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14 de abril de 2025

Marcela Cristini: “La política de Trump y la tensión con China ponen a Argentina en una encrucijada económica global”

La economista de FIEL analiza cómo las políticas proteccionistas de EE.UU. y las tensiones internacionales afectan las perspectivas económicas de Argentina, especialmente en un escenario global cada vez más incierto

>A través de las negociaciones por la ampliación del acuerdo de Frente a ese escenario, que no se corresponde con las — ¿Cómo caracteriza el escenario económico y geopolítico global en este momento? ¿Qué tendencias cree que marcarán los próximos meses?

Mientras que el cierre de los conflictos ruso-ucraniano o israelí-palestino (con sus repercusiones en el Golfo Pérsico) podían encauzarse a su tiempo en el marco de las instituciones multilaterales, la nueva política económica e internacional de los Estados Unidos parece buscar el debilitamiento de todo ese andamiaje institucional, creando además un nivel de creciente incertidumbre con consecuencias graves para el crecimiento mundial y, especialmente, para las economías en desarrollo, que son las más dependientes del nivel de actividad internacional.

Un aspecto que no me gustaría dejar de señalar es que la preocupación de los Estados Unidos en su competencia tecnológica con China tiene un reflejo exacto en el flujo bilateral de comercio. No solo los Estados Unidos tienen un elevado déficit comercial con China, sino que sus exportaciones principales hacia China se concentran en la agroindustria (50%), mientras que los envíos chinos a los EE.UU. se componen de productos tecnológicos como celulares, computadoras, maquinaria y equipo tecnológico, etc. (60%). Esto no significa que la iniciativa arancelaria del presidente Trump esté bien orientada para resolver el problema.

— ¿Qué riesgos o tensiones externas podrían tener mayor impacto sobre economías emergentes como Argentina?

Lamentablemente, en momentos de alta incertidumbre internacional, la teoría y la práctica económica nos han enseñado que los inversores y productores se detienen y esperan para la toma de decisiones en los mercados de bienes y servicios y buscan refugio en los activos seguros en el caso de los flujos financieros. (De paso, vale aclarar que, en el programa del presidente Trump, esos flujos y su influencia aparecen seriamente subvalorados).

Ambos aspectos limitan las transacciones del comercio internacional y las inversiones que amplían la capacidad productiva o permiten financiar los baches financieros en las economías en desarrollo.

El caso de Argentina es paradójico porque nuestro país sigue siendo relevante en el mundo con un ingreso per cápita medio alto, pero ha dejado de ser atractiva por mucho tiempo debido a sus fluctuaciones políticas y macroeconómicas. El nuevo escenario internacional nos toma en un momento en que se están haciendo los esfuerzos pertinentes para lograr la convergencia de la macro, pero cuando aún falta mucho para alcanzar la credibilidad necesaria frente a los inversores de todo tipo.

— ¿Qué efectos concretos podría tener para Argentina una nueva escalada proteccionista, como la suba de aranceles de importación que impulsa Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump?

En mi opinión, esa permanencia tiene solo fines recaudatorios, ya que el presidente de los Estados Unidos quiere financiar la baja de algunos impuestos a las empresas sin afectar sus anuncios sobre la contención del déficit fiscal.

En el caso argentino, debe notarse que el saldo de comercio ha sido históricamente favorable a los Estados Unidos. Solo en algunos meses del año pasado se registró un superávit leve debido a la fuerte contracción de la actividad local y de las importaciones en nuestro país.

También es interesante notar que ese flujo comercial estaba, de todos modos, destinado a cambiar, ya que un tercio del intercambio es petróleo y derivados argentinos hacia los Estados Unidos, y Por el lado de los Estados Unidos, ellos han declarado que buscarán aumentar su producción de petróleo y gas no convencional, y por el lado local, la producción de Vaca Muerta ya se observa en el aumento de las exportaciones argentinas de petróleo, junto con nuevas inversiones que también nos convertirían en exportadores de GNL.

