25 de marzo de 2025
Advierten que los ríos glaciares se están volviendo verdes por el calentamiento global

Un estudio analizó 164 ríos de montaña y alertó sobre la desaparición de microorganismos esenciales que purifican el agua. La pérdida de hielo altera los ecosistemas microbianos en las zonas más frías del planeta
Hasta ahora, ningún estudio había descrito cómo sería este cambio desde el punto de vista de los microorganismos que habitan esos ambientes. Este nuevo trabajo, publicado en Nature Communications, completa ese vacío: permite asomarse a lo que puede pasar en esos arroyos de acá a fin de siglo.
El equipo liderado por Massimo Bourquin, quien fue doctorando en la EPFL y ahora es experto técnico en microbiomas, trabajó con muestras de agua tomadas en 164 arroyos glaciares repartidos por el mundo.“Reconstruimos y analizamos datos genéticos, y después los cruzamos con variables del clima, del entorno y de los propios glaciares para armar modelos predictivos”, contó Bourquin. Además de estudiar cada bacteria por separado, también observaron el microbioma como un todo: su diversidad, su composición, y cómo están distribuidas las especies raras y las dominantes.
Una de las cosas que más les llamó la atención fue que, a pesar de haber tomado muestras en lugares tan distintos, los microbiomas eran muy parecidos. “Esto se debe a las condiciones extremas propias de los glaciares”, dijo Bourquin. En esos arroyos, el agua es helada, el caudal cambia todo el tiempo, hay pocos nutrientes, poca luz, poca oxigenación y muchos sedimentos que la enturbian. Esa combinación tan dura hace que solo un tipo de vida muy especializado pueda sobrevivir.Uno de los grandes hallazgos del estudio es que esos arroyos grises y turbios podrían volverse más verdes. Literalmente. A medida que se derrite el hielo, el agua se calienta, se vuelve más clara y más rica en nutrientes. Y en ese nuevo contexto, las algas empiezan a ganar espacio.Eso parece una buena noticia, pero también tiene su lado oscuro. El microbioma que existe hoy en esos arroyos, adaptado a lo extremo, desaparecerá. Las bacterias especializadas, que hoy cumplen funciones esenciales, no podrán sobrevivir. “Es probable que algunas no puedan adaptarse a las nuevas condiciones, y que otras especies, más oportunistas, tomen el control”, advirtió Bourquin.
Y esto no es un detalle menor. Aunque nadie las ve, esas bacterias purifican el agua, reciclan nutrientes y regulan ciclos clave como el del nitrógeno o el del carbono. “Estamos perdiendo un microbioma único”, remarcó Tom Battin, director del laboratorio RIVER de la EPFL. “Estos microorganismos sustentan la cadena alimentaria y son cruciales para muchos equilibrios ambientales”.Este programa tiene tres líneas de acción muy concretas: primero, probar técnicas que permitan frenar el derretimiento a nivel local. Segundo, mejorar los sistemas de alerta temprana para que las comunidades cercanas estén mejor protegidas. Y tercero, crear un biobanco que conserve los microorganismos glaciales antes de que se extingan, para poder estudiar su potencial y preservar su diversidad.
El contexto más amplio de este proceso fue subrayado recientemente por la UNESCO, que declaró 2025 como el Año Internacional de la Preservación de los Glaciares. El organismo alertó sobre la desaparición de glaciares en lugares tan distantes como los Andes, los Alpes, el Everest o el Kilimanjaro. En Venezuela, por ejemplo, el país Según la UNESCO, no se trata solo de agua o de microbios. La desaparición del hielo está afectando el ciclo hidrológico, elevando el nivel del mar, y alterando la vida de comunidades que conviven con estos ecosistemas hace siglos. Muchas de ellas, como las que participan en la peregrinación al santuario del Señor de Qoyllurit’i en Perú, están viendo cómo su cultura también se deshace junto al hielo.
El año pasado, En los últimos 40 años, la vegetación—sobre todo musgos y líquenes—se multiplicó por diez, ocupando áreas donde antes solo había hielo. Este cambio, monitoreado por imágenes satelitales, encendió las alarmas de la comunidad científica, que ve en este reverdecimiento una señal clara del impacto del calentamiento global en una de las regiones más frías y remotas del planeta.