4 de septiembre de 2025
Merz intenta evitar que la pelea por el presupuesto detone el Gobierno en Alemania
Tras semanas de enfrentamientos, el canciller y sus socios del SPD escenificaron unidad, pero persisten diferencias sobre recortes sociales, nuevas deudas y la forma de sostener las promesas de gasto en defensa e infraestructura
Las diferencias se hicieron visibles en torno a los ingresos fiscales. Klingbeil planteó la posibilidad de aumentar los impuestos a los tramos más altos, una medida que Merz rechazó de inmediato. El debate refleja la tensión sobre cómo cubrir un déficit que, según las proyecciones oficiales, alcanzará los 30.000 millones de euros en 2027.
El voto parlamentario fue contundente: 512 a favor, 206 en contra. El detalle: lo hicieron en el Bundestag saliente para evitar el boicot de la AfD y Die Linke, que desde el próximo ciclo tendrían poder de bloqueo. Todo esto mientras el reloj corría—el nuevo Bundestag asumía en marzo y el margen se cerraba rápido.
El contexto político añade presión. La ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) gana terreno en las encuestas y se consolida como un factor de inestabilidad. El propio canciller asumió el cargo con una mayoría muy ajustada en el Bundestag —325 votos, apenas nueve por encima del mínimo requerido de 316, según The Guardian. Esa estrecha base parlamentaria vuelve más vulnerables a la coalición los desacuerdos internos y limita su margen de maniobra.
En ese marco, el choque sobre el presupuesto pasó de ser discusión técnica a batalla simbólica: Merz necesita mostrar que no destruye el Estado de bienestar, y el SPD exige garantías para la clase media y baja. Klingbeil y Bas abrazan esa narrativa moderada, aunque cada uno la empaqueta a su gusto.En la conferencia, Merz aseguró que espera un “rápido acuerdo” dentro de la coalición para nominar a un nuevo juez del Tribunal Constitucional y que la votación pueda realizarse “pronto”. La declaración buscó transmitir que, al menos en este punto, el gobierno mantiene capacidad de entendimiento tras semanas de tensiones.
Alemania avanza con un gobierno que camina sobre terreno inestable, donde cada compromiso se vuelve provisional y cada promesa fiscal depende de equilibrios frágiles. Merz asegura que habrá un acuerdo “dentro del año”. El tiempo dirá si la coalición logra transformar esa expectativa en una ruta clara antes de que el déficit se imponga como única verdad.