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5 de noviembre de 2025

El cometa 3I/ATLAS reapareció tras su paso por el Sol y los astrónomos lograron fotografiarlo

El objeto interestelar volvió a ser visible y la NASA prepara dispositivos para seguirlo de cerca hasta su acercamiento en diciembre

>Cuando los telescopios del hemisferio norte captaron una débil mancha azulada sobre el horizonte, los astrónomos comprendieron que estaban presenciando algo extraordinario. Era el Recientemente, volvió a ser visible después de cruzar detrás del Sol. Su reaparición marcó un nuevo capítulo en una historia que combina precisión científica y asombro, porque este viajero de otro sistema estelar no solo sobrevive a su encuentro con nuestra estrella, sino que parece desafiar las reglas conocidas de la física.

Qicheng Zhang, investigador del Observatorio Lowell en Arizona, fue el primero en fotografiarlo con el potente telescopio Discovery. También logró hacerlo visible con un pequeño instrumento personal, lo que confirmó que el visitante podía ser detectado incluso por aficionados. “Todo lo que necesitas es un cielo despejado y un horizonte oriental muy bajo. No se verá muy impresionante, es solo una mancha, pero será una mancha cada vez más visible en los próximos días”, explicó Zhang.

En esa sencilla descripción se condensó la emoción de la comunidad astronómica: el primer registro óptico del 3I/ATLAS después de su paso por detrás del Sol, el 31 de octubre, justo en la noche de Halloween.

Los astrónomos sabían que este no era un cometa cualquiera. El 3I/ATLAS es apenas el tercer objeto interestelar identificado en la historia, después de 1I/‘Su nombre es una abreviatura del telescopio que lo descubrió el 1 de julio en Chile: Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System. Desde entonces, su comportamiento desconcertó a todos los observadores, por su velocidad, su brillo y una trayectoria tan recta que parecía dibujada con regla.

Según los cálculos de la Durante ese momento crítico, el cometa se ocultó detrás del Sol desde la perspectiva terrestre, pero los investigadores siguieron su rastro mediante telescopios espaciales y cálculos orbitales. Apenas reapareció, el telescopio Lowell Discovery fue uno de los pocos lo bastante potentes y flexibles como para apuntar tan bajo en el horizonte y captar la débil luz del cometa. Zhang también notó que el objeto mostraba un tono claramente más azul que el Sol, una rareza que encendió las alarmas en la comunidad científica. Su colega y coautor publicó un análisis que sugería que el 3I/ATLAS experimentó un incremento de brillo antes del perihelio, compatible con emisiones de gas que contribuían a su resplandor visible.

Su viaje también incluyó una visita cercana a Marte, el 3 de octubre, cuando pasó a apenas 28 millones de kilómetros del planeta rojo. A fines de diciembre alcanzará su punto más próximo a la Tierra, a 270 millones de kilómetros, y en marzo de 2026 se acercará a Júpiter antes de perderse en la oscuridad interestelar. Aunque su ruta lo acerca relativamente a nosotros, la NASA descartó cualquier riesgo: el cometa no representa amenaza alguna para la Tierra. Pero sí ofrece algo aún más valioso: la posibilidad de observar un fragmento de otro sistema solar en tiempo real.

Los astrónomos creen que el 3I/ATLAS se formó hace unos 10.000 millones de años, mucho antes del nacimiento de nuestro Sol, en las regiones más antiguas de la Vía Láctea.

Sin embargo, la emoción científica se transformó en desconcierto cuando comenzaron a llegar los primeros análisis detallados. El profesor Pero lo que más sorprendió a los investigadores fue el color. “Además, el color del objeto es azul, más azul que el Sol, y eso es muy sorprendente porque normalmente, cuando hay polvo alrededor de un objeto, debería volverse rojo”, dijo Loeb.

El objeto debería ser mucho más frío que el Sol, por lo tanto, más rojo que el Sol; sin embargo, los datos muestran que es más azul que el Sol, lo que significa una temperatura muy alta… ¿Por qué sería más azul que el Sol?”, se preguntó el astrónomo. Loeb reconoció que el comportamiento térmico del cometa “parece aún más extraño de lo que pensaba” y que aún no existe una explicación clara.

