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29 de septiembre de 2025

Después del anuncio del apoyo financiero de EEUU: claves para entender cómo seguirá la macroeconomía argentina

Economistas locales y del exterior evaluaron el alcance del auxilio norteamericano y las perspectivas hasta las elecciones de octubre. Para la política económica, noviembre se convirtió en el largo plazo

>El apoyo de EEUU al gobierno de Javier Milei le dio aire a una gestión que parecía al borde del abismo, pero la política económica tiene todavía un difícil camino por recorrer, cuya próxima estación es la elección del 26 de octubre.

Se cortó la sensación de Puerta 12, que era exagerada. La Argentina vivió situaciones así en momentos en que tenía déficits fiscales y en cuenta corriente, eso ahora no ocurre, pero un gobierno débil en el Parlamento, un mal resultado electoral y derrotas en el Congreso dieron la sensación de que se acababa la gobernabilidad. No se sabía cómo seguía la película, por la dificultad de defender un sistema de bandas con pocas reservas. Brasil tuvo un problema el año pasado, pero con reservas para defenderse. Aquí el problema era el rollover de deuda: el gobierno venía pagando con reservas que el BCRA no podía reponer”, explicó María Castiglioni, directora de C&T Asesores Económicos.

El título del informe de Invecq sobre lo que pasó y lo que sigue es revelador: “Estabilidad prestada: apoyo de EEUU y liquidación del agro”.

De las alternativas de ayuda que esbozó EEUU (swap por USD 20.000 millones, compra de bonos argentinos, impulso a inversiones privadas y crédito vía Fondo de Estabilización Cambiaria del Tesoro), las primeras serían de aplicación inmediata y solo la última requeriría aprobación legislativa. Ahora, observó Invecq, la reciente baja de tasas “de sostenerse, podría revitalizar el crédito, motor clave de la recuperación desde 2024”, atascada en los últimos meses.

La consultora considera “inevitable” modificar la política cambiaria.

Invecq estimó necesidades de financiamiento cercanas a USD 35.000 millones hacia 2026, sin incluir la meta con el FMI. El apoyo de EEUU y los dólares del agro, concluyó, estabilizaron el mercado, pero si el gobierno se limita a contener la coyuntura ese efecto “se agotará pronto: la verdadera oportunidad está en transformar este respiro para rediseñar el esquema cambiario”.

La evaluación de LCG sobre lo sucedido fue que la principal potencia del mundo “vino a socorrernos de una paliza” y detrás de escena “hubo esencialmente un tirón de orejas para que el gobierno encauce una dinámica política completamente extraviada, retomando el diálogo con el Congreso y los gobernadores, para intentar que el péndulo se mueva en un arco más acotado y previsible”.

El apoyo de EEUU, dijo la consultora, “permitió cambiar de aire luego de varios días angustiantes”. Es una oportunidad, observó, para “tomar nota de sugerencias de cambios en las estrategia cambiaria y política”.

“Creemos que un dólar por debajo de $1.400 estimulará la demanda, porque estará la percepción de que está barato, en tanto seguirá lejos de un nivel que ya tocó: el del techo de la banda. Si a eso sumamos la clásica cobertura pre-electoral, no hay dudas que habrá presión alcista”, estimó la consultora, çitando los “tirones de oreja” sobre la política cambiaria que propinaron Según LCG el gobierno tiene tres opciones hasta las elecciones:

    La primera opción sería “muy mala” y la segunda parecería “la mejor”, aunque -especula LCG- el BCRA podría dejar correr los días con un dólar más bajo hasta el cierre de septiembre, “para mejorar la rentabilidad de su posición vendida en futuros, pero ya comenzado octubre debería apuntar a eso”. Para la consultora, “eliminar las bandas con semejante soporte del Tesoro de EEUU no sería un salto al vacío ni mucho menos”. Y de las tasas estima que ya se vio “un piso”, pues serán la herramienta para el manejo cambiario “en ausencia de los dólares del agro”.

    La coincidencia de los analistas sobre el descuido de reservas en que incurrió el gobierno está bien reflejada en un gráfico de la consultora Empiria, del exministro Hernán Lacunza que a partir de datos de países latinoamericanos muestra la relación negativa entre volumen de reservas (en relación al PBI) y nivel de riesgo país. Allí se observa con claridad que cuanto menor son las reservas mayor es el riesgo país. La se hace más estrecha para un país que, como la Argentina, incurrió en tres defaults en lo que va del siglo y al que le piden “mostrar billetera”.

