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4 de diciembre de 2024

Le pagaron 250 mil dólares para traicionar a los suyos, estaba disfrutando el lujo y... pasaron cosas: un relato de Gabriela Cabezón Cámara

En el cuento “El onceavo dorado” un hacker sale del asentamiento donde creció para cumplir un encargo cruel que afectará a los suyos. La autora argentina recibe hoy en México el Premio Sor Juana Inés de la Cruz

>¿Qué mejor, para destruir a un grupo de gente que alguien de adentro? Y si ese grupo la está pasando muy mal... ¿qué mejor que uno que no aguante más, que quiera ser otro, salir de la miseria y vivir esa vida mejor que se ve ahí nomás? Algo de eso hay en El onceavo dorado, el cuento que escribió la argentina Gabriela Cabezón Cámara y se puede descargar gratuitamente desde Bajalibros, publicado por Leamos. Un cuento que, se puede creer, para ella es raro.

En estas horas Cabezón Cámara está en la Feria del Libro de Guadalajara, México, donde recibirá el Premio Sor Juana Inés de la Cruz, que destaca lo mejor de la literatura escrita, en español, por mujeres de América latina y el Caribe. Sin embargo, decíamos, este cuento parece raro en Cabezón Cámara. Como otros en la producción de la autora argentina, su protagonista es parte de la clase baja y creció en una villa, esos asentamientos informales, que en algunos países se conocen como “cinturones de miseria”, “poblaciones” o, incluso, “invasiones”. Pero esos protagonistas no son traidores, al contrario. Si uno piensa en La Virgen Cabeza, su primera novela, allí hay una villa que se organiza y sale para adelante. Después son atacados, las cosas no son fáciles, pero entre los villeros se apoyan. Acá no.

Debajo de esa autopista está la villa, su villa, él la conoce. Allí, en un tiroteo, murieron su madre y su hermana. Pero él se salvó, estuvo preso, salió y ahora es un hacker al servicio de “los arios sudacas”. Decir “los arios”, claro, aludir al nazismo, es una manera de señalar una ideología que trasciende a cualquier grupo étnico. “Los arios sudacas” pueden tener cualquier origen, pero lo une una ideología a la que se alude en el cuento como “la cruz gamada”. No hace falta mucho más.

Así que aquí tenemos a Ariel, que subió social y efectivamente. Sube todo lo que cayó su mamá, que era rubia: “(...) los rubios no nacen en la villa se caen los rubios pero saben siempre que no son de ahí vos lo supiste siempre”, escribe Cabezón Cámara. Ariel no sube porque sí, sube porque sabe manejar las computadoras y porque está bajo la protección de los arios. Y tiene una misión: con esas cosas que sabe hacer con las máquinas, enviará una orden que va a mover un poquito las casas de la villa. No un daño tremendo, le dijeron los arios, agrietarlas como para que lo villeros se quieran ir, o que se vayan quieran o no. Y, sí, un poquito de tristeza le da. Pero es mucha plata, muchachos. Y una vida nueva, lejos de ese lugar al que le pasan los autos por encima, al que le tiran nafta, basura, olor.

Así que, bueno, mejor no pensar en las casitas, ni el amigo Arno ni, menos, en “la Jennifer que te quiere aunque vos siempre le dijiste que no iba a ser tu mujer porque te ibas a ir de ahí y que no te la ibas a poder llevar porque vos no querías ser de la villa y no te podías casar con una negra de mierda como ella aunque te quiera”.

Sin embargo, no tendrá una noche fácil Ariel. ¿Cuánto cuesta traicionar a los propios? ¿Cuánto puede uno traicionarse sin que eso se vuelva en contra, sin que ahogue? Habrá drogas para intentar calmar el dolor y habrá algo de sexo pagado y forzado. ¿Mejora? Mmmm. Pero ¿hay vuelta atrás o llega un momento en que el destino está escrito?

De todo eso -creo- se trata este cuento breve de una autora que hoy será celebrada en la Feria del Libro más grande del idioma español. ¿Es raro este relato? Habrá que animarseLeamos, el sello editorial de Infobae, está publicando la colección Leamos Cuentos, que integran autores y estilos diversos.

Ya se pueden leer, por ejemplo, El hombre que quería matar a Pérez Reverte, del argentino Jorge Fernández Díaz, Y, entre otros, se puede acceder a De regreso a casa, de Ariana Harwicz, donde un hombre vuelve al hogar que abandonó años atrás pero no vuelve arrepentido sino con la idea de hacerlo estallar todo, de quebrar la paz que pueda haber allí. Se llega a élTambién está disponible Que sea rock, un cuento policial inédito del escritor y periodista Reynaldo Sietecase, Y harán latir los corazones dos cuentos de Hernán Casciari sobre Lionel Messi. Por un lado, Messi es un perro. ¿Se puede ver la actitud de Messi en un perro? ¿Cómo es ese perro? Dicen que los ojos no mienten, ni los de Messi cuando mira una pelota, ni los de Totín -el perro de la infancia de Hernán Casciari- al ver la esponja amarilla. En este cuento, Casciari devela una teoría fascinante: Messi, como Totín con su esponja amarilla, posee una conexión casi mística con el balón, una que trasciende las complicadas reglas y la política del deporte moderno. Se puede leer haciendo ♦ Nació en San Isidro, provincia de Buenos Aires, Argentina, en 1968.

♦ Estudió Letras y se apasionó por el griego.

♦ Se define como socioambientalista y escritora.

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