31 de marzo de 2025
La historia de Ricardo Caruso Lombardi: de técnico “saca puntos” a candidato a legislador porteño

El extrovertido entrenador es la cabeza de la lista del Movimiento de Integración y Desarrollo (MID), el espacio que lidera Oscar Zago, de cara a los comicios en la Ciudad de Buenos Aires del 18 de mayo
En más de tres décadas de carrera dirigió a más de una veintena de clubes, entre ellos Argentinos Juniors, Racing Club, Newell’s, San Lorenzo, Quilmes, Tigre, Sarmiento de Junín y Belgrano de Córdoba. Su especialidad era la permanencia: llegó con equipos complicados en la tabla, los estabilizó y, en muchos casos, logró evitar la pérdida de categoría. Esa especialidad se convirtió en marca registrada, al punto de que su nombre se convirtió en sinónimo de “técnico saca puntos”.
La carrera de Caruso está atravesada por numerosos episodios de tensión. En 2005, cuando dirigía a Tigre, protagonizó una escena recordada en la cancha de Huracán. Tras una derrota envuelta en polémicas arbitrales, explotó frente a las cámaras y, entre lágrimas, anunció que abandonaría la dirección técnica. No fue así.
En 2008, cuando no tenía club, fue convocado por un programa televisivo para dirigir por una semana a un equipo de la Primera D en un clásico barrial. Aceptó el reto y logró una victoria por 3 a 0, mientras las cámaras documentaban su estilo de conducción. Poco después, recibió la recomendación de Diego Maradona para asumir en Argentinos Juniors.Su ciclo en San Lorenzo en 2012 quedó marcado por una escena que traspasó lo futbolístico: tras una entrevista en un canal deportivo, fue abordado por Fabián García, ex ayudante de Leonardo Madelón, y ambos se trenzaron en una pelea callejera, registrada por las cámaras. El episodio incluyó manotazos, insultos, un policía tratando de separarlos y una frase que quedó en la memoria popular: “¡No me midas!”.
El camino de Caruso Lombardi excede lo deportivo. Su figura se construyó en la combinación de resultados, declaraciones controversiales y presencia mediática. En más de una ocasión, se vio envuelto en conflictos con jugadores, dirigentes o colegas. En 2010, discutió con Omar Asad en plena cancha tras una derrota ante Godoy Cruz. En 2013, enfrentó a Diego Placente cuando dirigía a Argentinos. En 2016, protagonizó un altercado con hinchas de Sarmiento en una estación de servicio.A fines de 2022, Ricardo Caruso Lombardi enfrentó uno de los momentos más difíciles de su vida. Un persistente dolor de cabeza lo llevó a realizarse una tomografía, y el resultado fue inesperado: los estudios detectaron un tumor cerebral de tres centímetros. La lesión, que no se encontraba en la zona donde experimentaba dolor, fue descubierta de forma fortuita, aunque su preocupación tenía un trasfondo personal: su padre había sufrido un aneurisma a los 60 años, y el técnico, por entonces de 61, decidió consultar.El 28 de enero de 2023 fue intervenido quirúrgicamente para extirpar el tumor, en una operación que duró seis horas. Permaneció varios días en terapia intensiva y luego inició un proceso de recuperación paulatina. Antes de esa fecha, había postergado la cirugía por temor y hasta atravesó una pancreatitis que le impidió alimentarse con normalidad durante cinco días.
Tras superar la intervención, su mirada sobre la vida cambió. “Antes me molestaba con alguna decisión del VAR. Ahora pienso en que se quejen los presidentes de los clubes. Si un día tengo que hacer cinco cosas en el día y no puedo hacer dos, las hago al día siguiente”, reflexionó. En su análisis, el estrés acumulado durante años peleando descensos le pasó factura cuando su cuerpo por fin se detuvo. “No me cabe duda de que todo lo que sufrí me empezó a pasar factura”, afirmó.
Su última experiencia como entrenador fue en Miramar Misiones, un equipo del ascenso uruguayo, donde apenas dirigió algunos partidos antes de alejarse nuevamente del banco. Desde entonces, su actividad se concentró en los medios, en debates televisivos y, más recientemente, en la militancia política.La candidatura de Caruso Lombardi no es un caso aislado: responde a una tendencia cada vez más frecuente de figuras del deporte y el espectáculo que incursionan en la política.