El misterio se profundizó con la detección de una “anti-cola”, un chorro de gas y polvo dirigido hacia el Sol, en lugar de alejarse de él. Ese fenómeno, observado por el Telescopio Óptico Nórdico de España, fue seguido poco después por la aparición de una cola convencional, en dirección opuesta. Loeb propuso una interpretación provocadora: “Si el objeto es una nave espacial alienígena que está desacelerando, entonces la anti-cola sería evidencia de una maniobra de ‘empuje de frenado’, que naturalmente cambiaría a una cola una vez completado el proceso de desaceleración”.

La antigüedad del objeto refuerza el interés. Si efectivamente proviene del disco grueso de la galaxia, donde se encuentran las estrellas más viejas, su estructura ofrece una ventana directa al pasado de la Vía Láctea. Los científicos comparan su composición con la de los cuerpos del Sistema Solar para entender cómo se diferenciaron los procesos químicos de formación. Los primeros resultados indican un exceso de dióxido de carbono frente al agua, una proporción inusual que sugiere un origen en ambientes extremadamente fríos o en condiciones químicas muy distintas.

Las coincidencias orbitales tampoco pasaron desapercibidas. Su paso cercano a Marte y la precisión de su trayectoria en relación con Júpiter llamaron la atención del NOIRLab, que calificó la alineación como un “ajuste extraordinario de la trayectoria”. No por peligro, sino por lo improbable de su exactitud. Por eso, la Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN) incorporó al 3I/ATLAS en su lista de objetos prioritarios. “Si bien no representa una amenaza, el cometa 3I/ATLAS ofrece una gran oportunidad para que la comunidad del IAWN realice un ejercicio de observación debido a su prolongada visibilidad desde la Tierra y su alto interés para la comunidad científica”, señaló la organización.

Esto significa que el Sol ha estado bloqueando la vista del cometa (desde la Tierra ). El cometa es el tercer objeto interestelar (de ahí el “3I”) que hemos detectado volando a través de nuestro Sistema Solar.

Las investigaciones han demostrado que el cometa tiene más dióxido de carbono en sus capas exteriores que el que se ha visto en la mayoría de los cometas de nuestro Sistema Solar. También tiene una mayor proporción de níquel con respecto a otros elementos que la que se ha visto en los cometas locales.

Y citó: “Como dijo el astrónomo Carl Sagan (al reformular un principio del matemático francés Pierre-Simon Laplace ), ‘las afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias’. Es cierto que todavía no podemos explicar completamente cada detalle del cometa, pero no saberlo todo no es evidencia de extraterrestres”.

Y concluyó: “Hay mucho que no sabemos sobre el cometa 3I/ATLAS y sobre el universo. No sería muy divertido ser astrónomo si ya lo supiéramos todo. Pero cuando hay algo desconocido, a los humanos nos gusta llenar ese vacío. Para los misterios de la astronomía, el vacío tiende a llenarse con extraterrestres. Sin embargo, no conocer todas las respuestas no es prueba de extraterrestres. Solo significa que tenemos trabajo por hacer”.

Mientras se aleja del Sol, el 3I/ATLAS vuelve a ser visible desde la Tierra. En diciembre alcanzará su máxima aproximación a nuestro planeta y los telescopios del mundo apuntarán hacia él. La NASA desarrolló una herramienta interactiva, Eyes on the Solar System, que permite seguir su recorrido en tiempo real, mientras que el sitio The Sky Live ofrece mapas actualizados con su posición exacta.

Quizás dentro de unos meses, cuando el cometa se pierda más allá de Júpiter, las respuestas comiencen a llegar. Por ahora, el 3I/ATLAS continúa su travesía imposible, recordando que el universo todavía guarda secretos capaces de desafiar la lógica humana y de encender, una vez más, el asombro que impulsa toda mirada al cielo.

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