10 de marzo de 2025
Brilló en San Lorenzo y Vélez, pero se retiró por las lesiones y se jubiló como empleado municipal: “No estaba preparado mentalmente”

Según el Bambino Veira, con Armando Quinteros “nació el lateral volante en el fútbol argentino”. Debutó en Primera a los 15 años, dejó huella en los clubes porteños e incluso llegó a la Selección de la mano de Menotti: “Yo quería jugar a la pelota, no al fútbol”
“De los diez partidos que disputé, en ocho tuve que infiltrarme. Le llevamos un par de puntos de diferencia a nuestros perseguidores y debíamos jugar cuatro más. Entonces, seguí infiltrándome, pero a la noche, cuando llegaba a mi casa, caminaba por las paredes del dolor que tenía. Hoy, eso ya no pasa, porque el jugador se cuida un poco más y piensa dos veces si se va a infiltrar o no. Yo lo hacía por decisión propia”, recuerda.
Con la camiseta azulgrana, el ex mediocampista disputó 361 encuentros y marcó 26 goles, en sus dos etapas en Boedo, la primera entre 1981 y 1985, y luego en la temporada 1986/7. Además de jugar en el Santo, el tucumano estuvo a préstamo en Talleres de Córdoba, y luego volvió al Ciclón, pero al no ser tenido en cuenta por Nito Veiga se fue al fútbol boliviano, previamente a colgar los botines en Colón de Santa Fe. También, supo lo que es vestir la camiseta de la Selección, porque cuando se destacaba en Vélez en 1975, recibió el llamado para integrar las juveniles, en las que compartió plantel con figuras como Daniel Passarella y Jorge Valdano. Incluso, se dio el lujo de disputar un amistoso con la Albiceleste de César Luis Menotti frente a Atlético, que se jugó el 7 de mayo de ese año.
- ¿Qué es de su vida, Armando?
- Gracias a Dios, bien, a pesar de los dolores de un hombre de 70 años. Soy jubilado, estoy bien. Cuando terminé de jugar, me dediqué a trabajar por fuera del fútbol. ¿Sabés por qué? Porque resulta que me hablan de San Lorenzo para trabajar en el fútbol recreativo, no sé si todavía lo hacen en ese club, entonces hacían partidos y, cuando tuve que dejar a un nene afuera del equipo, se me puso a llorar. Entonces me di cuenta de que lo mío no era el fútbol, no era para ser director técnico de niños, y me dediqué a otra cosa. Mira que me buscaron de varios clubes, me llamaron con la idea de transmitir mi experiencia, pero dije que no, porque era demasiado bueno para para el ambiente del fútbol.- No creo, por ahí sí hubiera manejado a los grandes, pero con los chicos no pude. Te miran y te convencen, y contra eso no se puede. Mirá que yo fui un negrito de la calle y nada me afectaba cuando empecé a jugar a la pelota, y le metía a fondo. Me decían que no e iba más al frente, pero los nenes me pueden y me hizo mal decirle que no podía jugar a uno y me fui de San Lorenzo.
- ¿Le ofrecieron otro cargo en Boedo?- ¿Qué edad tenía cuando colgó los botines?
- A los 36 años. Tengo prótesis en las dos rodillas producto de las infiltraciones. Me acuerdo de la época cuando San Lorenzo estaba jugando la B Nacional. De los diez partidos que disputé, en ocho tuve que infiltrarme. Le llevábamos un par de puntos de diferencia a nuestros perseguidores y debíamos jugar cuatro partidos más, entonces seguí infiltrándome, pero a la noche, cuando llegaba a mi casa, caminaba por las paredes del dolor que tenía. Hoy, eso ya no pasa, porque el jugador se cuida un poco más y piensa dos veces si se va a infiltrar o no. Yo lo hacía por decisión propia.- Yo prefería estar en el campo de juego, porque quería que San Lorenzo ascendiera a Primera. La decisión era mía, porque quería jugar. Yo era el negro pelotudito, ignorante, que quería jugar siempre, pero hoy me doy cuenta de que estoy sufriendo de las rodillas por esas decisiones que tomé.
- ¿Está conforme con la carrera de futbolista que hizo?- ¿A qué edad debutó?
- A los 15 años. Me hicieron entrar en el primer partido durante 15 minutos. Al otro partido, jugué 20 y, en el tercero, estaba en el banco y un compañero saltó a cabecear, el contrario se agachó, y se quebró el brazo. Entonces, ingresé en su lugar y me gané el puesto. Al año siguiente, me compró Vélez con 16. Vine solo a Capital Federal. Tuve de entrenador en Atlético a Manuel Giúdice, quién me hizo debutar. Él intervino cuando los dirigentes de Vélez quisieron comprar a un compañero y el DT les recomendó que me llevaran también a mí.- Muy difícil, me costó acostumbrarme. Es más, cuando vivía en Tucumán, durante la siesta, jugaba en la calle con una pelota de goma con 40 grados. Yo debuté en Primera y lo seguía haciendo de la misma manera, paralelamente jugaba en las calles con mis amigos. Yo le debo mucho al fútbol, muchísimo. No fui muy estudioso. Era vago para eso, mal. Gracias al futbol encaminé mi vida de una buena manera. Yo tenía vagancia por los estudios. Yo quería jugar a la pelota, no al fútbol. A mi viejo lo dejé de ver a los seis años. Somos tres hermanos, dos varones y una mujer, y mi vieja luchó por nosotros, saliendo a trabajar limpiando casas. Yo me rateaba del colegio para ir a jugar a la pelota. Hoy, hay que estudiar sí o sí. Me cuesta entender a los 70 años cómo manejar los celulares. Si hubiera estudiado, lo hubiese entendido un poco más.
- Fue un año muy difícil empezar el 1982, pero después, por lo que generó la gente del Ciclón, fue muy lindo. Yo terminaba un partido y quería que empezara el otro. Yo llego a San Lorenzo y era un quilombo bárbaro. Yo siempre fui hincha del club de Boedo y quería jugar ahí. Era uno de mis grandes deseos. Cuando empecé en Atlético Tucumán, dije que mi sueño era jugar en San Lorenzo. Yo estaba tranquilo en Vélez, donde dos días antes de que finalizara el mes te llegaba el memorándum al vestuario que decía “está depositado su sueldo”. Cuando llegué a San Lorenzo, pasé siete meses sin cobrar un peso. Después, me pagaron todo. Nunca hice juicio ni nada cuando no cobraba. Me decían que “era un boludo” pero lo hacía por el amor que le tengo a San Lorenzo. Me duele cuando le va mal a San Lorenzo. Como no podés cambiar de mamá, tampoco podés cambiar de club.
- Lo que pasa es que venía de Vélez y tenía un buen ahorro y, de esta manera, me pude mantener. Pero faltaba poco para que se me acabara el resto, y al final, cobramos los que nos debían.
- ¿Cómo atravesaron ese año que jugaron en el Ascenso?- ¿Por qué? ¿Qué tenía ese estadio?
- ¿Lograron el ascenso y te quedaste un tiempo más en Boedo?
- ¿Qué hizo al final?
- Luego, fue dirigido por el Bambino Veira. ¿Cómo era él en su rol de entrenador?
- ¿Es cierto que Veira lo definió como “con el Negro Quinteros nació el lateral/volante en el fútbol argentino”?
- ¿Si no era por las lesiones hubiera seguido jugando?
- ¿A qué se dedicó cuando se alejó del fútbol?