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1 de febrero de 2025

La dictadura de Ortega lleva a cabo un salvaje saqueo de los bienes de la Iglesia en Nicaragua: “Lo que se están robando es invaluable”

La Policía del régimen asaltó el Palacio Episcopal de Matagalpa y expulsó a las monjas clarisas de tres monasterios. “Son cuestiones históricas que se están perdiendo en el país”, comentó a Infobae la abogada Martha Patricia Molina

>Con “lo que les alcanzaba en la mano” más de 30 monjas de la Orden de Santa Clara fueron expulsadas la noche del martes pasado por órdenes del régimen de Daniel Ortega de los tres monasterios en los que vivían en distintas regiones del país, según medios de información nicaragüenses. No se sabe si las religiosas aún permanecen en el país.

Asimismo, civiles y policías saquearon el Palacio Episcopal de Matagalpa, edifico destinado a ser la residencia del obispo católico de esa Diócesis, y cuyo último ocupante fue monseñor Tampoco, afirma Molina, hay justificación legal, incluso con las leyes represivas aprobadas por la dictadura, para la apropiación de ese edifico. “El Palacio Episcopal (de Matagalpa) estaba ocupado por la Policía desde que secuestraron a monseñor Álvarez, pero nunca hubo una expropiación formal. No dijeron nada, solo lo confiscaron”, argumentó.

En el caso de las monjas de la Orden de Santa Clara, conocidas como “clarisas”, esta asociación religiosa se disolvió voluntariamente el 19 de mayo de 2023, precisamente para evitar que el régimen se apropiara de sus bienes ante la feroz ofensiva que ejecuta Daniel Ortega y Rosario Murillo contra las iglesias de Nicaragua.

De estas 1.323 organizaciones religiosas, dice, 1.277 fueron cerradas por decisión del Ministerio del Interior (MINT) y 46 pidieron su “disolución voluntaria”, para “así evitar que sus bienes sean confiscados como ocurre con las organizaciones cerradas vía resolución ministerial”.

“La disolución voluntaria es una estrategia jurídica para preservar sus bienes, pero ni eso se respeta, como vimos con las hermanas clarisas a quienes solo se les permitió sacar algunas pertenencias que les alcanzaban en las manos, por ejemplo, sus identificaciones y uno o dos vestidos de los que ellas usan”, explica la abogada.

Dice que el Caribe nicaragüense se vive una rapiña de la que poco se conoce. “Hasta capillas han confiscado”, señala.

Lamenta el silencio con que las iglesias viven los ataques de la dictadura. “Nadie lo quiere denunciar y si sale la denuncia, las mismas víctimas, en ocasiones, lo niegan porque tienen la impresión de que la dictadura va a dejar de perseguirlos si callan”.

La expulsión de las monjas clarisas, dice, se veía venir.

La Orden de las Clarisas fue fundada en 1212 por Santa Clara de Asís, con el apoyo de San Francisco de Asís, en Italia. Es la segunda orden franciscana y se dedica a la vida contemplativa y de clausura.

“Ellas son lindas, son monjas de clausura y se dedican a hacer ornamentos religiosos y hostias. Ese es su servicio. Y la oración”, explica Molina, quien se ha especializado en la investigación de temas religiosos, y considera que, dada la discreción que caracteriza a esta orden, si no se ha hecho la denuncia, “nadie se iba a dar cuenta de que las expulsaron”.

“Era como una crónica de una muerte anunciada. Todo el mundo lo sabía, pero nadie lo había denunciado. ¿Sabías que ellas son las que abastecen de hostias a las iglesias? De hecho, en semanas anteriores los curas se preocuparon y comenzaron a comprar más hostias, o sea, a apertrecharse de hostias porque no saben ahora adónde las van a adquirir”, indica.

Hasta ahora, dice, no se sabe a cuánto equivalen las expropiaciones religiosas en dinero, porque las iglesias no llevan un inventario tan detallado y porque hay objetos de valor incalculable, como las pinturas o las imágenes religiosas.

“Ahí hay cuadros de más de 300 años que son invaluables. Tal vez alguien sepa cuál es el valor catastral de un edificio, pero el daño histórico y económico, lo que se están robando, es invaluable. Son cuestiones históricas que se están perdiendo en el país”, dice.

Teme que habrá una segunda “piñata”, nombre con el cual se bautizó la masiva repartición de bienes estatales que realizó el Frente Sandinista, el partido de Ortega, entre los suyos, cuando perdió las elecciones en 1990.

Así las cosas, señala Martha Patricia Molina, no sería extraño que en unos años veamos un supermercado chino en el edificio que hasta hace poco era el Palacio Episcopal de Matagalpa.

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