10 de marzo de 2025
Marzo crucial para Milei: la dependencia de Trump, las señales de alerta y las negociaciones electorales

El Presidente se aferra al líder republicano. El acuerdo con el Fondo y la simbiosis cultural y política para contrarrestar tropiezos locales. Semana de reuniones cruzadas con foco en la Provincia tras el affaire Manes. La alquimia electoral que beneficia al Gobierno
En agosto del año pasado, Javier Milei se había involucrado en la polémica alrededor de la pelea en los Juegos Olímpicos de París después de que la boxeadora italiana Natalia Carini abandonara el ring, muy dolorida, a los 46 segundos, por los golpes de Imane Khelif, una competidora de Argelia que no había superado pruebas de género en el mundial del año anterior pero que ya había participado en anteriores Juegos Olímpicos, e incluso había perdido. “Boluprogres”, provocó Milei.
Pero esa vinculación cultural y política que en las últimas semanas se tradujo por ejemplo en una serie de votaciones en Naciones Unidas que marcó, por ejemplo, un cambio en Milei respecto del respaldo a Volodímir Zelensky en la guerra con Rusia, está íntimamente relacionada con la dependencia del presidente en la administración norteamericana, reflejada en estos días en el apuro del gobierno por sellar cuanto antes un acuerdo con el Fondo Monetario que le permita a La Libertad Avanza sostener su política cambiaria en medio del calendario electoral y tratar de salir del cepo antes de fin de año. Trump tiene una injerencia enorme en las decisiones del organismo, y en su board esperan el DNU presidencial que en estas horas terminaba de pulirse entre Economía y los asesores legales de Milei, una herramienta constitucional que no cayó de la mejor manera en el Parlamento, pero con la que la Casa Rosada se aseguraría un blindaje del Senado, la cámara más reacia a los intereses del Ejecutivo. Lo sabe bien Ariel Lijo.
Trump ya le había tirado un salvavidas a Milei hace dos fines de semana, en la cumbre conservadora de la CPAC en Maryland, en medio de la peor crisis política y reputacional del gobierno por el caso $LIBRA que sacudió por primera vez al corazón de la administración, es decir al triángulo de hierro conformado por los hermanos Milei y Santiago Caputo. El Gobierno trabajó muy duro para conseguir la reunión bilateral y la foto que Trump y Milei mantuvieron en Washington, para tratar de contrarrestar los efectos negativos de la polémica cripto cuando empezaban a trascender la proliferación de demandas en tribunales estadounidenses. En plena tensión, además, por el nombramiento por decreto de Lijo y Manuel García-Mansilla en comisión, un plan que empezaba a pergeñarse frente a la oposición del kirchnerismo y parte del PRO en el Senado.Hace dos sábados, Milei se presentó en el Congreso, frente a un recinto semivacío, para oficializar el envío del acuerdo con el Fondo -no dijo que sería por decreto-, urgido en darle una señal a los mercados y mantener el régimen cambiario, ante un magro desempeño de los activos locales en lo que va del año y, paradójicamente, un tablero geopolítico mucho más incierto por la vuelta de Trump y su política proteccionista, que podría llevar a un aumento de las expectativas inflacionarias a nivel global.“Es esperable que en el 2025 los mercados se muestren algo más selectivos con Argentina. Los inversores financieros estarían a la espera de la llegada de nuevas definiciones del programa económico. Particularmente que se logren avances sobre los puntos aún pendientes del plan de estabilización en dos sentidos: el cierre de un nuevo acuerdo con el Fondo, y la posibilidad de que involucre un desembolso neto de parte del organismo”, concluyó en las últimas semanas un informe económico que se distribuye en el círculo rojo.“Santiago se quiere borrar. Lo de Manes fue una causalidad”, interpretaron desde el entorno del consultor estrella de Milei. La interpretación es llamativa porque el asesor, lejos de intentar pasar desapercibido, tuvo una actitud muy visible en uno de los palcos principales de la Cámara baja y, una vez terminado el discurso presidencial, fue a buscar directamente al médico. Hay quienes relacionan al incidente con viejas facturas, de las épocas en las que desde la consultora en la que trabajó Caputo se buscó impulsar un proyecto presidencial con un outsider como Manes a la cabeza. Tras varios intentos frustrados que incluyeron a otros nombres -se pensó hasta en Emanuel Ginóbili-, avanzó el proyecto Milei, acercado por Caputo.
