21 de agosto de 2025
Francisco Comesaña, de ball boy en la Copa Davis a convocado para disputarla: “Siempre fue un sueño”

El marplatense logró meterse en la élite del tenis mundial en los últimos meses y fue sumado al equipo argentino por Javier Frana. En este mano a mano, repasa sus orígenes y se ilusiona con el futuro
Winston Salem es uno de los torneos que les sirve a los jugadores para ir adaptándose al calor, la humedad, la superficie y la competencia que les espera pocos días después en La Gran Manzana. Pero, para llegar a darle un mordisco tuvo que recorrer un camino que lo llevó por distintos escenarios, más rústicos, de torneos que se caían de los mapas, hoteles baratos y colectivos nocturnos, muy diferentes a los que pisa en la actualidad.
- ¡Sí! En Río Cuarto. ¡Con Migani, con Migani! (recuerda divertido mientras se ríe)
- ¡Uf! Nunca había llegado a una final y como que estaba muy lejos de todo. Sacaba uno o dos puntos en un torneo, pero muy lejos de lo que era final. Ahora cambió mucho. Creo que lo principal es la madurez. Si bien todas las experiencias, buenas y malas, me enseñaron qué se necesita para seguir creciendo, solo hubiera sido muy difícil. Creo que lo más importante es la gente que te rodea, te potencia o te tira para abajo. Y yo encontré un grupo que es como una familia, que me cuida y que quiere que esté bien. Eso hace que el día a día sea más llevadero. El tenis pasa a segundo plano cuando el ambiente es bueno. Entrenamos, mejoramos y todos crecemos.
- ¿Disfrutabas más aquellos momentos de los primeros torneos, de esas odiseas y aventuras?- Vos fuiste ball boy de Copa Davis, en la serie contra Italia, en Mar del Plata 2014, y hoy te llega la convocatoria para que seas parte del equipo. Eso debe tener un sabor especial.
- Siempre fue un sueño, de chico fui varias veces a ver la Davis. Ahora, con este nuevo reglamento, se perdió capaz un poco lo que era la Copa Davis de antes, pero yo era fanático y, la verdad, el público argentino transmite mucha energía al jugador. Y jugar la Davis, yo siempre fui muy argentino, fanático, y no sé yo cómo me voy a sentir adentro de la cancha, pero representar a mi país va a ser un orgullo.- Era inocente. Para mí, todos eran animales. Cuando me tocaba el cambio en la red, se suponía que no debíamos gritar… pero la gente te contagiaba y terminábamos saltando en la tribuna. Lo veía a Berlocq, que se rompía la camiseta, que pedía aliento, muy tribunero (se ríe). Ahora me va a tocar estar del otro lado, es muy loco. Yo creo que el apoyo que recibe un jugador argentino dentro de la cancha es muy alto, no hay países que canten como los argentinos. Entonces, en ese momento, pensaba “qué lindo que canten tu nombre, que canten por el país”. Ojalá tenga la posibilidad de vivirlo.
- Ya no sos el ball boy, durante un partido… ¿qué pasa por tu cabeza?- ¿Y con la comida? Acabo de almorzar ravioles con crema y queso parmesano. ¿Tu dieta te permite ese plato?
- ¡Uh! Me lo decías y se me hacía agua la boca… (mientras se pasa la mano, una vez más por la cabeza). Llevo casi 60 días fuera de la Argentina y a mí me gusta comer bien. Pero, cuando estás en competencia y vas ganando es pollo y arroz, arroz y pollo, alguna que otra pasta sin salsa, arroz, arroz (se ríe). Lo peor de ganar es seguir comiendo eso. Por eso, cuando tengo espacios entre torneos me doy algún gustito, como las milanesas. Ya llegaré a Argentina y mi mamá me preparará alguna milanesa, porque cuando voy a Mardel ella me espera con milanesas. Pero estoy disfrutando de todo lo que estoy viviendo, así que si tengo que comer pollo con arroz toda mi vida, lo comeré (y lanza otra carcajada).- ¿Qué música escuchás?- ¿Qué es lo que más te costó aprender en este camino?
- Y si mirás atrás… ¿qué no extrañás nada?
“En Cincinnati hizo mucho calor, acá la humedad te mata”, comenta Francisco, antes de despedirse. El Tiburón, como lo llaman por su afición al equipo marplatense de fútbol Aldosivi, es la nueva incorporación que tiene la Selección Argentina de Tenis para enfrentar a Países Bajos, a mediados de septiembre, y él va detrás de una ilusión a devorar su sueño.