2 de septiembre de 2025
Cristina Kirchner saludó a la militancia que se concentró frente a su casa a tres años del intento de magnicidio
La ex presidenta que cumple con la prisión domiciliaria salió al balcón para agradecer a un grupo de militantes que se manifestaron en San José 1.111 durante este lunes
En su breve aparición, CFK saludó con las manos, sonrió y agradeció los cánticos, mientras algunos d elos presentes levantaban banderas argentinas y se escuchaban cánticos en respaldo de la ex mandataria.
Todo esto se da en el marco que este lunes 1 de septiembre se cumplen tres años del intento de asesinato que sufrió la por entonces vicepresidenta. Aquel día, Fernando Sabag Montiel le apuntó con una pistola en la cabeza y gatilló. Los militantes, incrédulos ante la situación, lograron reducirlo y finalmente fue detenido. Alrededor de las 20:49 de aquel jueves, Cristina Fernández de Kirchner descendió de su auto oficial en la esquina de Juncal y Uruguay. Caminó rodeada de simpatizantes y custodia, firmó ejemplares de su libro Sinceramente, posó para fotos y mantuvo breves intercambios con la multitud.A las 20:52, un hombre logró abrirse paso entre la segunda fila de la multitud. Con determinación nerviosa, sacó una pistola Bersa, apuntó contra la cabeza de la vicepresidenta a centímetros de distancia y gatilló. El ruido seco del disparo —o, mejor dicho, de un disparo que nunca fue— no se transformó en sangre ni en muerte.El agresor, Fernando Sabag Montiel, fue reducido entre empujones y gritos por la propia multitud y la custodia federal completó el resguardo un instante después. Cristina se agachó, y aunque no terminó de comprender de inmediato la cercanía del arma, continuó algunos pasos más entre la gente antes de ingresar al edificio, como si la gravedad del acto estuviera suspendida en una neblina emocional y política imposible de descifrar al instante. “Cuando subí y la vi esa noche, llevaba un tapado celeste, largo, que Cristina siempre comentaba. Me dijo: ‘Ay, Mayra, que nos vimos esta tarde’. Y cuando la vi, no sabía si explotar de angustia y emoción o calmarme. Le dije: ‘Cristina, gracias a Dios que estás acá’. Ella me respondió que no se dio cuenta, que no vio lo que pasó, y después vio las imágenes. Ella estaba tranquila, sorprendida”.El dato judicial tardó solo unas horas en confirmarse: el arma que portaba Sabag Montiel —una Bersa .32 con cargador lleno— estaba apta para disparar pero no tenía la munición en la recámara. “Fue un momento tremendo, angustiante. El solo hecho de pensar que podría haber sucedido era algo que me nublaba. Y al día de hoy lo pienso y me nubla”, confiesa Mendoza.