio una vez que concluyó el Superclásico contra River en la Bombonera. “¡Vamos Claudio! ¡Vamos la puta madre!”, fue la exclamación del campeón del mundo, que no le había podido ganar al Millonario en los dos cotejos oficiales que había disputado antes de dar el salto a Europa cuando recién arrancaba en Primera. Ese gesto fue toda una demostración de banca.
Juan Román Riquelme y Marcelo Delgado, inmediatamente después de la partida física de Russo, decidieron ratificar en el cargo a su cuerpo técnico al menos hasta fin de año e independientemente de lo que ocurriera con los resultados de Boca. El equipo todavía estaba lejos de sellar su boleto para la Libertadores, objetivo que se había esfumado tras la eliminación en Copa Argentina. Hoy la historia es otra y el Xeneize está revitalizado de cara a los octavos de final de un certamen en el que exhibió credenciales de candidato.


