3 de septiembre de 2025
3I/ATLAS y su paso por el sistema solar: cómo este cometa podría cambiar lo conocido sobre el universo

Con más de 7.000 millones de años, este cometa interestelar es anterior al Sol y será estudiado en diciembre de 2025 por sondas de la NASA y la ESA. Su estudio podría revelar pistas inéditas sobre la historia temprana de la galaxia
Gracias a su antigüedad, 3I/ATLAS es mucho más que una “bola de hielo sucia” viajando por el espacio. Es, en palabras de los científicos citados por Space, un “refrigerador milenario” cargado de información sobre los primeros días de la galaxia. Descifrarlo podría ayudar a entender cómo se formaron los planetas, incluidas la Tierra y tantos otros sistemas por descubrir.
Ver este cometa desde la Tierra no será posible cuando pase cerca del Sol: estará completamente oculto desde nuestra perspectiva. Ni los potentes telescopios espaciales, como el James Webb o el Hubble, podrán espiar los secretos de 3I/ATLAS. La tarea quedará en manos de distintas naves espaciales repartidas por el sistema solar, en una carrera científica contra el tiempo.Entre las mejor posicionadas se cuentan la sonda Psyche de la NASA y JUICE de la Agencia Espacial Europea, además de varios orbitadores que estudian Marte: Mars Reconnaissance Orbiter, Tianwen-1 y Hope. Estas naves estarán mucho más cerca del cometa que la propia Tierra —algunas hasta a solo 29 millones de kilómetros, frente a los 269 millones que nos separarán de él en diciembre de 2025— y contarán con la perspectiva y los instrumentos necesarios para estudiar su composición. Otras misiones, como el Solar and Heliospheric Observatory (SOHO), Parker Solar Probe y PUNCH, también seguirán al cometa mientras pase cerca del Sol, aunque a mayor distancia y con menor detalle.La llegada de un cometa interestelar es un acontecimiento extraordinario. Detectarlos a tiempo permite prepararse para su observación con la mayor cantidad de tecnología posible, multiplica el conocimiento que podemos obtener y abre la puerta a descubrimientos que, de otra manera, serían imposibles, señalaron expertos a Space.Detectar y estudiar cometas como 3I/ATLAS puede servir, en un futuro, para comprender mejor los procesos que dieron origen a nuestro sistema solar, prever posibles amenazas y, incluso, perfeccionar los métodos para explorar asteroides o cometas en misiones tripuladas.
La mayoría de los objetos del sistema solar nacieron hace unos 4.600 millones de años, pero este cometa es, probablemente, aún más antiguo, según estimaciones recogidas por Space.
No solo existe la posibilidad de que deje fragmentos tras de sí —lo que permitiría estudiar su composición incluso después de marcharse—, sino que también podrían registrarse lluvias de meteoros o trozos más grandes cruzando las órbitas de Marte y la Tierra.Mientras las naves espaciales recopilan datos y los científicos observan atentos, este cometa nos recuerda lo inmenso y sorprendente que es el universo. Nos invita a mirar con humildad, a seguir preguntándonos sobre nuestros orígenes y a no dejar pasar la oportunidad de aprender de lo inesperado. Puede que este visitante no regrese jamás, pero su paso quedará como una señal de todo lo que aún queda por descubrir.