Jueves 25 de Septiembre de 2025

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25 de septiembre de 2025

El oxígeno terrestre genera ‘cicatrices’ en la Luna y crea manchas de óxido, según un estudio

Un experimento internacional publicado en Nature comprobó que partículas de este gas reaccionan con los minerales lunares, cubriendo la superficie del satélite natural terrestre con hematites

>La comunidad científica confirmó que la Según el análisis publicado en la revista Nature, se identificaron cómo las interacciones entre De acuerdo con el trabajo, tanto la Tierra como la Luna suelen permanecer inmersas en un flujo permanente de partículas cargadas que provienen del Sol. Pero durante unos cinco días cada mes, la Tierra se interpone entre el Sol y la Luna y bloquea el paso de la mayoría de estas partículas solares.

En ese intervalo, la superficie lunar recibe principalmente iones que antes formaron parte de la atmósfera terrestre y escaparon al espacio exterior por medio de un fenómeno designado como “viento terrestre”.

El viento terrestre contiene iones de hidrógeno, oxígeno y nitrógeno. Cuando estas partículas chocan con la superficie lunar, se incorporan a las capas superficiales del suelo y favorecen la aparición de reacciones químicas, algunas inéditas hasta ahora en cuerpos celestes distintos de la Tierra.

No obstante, en la Luna ni el agua líquida ni el oxígeno existen en cantidades naturales, lo que llevó a los científicos a preguntarse de dónde proviene este componente clave. Según la propuesta original de los investigadores del Chandrayaan-1, el oxígeno podría haber llegado por medio del viento terrestre, una hipótesis que los experimentos recientes intentan resolver.

Los investigadores reprodujeron en el laboratorio las condiciones del viento terrestre. Utilizaron aceleradores para lanzar iones de hidrógeno y oxígeno con altas energías contra cristales de minerales ferruginosos que abundan en la superficie lunar.

De acuerdo con este hallazgo, el satélite no solo refleja la historia de su propio desarrollo geológico, sino también la de su planeta vecino, ya que amplía la comprensión sobre cómo la interacción entre la atmósfera de la Tierra y los materiales lunares genera fenómenos que hasta ahora solo se creían posibles en entornos con agua y aire disponibles.

La investigación coincide con otras observaciones recientes que refuerzan la complejidad de la relación Tierra-Luna. Por ejemplo, los blísteres o zonas anómalas profundas en el manto terrestre, resultado de antiguas colisiones cósmicas, también evidencian cómo ambos cuerpos han mantenido una evolución conjunta.

Según los investigadores, el registro mineral que ofrece el satélite puede aportar información valiosa sobre los procesos de intercambio entre planetas y cuerpos celestes próximos. La Luna actúa como un archivo natural de los eventos geológicos y atmosféricos que marcaron la dinámica del sistema Tierra-Luna a lo largo de millones de años.

Estas acciones contribuirán a precisar el papel que juega el viento terrestre en la evolución del satélite y, con ello, ofrecer datos sobre los procesos de intercambio químico en otros cuerpos del sistema solar.

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