5 de febrero de 2025
Cordones desatados: las chicas y chicos que juegan a ser periodistas y por qué las notas que escriben terminan con una pregunta

La reportera Jéssica Fainsod es la jefa de redacción, editora y cocreadora de Periodismo por chicos, una propuesta que cuenta, además, con un programa de radio y de streaming
Esas preguntas y esas respuestas, entre otras, formas parte de las secciones del último número de Cordones desatados, el periódico hecho por chicos y chicas que “juegan a ser periodistas de verdad verdadera”, dice Jéssica Fainsod, quien lleva adelante la propuesta desde hace una década. “Cada noticia en Cordones desatados termina con una pregunta. Solo si uno incorpora una pregunta se puede transformar la información en pensamiento propio”.
“Jugamos a ser periodistas de verdad verdadera. Nos reunimos alrededor de una gran mesa de redacción, con recortes de diarios, de noticias de la actualidad. En cada encuentro elegimos una noticia. Pensamos títulos, los votamos. Los chicos y chicas dibujan, escriben. Dividimos funciones al igual que en una redacción profesional. Con las preguntas y las imágenes que les generan las noticias creamos un periódico: Cordones desatados. Ahora estamos haciendo el número 24″.
—Ya tengo edad como para jugar con la misma seriedad con la que juegan los niños. Me gusta jugar con las palabras y su musicalidad. El periodismo siempre fue una excusa para escribir —dice.
Por ese impulso a los 19 años comenzó su propia revista de rock: Stock and Roll, en la que dedicaba cada número a una banda diferente. Llegó a hacer unas 24 ediciones. Las distribuía a las salidas de los recitales. Ella escribía la revista completa, con seudónimos, pero después empezaron a sumarse escritores y periodistas. Hubo fotos de Nora Lezano, avisos publicitarios. Esa experiencia, las 20 ediciones de su propio medio, la condujo a Clarín, donde trabajó 16 años en el suplemento de rock, en espectáculos, en la revista Viva y en el cuerpo central del diario.—Fue la única nota que le hicieron a la mamá de Pappo, Angelita. Cuando se enteró, Pappo llamó a la redacción para quejarse, para preguntar quién era yo. Después de leerla, llamó para felicitar y agradecer. Fue un gran logro de esas épocas. Después, con el tiempo, siempre seguí escribiendo.
Notas en medios nacionales e internacionales —como la prestigiosa revista colombiana Gatopardo, la chilena Surcos, las argentinas Planeta Urbano, Rolling Stones, Inrockuptibles—; un ciclo de poesías y canciones que se estrenó en el Teatro Colón y en Estados Unidos; un libro editado por Sudamericana —Se nos fue María y mi vida es un caos—, una adaptación de ese libro para una obra de teatro. Fainsod exploró y jugó con géneros y palabras.—El tema de los niños siempre, siempre me interesó. La esencia de la infancia, esa mirada tan especial desde el asombro, desde el absurdo, desde otro sentido. Y Alejandro Ariel, un gran doctor y psicoanalista, y Claudia Najar, otra psicoanalista especializada en niños y adolescentes, tenían una fundación, la Fundación Estilos. Yo colaboraba allí con ellos y comenzamos a pensar, hace diez años, en hacer un espacio en el cual darle la voz y la palabra a los niños y las niñas, donde pudieran contar qué les pasaba con las noticias o cuáles eran las que les interesaban y los atravesaban, con sus palabras y sus imágenes.Comenzaron con dos redacciones —que luego se multiplicarían—, en la Biblioteca Infantil la Nube, en el barrio de Chacarita, y en el Teatro El Excéntrico, ubicado entre Palermo y Villa Crespo. Allí se reunían una vez por semana. “Los chicos traían recortes de noticias y así nació Cordones desatados, un periódico hecho por niños y niñas que sale dos veces al año”.
Allí, a partir de las noticias escogidas por los chicos y las chicas, experimentan los roles, funciones y actividades que tienen lugar en un medio gráfico. Leen, debaten, charlan, desmenuzan títulos y discursos para encontrar los sentidos y significantes de las noticias, formulan preguntas, proponen y votan los títulos, ilustran las notas, eligen cuál va a ir a la tapa, crean secciones, organizan entrevistas con especialistas en temas que les interesan o con personalidades de la cultura. Investigan, producen, piensan, dibujan y escriben. Se expresan libremente, trabajan en equipo. Crean un medio y una identidad compartida.