    Con todo, la conclusión del análisis de LCG es básicamente política. ”Al perder la confianza de aliados en el Congreso y en las provincias, el gobierno quedó solo, pedaleando sin tracción en momentos de estancamiento económico y pérdida de legitimidad social. Así iba a ser difícil no sólo la recuperación económica sino también avanzar con una agenda reformista todavía pendiente. Todo indica que EEUU exigió ordenar este asunto. Será difícil que se encare antes de las elecciones, donde se suelen jugar estrategias de contrastes, pero será un principio rector desde el 27 de octubre”.

    Más focalizado en el mercado, Adcap Grupo Financiero definió el apoyo de EEUU como “un cambio de juego”. Con Washington considerando a la Argentina “sistémicamente importante”, observó, “el mercado debería volver a un sesgo alcista u optimista, pues los inversores asignarán mayores probabilidades de que el país recupere acceso al mercado. Como resultado, recomendamos extender la duración en bonos hard dollar como el Global 2035, para el cual esperamos un retorno del 31-39% hasta fin de año, superando al 2030 en 14-19%”.

    Desde el exterior, Thomas Haugaard, del fondo de inversión Janus Henderson, señaló en cambio que el contexto “sigue siendo frágil: el apoyo de EEUU calmó a los mercados, pero no resuelve los problemas estructurales. La raíz de la crisis está en la sobrevaluación del peso y en el bajo nivel de reservas internacionales. Un tipo de cambio más flexible después de las elecciones parece inevitable”.

    En igual sentido se manifestó Paul Krugman, severo crítico de Donald Trump, quien consideró inútil el apoyo financiero de EEUU si la Argentina sigue aplicando una política cambiaria que comparó con las “tablitas” que a fines de los 70s y principios de los 80s aplicaron las dictaduras argentina y chilena y llevaron a severas crisis económicas.También desde el exterior, The Economist dijo que si bien los dólares de EEUU ayudan al peso, “las perspectivas políticas de Milei están lejos de haber sido aseguradas; sus oponentes huelen sangre”.

    También Financial Times, otro medio de referencia en los círculos del poder global, consideró en un editorial que el apoyo de EEUU es solo un parche “temporal” a los problemas de la gestión económica de Milei. Citó que, según Barclays, la Argentina debe afrontar USD 44.000 millones en pagos de deuda hasta fines de 2027, pero cuenta con reservas netas de solo USD 6.000 millones. El auxilio de EEUU rompió la espiral negativa previa, “pero una devaluación del peso luce crecientemente inevitable”. La moneda argentina, subrayó el FT citando datos de Capital Economics, “necesita depreciarse cerca de 30% para restaurar la competividad de la Argentina y reconstruir sus reservas”. Y concluyó: “Milei necesita un buen resultado en las elecciones de octubre para guiar el peso a un debilitamiento gradual; la alternativa es una caída desordenada”.

    Demian Reidel, presidente de Nucleoeléctrica Argentina SA (NASA), amigo y asesor de Milei, le respondió a Brooks que, a diferencia de otras veces, esta es la primera en que el gobierno “está poniendo la situación fiscal en orden; no es la misma película”.

    Lo que llevó a la situación de crisis previa al apoyo de EEUU, reseñó, “fue que se frenó la expectativa de recuperación: las peleas políticas con los aliados influyeron y se terminó minando la credibilidad”.

    La reducción de la meta de superávit fiscal, del 2,2% fijado en el acuerdo con el FMI al 1,5% del proyecto de presupuesto oficial es un paso creíble: “2,2% era demasiado”. Según Castiglioni, los traspiés de los últimos meses fueron de naturaleza política, “por eso es clave recuperar el diálogo y acercar a las provincias”.

    En cualquier caso, concluyó la analista, no debe olvidarse que Argentina viene de gestiones kirchneristas que, con cepo, registraron una caída de USD 23.000 millones en las reservas, dejaron una deuda comercial impaga de más de USD 40.000 millones y llenaron de “letras intransferibles” el BCRA, como detalló en un informe C&T (ver arriba).

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