3 de diciembre de 2024
Día del Médico: 10 lecciones esenciales del doctor René Favaloro

Cada 3 de diciembre, se conmemora la fecha en honor al especialista cubano que demostró cómo se transmite la fiebre amarilla. Este año, Infobae recopiló reflexiones del recordado cardiólogo argentino, cuyo legado sigue vigente
“La ciencia es una de las formas más elevadas del quehacer espiritual, pues está ligada a la actividad creadora del intelecto, forma suprema de nuestra condición humana”, según sus declaraciones en una Conferencia en la Universidad de Tel Aviv, 1995.
“Los progresos de la medicina y de la bioingeniería podrán considerarse verdaderos logros para la humanidad cuando todas las personas tengan acceso a sus beneficios y dejen de ser un privilegio para las minorías”, dijo el cardiólogo en el Congreso de Bioingeniería que se desarrolló en Buenos Aires, en 1999.En su disertación en la Conferencia del Congreso Interamericano de Cardiología, en agosto de 1999, Favaloro destacó que “la prevención y el control de enfermedades son fundamentales para la mejora continua de la salud de la población. Para ello se deben tomar medidas destinadas a producir cambios en el nivel de vida de las poblaciones marginadas y eliminar las desigualdades evitables e injustas en términos de salud y bienestar individual y colectivo, demanda persistente y creciente de las sociedades latinoamericanas”.Para el cardiólogo argentino, en el ejercicio de la medicina, el respeto por el paciente y la ética debían estar siempre presentes. Así lo hizo saber en el Congreso de Bioingeniería, en 1999: “En cada acto médico debe estar presente el respeto por el paciente y los conceptos éticos y morales; entonces la ciencia y la conciencia estarán siempre del mismo lado, del lado de la humanidad”.En su mensaje a los estudiantes reunidos en Glacier Park Lodge, Montana, Estados Unidos, en 1993, Favaloro citó una frase de su libro Don Pedro y la educación: “Debemos trabajar, trabajar y trabajar con pasión. Siempre habrá tiempo para el ocio fecundo, en beneficio de todos. Hemos de esforzarnos para mejorarnos individualmente, pero entendiendo que formamos parte de una sociedad que demanda nuestra participación. Cuanto más destacada sea nuestra posición individual, más grande será nuestro compromiso social. Hay que aprender a no marearse con las alturas de la montaña. En la montaña de la vida nunca se alcanza la cumbre”.Favaloro insistía en que la salud debía ser entendida no solo desde un punto de vista físico, sino también como parte de un todo que incluye la educación, la justicia social y la equidad. “Es imprescindible organizar la cooperación internacional entre los países desarrollados y en desarrollo y luchar todos juntos por una sociedad mejor, con mayor equidad y justicia social, que haga posible respetar y defender -junto con las demás conquistas sociales- el derecho inalienable del hombre a gozar de buena salud”, dijo el recordado cardiólogo en 1999, en la Conferencia Internacional sobre la Salud del Corazón en los Países en Desarrollo, en Nueva Delhi, India.Según Favaloro, cada acción diaria, cada interacción, es una oportunidad para enseñar. “Debe entenderse que todos somos educadores. Cada acto de nuestra vida cotidiana tiene implicancias, a veces significativas. Procuremos entonces enseñar con el ejemplo”, dijo en una conferencia en la Universidad de Tel Aviv, en 1995.Favaloro fue consciente de la creciente emergencia ecológica y sus repercusiones en la salud de la humanidad. En su libro De La Pampa a los Estados Unidos, mencionó: “Si no tomamos conciencia del desastre ecológico que el hombre ha desatado en nuestro planeta -la Argentina no queda excluida- las consecuencias serán terribles. (…) Todos debemos comprometernos a luchar sin descanso por la rehabilitación del aire, el agua y la tierra.”“Es imprescindible organizar la cooperación internacional entre los países desarrollados y en desarrollo y luchar todos juntos por una sociedad mejor, con mayor equidad y justicia social, que haga posible respetar y defender -junto con las demás conquistas sociales- el derecho inalienable del hombre a gozar de buena salud”, expresó en la Conferencia Internacional sobre la Salud del Corazón, realizada en Nueva Delhi, en 1999.En el mismo discurso antes citado, en Glacier Park Lodge, Montana, Estados Unidos, en 1993, sentenció: “Ha llegado el momento, insisto, de detener el girar constante de nuestro planeta. Examinarlo, examinarnos, hacer el diagnóstico correcto y buscar todos juntos el tratamiento adecuado. Sólo lo lograremos si entendemos que estamos convocados por un compromiso ineludible: debemos luchar por una sociedad más justa y equitativa, sin prejuicios de ninguna índole. Sólo lo lograremos si no nos apartamos nunca de los lineamientos éticos basados en el respeto a la dignidad del hombre.Estas lecciones, surgidas de su vasta experiencia tanto en la medicina como en la reflexión social y ética, siguen siendo fundamentales para mejorar la salud pública, la equidad social y el desarrollo de sociedades más justas.