Lo que tampoco se entiende del nuevo programa estadounidense es su desentendimiento aparente de la consolidada y aún creciente influencia de China en el comercio industrial de América Latina. Allí, los Estados Unidos corren un riesgo mayor en términos de sus exportaciones tecnológicas y de servicios y de sus inversiones en nuestra región al obligar a China a buscar nuevos mercados para sus productos.

— ¿Qué estrategia debería adoptar Argentina para mitigar los efectos de un endurecimiento comercial global?

El regreso al proteccionismo, al menos transitoriamente, obligará a extremar la urgencia para el establecimiento de negociaciones bilaterales entre el Mercosur y otros socios comerciales. Pero ello no está libre de dificultades, ya que, por ejemplo, en el caso del Acuerdo Mercosur-Unión Europea que ya podría transitar su etapa de aprobación (fue aprobado por la Comisión Europea en diciembre de 2024), varios países europeos han declarado su negativa a seguir adelante por diferencias de intereses en el caso de la agroindustria.

En el nuevo contexto, quizás China renueve su interés en un acuerdo (postergó su tratado con Uruguay para moverlo al nivel de Mercosur), pero también en ese caso se abre un capítulo incierto frente a posibles represalias de los Estados Unidos.

También tenemos oportunidades de importantes ampliaciones en petróleo, energía, minería y en servicios tecnológicos (otro aspecto del que el presidente Trump parece no haber tomado nota en cuanto a los riesgos de su propia primacía tecnológica frente al ataque hacia sus aliados históricos).

Y también podríamos recuperar parte de las exportaciones industriales si recomponemos la relación dentro del Mercosur y reconsideramos las alianzas comerciales con los países latinoamericanos del Pacífico y México.

Mientras que en 2008-10 los flujos del comercio intra-América Latina alcanzaban al 18%-20% de su comercio total, en la actualidad ese valor opera apenas por encima del 10%, y China fue el oferente que reemplazó ese abastecimiento.

— Más allá de la necesidad de recrear una estrategia externa de negociación, sus resultados solo serán satisfactorios si la Argentina continúa por el camino de la estabilización macroeconómica sobre bases sólidas y que se evalúen como permanentes, y esto último tomará tiempo.

El superávit fiscal, el ordenamiento monetario, la reducción de la inflación y el repunte de actividad y exportador son buenos logros en ese camino. La El Gobierno también ha operado adecuadamente en la eliminación rápida de las barreras burocráticas al comercio y deberá seguir avanzando en la eliminación de las retenciones sobre el núcleo de la agroindustria a la vez que consolida su comportamiento fiscal.

Pero la tarea más importante se da en el ámbito local y ciertamente hay mucho por hacer aún para mejorar la competitividad de largo plazo. Los problemas de las empresas pasan no solo por lo burocrático sino por los aspectos más centrales de la organización de la oferta laboral y la disponibilidad de financiamiento. Los costos laborales muy altos en relación con nuestros competidores y la profundidad del mercado financiero son dos temas, entre otros, que deberán abordarse con premura.

Como ya lo mencioné, creo que la Argentina estaba, como también le ha ocurrido en algunas ocasiones pasadas, en el camino de una recuperación de los mecanismos de mercado y de las condiciones macroeconómicas básicas para su funcionamiento normal, justo cuando aparece este nuevo shock. El shock es de tal magnitud para el mundo que habrá que transitar con prudencia, manteniendo los avances locales y evaluando la situación internacional.

Creo que sería oportuno insistir en nuestras propias fortalezas que, en el campo de las materias primas y los servicios, no requieren alineamientos internacionales y en el campo de nuestra industria manufacturera requieren buenas relaciones con los vecinos en la región, que en esta oportunidad están en nuestro mismo bote, dado el aparente poco interés de los Estados Unidos en una relación especial con América Latina.

— Para cerrar, ¿qué reflexión le merece este momento que vive Argentina, tanto por la coyuntura interna como por su inserción en el mundo?

En el plano externo, ya teníamos mucho por hacer debido a nuestro punto de partida de una economía cerrada al comercio y poco atractiva para los inversores directos. Ahora se suma la tarea de evaluar cotidianamente el escenario.

Fotos: Sebastián Pani

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