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10 de febrero de 2025

Otra vez hay luces amarillas por la energía y asomaron las internas entre funcionarios del Gobierno

El fallido anuncio de un nuevo aumento de la luz y opiniones cruzadas que se filtraron, preanuncian un panorama que puede complicarse más para un sector siempre al límite

>“Fue un error de comunicación fuerte… te puede pasar en la vorágine”. Así definió el ministro de Economía, Luis Caputo, el golpe de timón que tuvo que dar, la semana pasada, No sólo eso. En medio de idas y vueltas, también asoman algunas internas en el equipo a cargo del área energética del Gobierno, de la electricidad, puntualmente, en estos casos. En Economía, el ministerio de Caputo que tiene a cargo el sector, juran que “está todo alineado” entre él; su viceministro coordinador, Daniel González; la secretaría de Energía, María Tettamanti; Osvaldo Rolando, interventor del Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE) y el resto de la estructura.

Como sea, se encendieron luces amarillas en el tablero de control del rubro. Más allá de los 01alineamientos proclamados, se escuchan a viva voz críticas más que encendidas, acusaciones de inoperancia y hasta insultos. En al menos tres conversaciones con altas fuentes oficiales del área que tuvo Infobae, se mencionó la idea cruzada del “boleto picado” para varios de los protagonistas de esa rueda energética. Habrá que ver si es cierto, una promesa de alguien “de arriba” o una simple expresión de deseos. No está claro aún.

¿Déjà vu libertario con lo que pasaba hace dos años durante el gobierno de Alberto Fernández? No parece para tanto, al menos por ahora. A pesar de las tensiones, la situación está lejos aún del “internismo exasperante” energético que denunció el exministro Matías Kulfas, cuando fue echado a mediados de 2022. Un contexto que terminó un mes después con otra salida de peso en el golpeado gabinete kirchnerista: Martín Guzmán. El exministro de Economía mantuvo una feroz disputa con Federico Basualdo, un funcionario de tercera línea de su ministerio al que intentó echar más de una vez sin éxito. Basualdo tenía línea directa con Cristina Kirchner.

Esta semana hubo dos hechos que hicieron “ruido” en el sector.

    “Fue un ‘dedazo’, era imposible que pusiéramos ese aumento. Va en contra de lo que se viene haciendo”, dijeron cerca del ministro sobre la suba que no fue. Es verdad que sonó extraño el incremento de hasta 12% de golpe, y mucho menos en un año electoral. En la Rosada hubo bronca. Se aceptó la explicación, pero igual tomaron nota.

    El vicepresidente de Cammesa es quien opera el organismo que, a su vez, es presidido siempre por quien ocupa la secretaría de Energía. En este caso, Tettamanti. La actual secretaria, que reemplazó a Eduardo Rodríguez Chirillo, viene de ocupar cargos en el sector privado y llegó de mano de Macri, meses atrás, cuando las conversaciones entre el líder del PRO y Milei eran más fluidas. Desembarcó sin equipo y por ese motivo, y otros, no son pocos dudan de su poder real y de cuánto estará en el cargo. Va todas las semanas a las reuniones de directorio de la empresa, dicen en su entorno. No es algo habitual.

    Cammesa es un ente técnico, pero con mucho poder económico: maneja una caja con un flujo de unos USD 15.000 millones por año, que cobra a las empresas de distribución y cooperativas eléctricas y con lo que paga a las generadoras y transportistas. El año pasado, post devaluación, surfeó una crisis por una deuda de unos USD 1.200 millones con las generadoras que, finalmente, Caputo saldó con un bono. A regañadientes, las empresas aceptaron.

    Desde siempre, el plan del equipo de Milei fue desarmar Cammesa, o acotarla mucho. Buscan que se limite sólo a hacer el despacho eléctrico y no a contratar barcos de gasoil para hacer funcionar las turbinas que generan energía cuando el gas no alcanza, ni a licitar muy jugosos contratos. El plan de Chirillo y ahora de Tettamanti es reducirla al mínimo y que los contratos se hagan entre privados: que las generadoras directamente convengan precios, plazos y condiciones con las distribuidoras y con las empresas grandes y medianas que necesitan de grandes flujos de energía para producir.

    En el kirchnerismo piensa parecido. “¿Las generadoras aceptarían firmar esos contratos? Hoy Cammesa maneja el precio monómico de la energía, una suerte de promedio de todos los contratos. Son esquemas a 15 años, que se firman en dólares en un país que sigue teniendo inestabilidad económica y está siempre a tiro de una devaluación”, aseguraron.

    Desde Economía insisten con que la idea de coordinación total. Es posible, pero la tensión entre González, que se fue de viaje por estos días a Arabia Saudita con el canciller Gerardo Werthein, y Cairella es evidente.

    “La prioridad era evitar la catástrofe macro y el sector, como otros, quedó bajo ese paraguas. Estuvo bien eso. Pero ahora que todo comienza a acomodarse, parece que seguirán las postergaciones. Esta vez, por la política y el año electoral. No está bien, es un gran error. El sector está al límite”, le dijo a este medio Emilio Apud, actual referente energético de Mauricio Macri.

    En el sector se preguntan si, más allá de los chispazos mencionados, las internas llegan más arriba en el esquema de poder del Gobierno, y qué impacto tendría eso en las definiciones políticas para la industria y, sobre todo, para las inversiones que deben llegar.

    La primera gran tensión energética de este Gobierno llegó un viernes feriado: Luego llegó la negociación con las generadoras y los fuertes aumentos de tarifas y baja de subsidios.

    El viernes, después de la marcha atrás con el aumento de luz, El termómetro no castigó tanto en el primer mes del 2025 y el día que se esperaba el récord, la semana pasada, los cortes en el norte del país ayudaron al AMBA. Pero el verano todavía no terminó y las internas sólo aportan calor.

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