En una década de encuentros y talleres el proyecto creció y se diversificó. Desde hace tres años sumaron adolescentes a la propuesta. “Con quienes hacemos Cordones desatados, La secuela” —dice Jéssica—. Lo que extendió las edades a quienes está dirigido el espacio: desde 7 a 17 años, ya que los y las periodistas deben saber leer para acudir.—Los chicos traen recortes de noticias, temas que les interesa contar, investigar, dibujar. Con todo eso hacemos un programa de streaming, de radio, un periódico y un canal de Youtube para el que hacemos videos. Recomiendan música, libros, películas, juegos, recetas, historietas. Hacen entrevistas a personalidades, van a la radio, aprenden a hacer guiones, a formular preguntas, a reflexionar y a leer. También elegimos música, poesía, adivinanzas, chistes, inventamos secciones que luego salen en Clásicos desatados, el programa que comenzamos a hacer en Radio Nacional Clásica, en el 2020, donde los niños, niñas y adolescentes tienen la voz y la palabra. Y lo seguimos haciendo semanalmente en Spotify y en los estudios de Éter. Ya hicimos más de 200, cada uno con una temática especial —cuenta Jéssica.
Tanto el programa de radio como el periódico ganaron premios: Premio Aire Nacional 2021 como Mejor Programa Infantil, Premio de Honor por la contribución radial y el Premio Nacional y Latinoamericano de Lij “La hormiguita viajera”, recibió Clásicos desatados; y Premio Pregonero al Periodismo Gráfico, que otorga la Fundación El Libro, Cordones, la publicación en papel.—Se trata, de algún modo, de formar lectores. Nuestro lema siempre fue: “Recortar y escribir, es un modo de leer” —dice.
También la convocaron el año pasado desde el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti —cerrado recientemente por el Gobierno de Javier Milei— para trabajar con chicos, chicas y adolescentes de diferentes escuelas la historia de El eternauta, de Héctor Germán Oesterheld, y que pudieran contarla con sus palabras, con sus dibujos.
Según un análisis de los temas abordados en los primeros trece números de Cordones desatados que realizó María Laura Korell, licenciada y profesora en Comunicación Social, para una tesis académica, los niños y niñas que pasan por las redacciones de este proyecto sienten inquietudes e intereses por temas sociales, ambientales y políticos.
Siguen en la lista el trato de los humanos hacia los animales (cabe aquí el maltrato animal, la extinción de los zoológicos, animales de otras eras geológicas, el uso de mascotas en la campaña presidencial 2019); el uso de la tecnología con diversos fines (la inteligencia artificial, la robotización de la sociedad, el uso de drones y otras tecnologías para la guerra); la cultura del miedo y el terror hacia los niños (los nuevos monstruos como Momo, la desprotección de los niños frente a internet); política, sociedad y economía (la falta de empleo y los despidos en el mundo del trabajo, el triunfo de Donald Trump en los Estados Unidos, la carrera nuclear entre los Estados Unidos y Corea del Norte, las personas que no tienen casa en Buenos Aires, el Ratón Pérez, el ahorro y la inflación, las noticias falsas, describe Korell.
La directora del espacio se corre del adultocentrismo para mirar el mundo con los lentes de sus periodistas. Disfruta de verlos analizar ese mundo adulto con elementos del suyo.
En el último número de Cordones desatados, el 23, además del homenaje al Dibu y los dinosaurios, los y las periodistas inauguraron una sección policial con la noticia de la masacre de los pingüinos en Punta Tombo. “Que en el diario de los adultos está en la sección de Sociedad”, dice Jéssica.
Estimular la lectura, el pensamiento crítico y la formulación de preguntas son los ejes que forman la columna vertebral de la propuesta. Las lecturas, que comienzan en las redacciones a partir de las noticias que los y las periodistas llevan, se inician generalmente con el análisis de los títulos, copetes, fotografías, epígrafes y continúan con el cuerpo de los textos. Una de las maneras de fomentar la formulación de preguntas se relaciona con analizar las palabras utilizadas en los medios e intentar comprender aquellas que les resultan extrañas. A partir de esta actividad analítica, de cuestionar y arriesgar significados, del diálogo y el intercambio, comienzan a imprimir el sentido que tendrá la noticia en su periódico.
“Por lo general, cuando una nota cierra, los periodistas han ampliado su conocimiento del tema, incorporado vocabulario, formulado un esquema de la información que los habilita para ser también ellos mediadores, comentar la información en otros ámbitos y relacionarla con la vida cotidiana, de manera que cada uno ha podido poner en juego esta lectura con otras previas, o relacionar esa información nueva con el capital simbólico desde el que cada uno lee y significa”, escribe Korell.
Al cierre de cada nota se propone una pregunta, como por ejemplo: “¿Por qué nos importan tanto los dinosaurios?”, y los y las periodistas que lo desean responden lo que piensan.
—Los niños se preguntan cosas diferentes de las que los padres creemos que se preguntan. En Cordones desatados siempre decimos que las preguntas son más importantes que las respuestas. Periodismo por chicos es un modo de pensar el presente y el futuro.