10 de marzo de 2025
Cómo el régimen de Daniel Ortega oculta y encubre la masacre de las comunidades indígenas en Nicaragua

Ocho indígenas permanecen en prisión acusados de una matanza de la que ellos fueron víctimas; denuncian que los responsables “son colonos que tienen la protección” del Estado
Ni siquiera se tiene certeza de cuántas personas murieron esa noche en la masacre de Kiwakumbaih porque hay quienes que no aparecieron después de la huida. Los indígenas reportan 13 asesinados y las autoridades reconocen a 11.
“Desde finales de 2015 en la RACCN se vienen perpetrando ataques en contra de los pueblos indígenas; los ataques son realizados sistemáticamente por bandas criminales conformadas por hombres no indígenas –colonos o terceros vinculados a las empresas y/o al Estado- con equipamiento, vestimenta y entrenamiento militar, portando armas de guerra o de alto calibre”, denuncia la organización ambientalista nicaragüense Fundación del Río.
A pesar de los testimonios de los indígenas, la Policía Nacional detuvo a los líderes y guardabosques mayangnas Argüello Celso Lino, maestro y juez comunal; Ignacio Celso Lino, síndico comunal; y a Donald Andrés Bruno Arcángel y Dionisio Robins (Robint) Zacarías, miembros de la iglesia Morava a quienes, inicialmente, acusó de pertenecer a una banda de colonos conocida como “Los Chabelos”.
Según la Fundación del Río y la organización de derechos humanos “Nunca más”, ni las autoridades policiales ni las judiciales pudieron demostrar el nexo entre los detenidos y la masacre debido a “que tres de ellos no se encontraban en el lugar de los hechos y el que sí lo estaba huyó junto a las otras víctimas para salvar su vida durante el ataque”.Pocos días después fueron apresados también por los mismos hechos los indígenas y guardabosques Rodrigo Bruno Arcángel, Evertz Antonio Bruno Palacios, Oliver Bruno Palacios, Tony Alberto Bruno Smith y Dionisio Robins, a quienes la Policía acusó de integrar una banda llamada “Los Brunos”.“Primero la Policía los acusó de pertenecer a bandas de delincuentes, con el propósito de establecer una narrativa según la cual, estos asesinatos son el resultado de enfrentamientos entre bandas criminales”, afirma Ramírez. “Luego, ya en el juicio, se acusó y condenó a los indígenas por los asesinatos y por portar armas sin permiso”.
“Las cuatro autoridades y líderes indígenas fueron detenidos sin orden judicial y arbitrariamente acusados por la policía nacional y fueron condenados el 18 de febrero de 2022 a la pena de Cadena Perpetua Revisable más 4 años de prisión, por el Juez Séptimo Penal de Distrito de Juicio de Managua”, señala la denuncia de Fundación del Río.
Agrega que para establecer la culpabilidad de los indígenas “el juez se basó exclusivamente en testimonio policial, mediante un proceso realizado sin las mínimas garantías legales en el que excluyó a testigos presenciales”.No hubo respuesta del régimen nicaragüense.
El Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbitraria de la ONU también pidió liberar e indemnizar a los indígenas encarcelados. “El Grupo de Trabajo considera que la privación de libertad de los cuatro detenidos se debió a sus actividades de defensores de derechos humanos y de derechos ambientales de su comunidad y sus territorios ancestrales, y a su calidad de indígenas”, señaló.La condena de ocho guardabosques mayangnas, es apenas la punta del iceberg de una sorda guerra que se desarrolla en el Caribe y que ha dejado un rastro de sangre y dolor estos últimos diez años a través de masacres, secuestros, violaciones y el desplazamiento de miles de indígenas de sus tierras originales.“Analizando los incidentes, el Grupo identificó un total de 161 víctimas (136 hombres y 25 mujeres, de ellas 19 menores de edad) de delitos como asesinatos, lesiones, violencias sexuales y secuestros”.
La población indígena del Caribe se estima en aproximadamente 250,000 personas, que representa el 13 por ciento de la población total de Nicaragua.