13 de diciembre de 2024
Desafío y homenaje: el reto de adaptar “Cien años de soledad” y recrear lo irreal

Llevar la monumental obra de Gabriel García Márquez a una serie de Netflix fue un desafío de dimensiones épicas. La producción no solo debió recrear un siglo de historia en Macondo, sino también capturar el espíritu del realismo mágico y traducirlo al lenguaje audiovisual.
El trabajo comenzó con el guionista José Rivera (Diarios de motocicleta), quien sentó las bases antes de pasar la batuta a tres guionistas colombianos: Natalia Santa (Frontera verde), Camila Brugés (Diez mujeres) y Albatros González (Tiempo final). Juntos, estructuraron un guion que abordara los desafíos de la narrativa circular de la novela.
La producción también demandó un esfuerzo titánico en diseño y ambientación. Desde la arquitectura de Macondo hasta los detalles más pequeños del vestuario, cada elemento debía evocar la época y atmósfera de la novela. Esta labor fue acompañada por una simbiosis entre guionistas y directores, quienes trabajaron juntos para garantizar que la escritura tuviera un sentido visual y que los escenarios reflejaran la esencia de la obra.
Otro aspecto clave fue mantener la voz narrativa que caracteriza a Cien años de soledad. A través de Aureliano Babilonia, el narrador omnipresente, la serie introduce reflexiones poéticas que enriquecen la trama sin revelar el desenlace. María Camila Arias, consultora de guion, señala: “El narrador va adonde las imágenes no pueden ir, pero la literatura sí.”
Este narrador, cálido y melódico, une los fragmentos del relato y rescata las palabras originales de García Márquez, añadiendo un toque de autenticidad literaria al producto audiovisual.La serie de Netflix es mucho más que una adaptación; es un homenaje a la obra cumbre de la literatura latinoamericana. En cada capítulo, se entrelazan las historias de los Buendía con la del pueblo de Macondo, reflejando las tensiones y esperanzas de una región marcada por su pasado.