18 de febrero de 2025
¿Golpe de suerte o momento indicado?: un nuevo estudio desafía las teorías existentes sobre la evolución humana

Investigadores de la Universidad Estatal de Pensilvania presentan un enfoque innovador sobre los orígenes de la humanidad y cuestionan la idea de que los procesos biológicos involucrados fueron altamente improbables
La teoría de los “hard steps”, propuesta por el astrofísico Brandon Carter en 1983, sostiene que la aparición de la vida compleja fue un acontecimiento extremadamente raro, producto de una sucesión de hitos evolutivos cruciales, tales como el origen de los primeros microorganismos, la transición de organismos unicelulares a multicelulares y el surgimiento de capacidades cognitivas avanzadas en los humanos. Según este modelo, la probabilidad de que estos eventos ocurriesen en el orden correcto era muy baja, lo que hacía del advenimiento de los seres humanos un hecho aislado en la historia del planeta.
“Estamos argumentando que la vida inteligente puede no requerir una serie de golpes de suerte para existir. Los humanos no evolucionaron ‘temprano’ o ‘tarde’ en la historia de la Tierra, sino ‘a tiempo’, cuando las condiciones estaban dadas. Tal vez sea solo una cuestión de tiempo, y tal vez otros planetas sean capaces de lograr estas condiciones más rápidamente que la Tierra, mientras que otros planetas podrían tardar incluso más tiempo”, sentenció Dan Mills, investigador postdoctoral en la Universidad de Munich y autor principal del estudio.
El concepto de “ventanas de habitabilidad” es clave en esta teoría. Los autores argumentan que, en lugar de considerar los “hard steps” como obstáculos improbables y excepcionales, la evolución humana debe verse en el contexto de períodos en los cuales las condiciones favorecieron el florecimiento de formas de vida complejas en un entorno planetario inicialmente inhóspito. Factores como la disponibilidad de oxígeno, la temperatura global y la biodiversidad, que variaron a lo largo de la historia, aportaron las características necesarias para que los seres humanos pudieran desarrollarse.Según esta perspectiva, la aparición de la humanidad no fue algo raro o fortuito, sino el resultado de un proceso evolutivo determinado por la apertura de estas fases de habitabilidad. La vida humana, entonces, sería un acontecimiento natural dentro de una cadena de sucesos más amplia, vinculada a factores ambientales que ocurrieron en momentos específicos.
“Nuestro marco se aplica no solo a la Tierra, sino también a otros planetas, lo que aumenta la posibilidad de que pueda existir vida similar a la nuestra en otros lugares”, señaló Jason Wright, profesor de astronomía y astrofísica en Penn State y coautor. La idea de que el desarrollo de la vida inteligente podría ser predecible y determinado por condiciones ambientales similares en diferentes mundos abre la puerta a la posibilidad de que sea más común de lo que se pensaba en todo el universo.