13 de noviembre de 2025
Un hombre deberá pagarle una indemnización por “daño moral” a su hijo de 9 años por no haberlo querido reconocer

Recién una vez que fue denunciado, con el niño ya de 6 años, intentó darle su apellido. La pericia psicológica comprobó que el menor sufrió “debilidad emocional, dolor interno y desvalorización personal, trayendo consecuencias en el vínculo con el mundo exterior”
Tal como relató la madre del niño, en 2016 mantuvo una relación de poco tiempo con D.A.P., quien se había peleado con quien era su pareja. Luego, el hombre volvió a restablecer su vínculo afectivo preexistente, sin saber que su amante estaba embarazada.
D.A.P. conoció a su hijo apenas nació y volvió a verlo varias veces a lo largo de los años, pero nunca quiso reconocerlo legalmente ni darle su apellido. Recién a principios de 2023, tras haber sido denunciado por la madre del chico, se presentó en el Registro Civil y Capacidad de las personas para asumir su responsabilidad. El niño ya tenía 6 años.
En aquel momento, para atender las necesidades urgentes del niño, el juez Claudio Daniel Gómez fijó alimentos provisorios a cargo del demandado.
Al acoger la demanda, el magistrado explicó que el daño moral deviene de la negativa o falta del derecho a la identidad, específicamente configurado por la falta de derecho de uso del nombre y por la falta de ubicación en una familia determinada.
El magistrado afirmó que “el daño moral se produce por la conducta antijurídica de quien se ha negado al reconocimiento de su paternidad, ya que la falta de un verdadero emplazamiento biológico y familiar ocasiona en el accionante, desde su nacimiento, un sentimiento de rechazo de quien lo tendría que haber cobijado, no por una cuestión de amor y afecto, que a muchos no se les puede exigir, sino tan solo por una cuestión de sangre, cuestión menor a aquella, pero no carente de importancia al efecto”.
Fueron varios los testigos que describieron las consecuencias psicológicas sufridas por el niño a causa de la falta de reconocimiento por parte de su padre. Distintos testimonios lo han considerado como un niño “sumiso”, “reprimido” “retraído” y “muy cerrado”. Una de las mujeres citadas por el tribunal incluso reveló que el chico también fue objeto de burlas en el colegio: “La pasó mal, se le reían, siempre volvía llorando”.
“Durante su crecimiento, el rechazo de la función paterna ha generado en F. B. P. debilidad emocional, dolor interno y desvalorización personal, trayendo consecuencias en el vínculo con el mundo exterior”, agregó la psicóloga convocada por la Justicia.