Fuentes libertarias coinciden en que el incidente no fue premeditado, pero es cierto que el resultado, una repentina centralidad del médico en la agenda pública, no cayó tan mal en usinas oficiales.Es que Manes se encamina a encabezar en la provincia de Buenos Aires una opción moderada en las próximas elecciones. Colaboradores y dirigentes afines al médico ya trabajan en ese proyecto desde hace meses, y el diputado ya dio el visto bueno. Esa decisión podría configurar un escenario favorable al gobierno, porque en el primer piso de la Casa Rosada tienen información muy detallada de las conversaciones que ese sector del radicalismo mantiene desde hace tiempo con sectores del peronismo no kirchnerista, representado por intendentes como Julio Zamora, de Tigre.Esas negociaciones esperan, en paralelo, por Axel Kicillof, que debe decidir próximamente si avanza o no en el desdoblamiento del calendario bonaerense, una situación inédita si es que se concreta, aunque el escenario electoral en ese distrito ya ofrece un panorama desconocido por la implementación de la boleta única para la categoría nacional. Antes de eso, la Provincia tiene que definir la suspensión de las PASO en la Legislatura. En la inauguración de las sesiones del pasado miércoles, el gobernador le pidió a ese cuerpo que avance. Pero no fue tajante. Tal vez porque en el seno del peronismo no hay una postura única. ¿Será cierto que Máximo Kirchner propicia primarias voluntarias y no obligatorias, para definir la puja con Kicillof en esa instancia? Es lo que se comenta en el peronismo provincial.
En ese terreno de disputa entre el cristinismo y Kicillof, la posibilidad de una alianza entre el gobernador y un grupo de intendentes que tienen como cabeza de referencia a Jorge Ferraresi, y sectores radicales, se le presenta al Gobierno como una opción muy seductora para dividir al peronismo y tener enfrente una oferta electoral favorable al proyecto libertario en el principal distrito del país. Siempre y cuando Milei mantenga el control de la inflación, la estabilidad de la macroeconomía y su gobierno deje de propinarse errores no forzados como los de las últimas semanas, más allá de que sus estrategas insistan -tal vez con razón por la centralidad que aún ostenta el jefe de Estado, por las expectativas que todavía genera en un sector de la sociedad y por la atomización de la oposición- en que “todo marcha acorde al plan”.El jueves por la noche, Diego Santilli, uno de esos dirigentes, cenó con Sebastián Pareja, el armador de Karina Milei en territorio bonaerense. “El Colorado” comparte con intendentes como Guillermo Montenegro y Ramón Lanús la necesidad de acordar sí o sí con el gobierno. Tanto impulsan esa alianza que en la semana avisaron que no estarían en el encuentro que este lunes habían organizado Maximiliano Abad y Cristian Ritondo en La Plata, como una especie de reedición de un Juntos por el Cambio provincial renovado para juntar músculo político y, en todo caso, sentarse en mejor posicionados en la mesa de negociación con el Gobierno. Este sábado, la cumbre, que contaba con el apoyo del ex presidente, se había suspendido. Hay quienes decían que la excusa formal era la tragedia de Bahía Blanca. Informalmente, había muchas discrepancias internas.
La política de cabotaje del gobierno libertario incluye además en estos días el pulido de la estrategia electoral en la capital, la casa matriz del PRO, en donde se libra la madre de todas las batallas en la relación entre ambos espacios. En diez días cierran alianzas, y el 30 de marzo las listas.