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27 de noviembre de 2024

Las aterradoras amenazas que sufren dos hermanas en Pinamar: “Las voy a matar, y a vos te voy a violar y tirar en una zanja”

Jimena (38) y Agustina (20) viven en Pinamar. Son acosadas e intimidadas por un hombre en situación de calle, que ocupaba un baldío al lado del comercio donde trabajan. “Se puso más violento cuando lo denunciamos a la policía”, aseguraron

>Las hermanas Jimena (38) y Agustina (20) Ocampo pasan por un verdadero infierno en Pinamar, donde viven y trabajan, por el acoso y las amenazas que reciben de un hombre en situación de calle que ocupaba un terreno baldío ubicado al lado de un comercio de artículos de playa, que es propiedad de la familia de ellas.

“Él y otros hombres en situación de calle dormían ahí, pero no teníamos problemas. Abríamos el local, ellos se corrían y luego regresaban a dormir por las noches”, relató Jimena a Infobae. Sin embargo, esa convivencia se quebró cuando Lisovich agredió a su compañero con un cuchillo y ese altercado marcó el inicio de su violento comportamiento.

Sin embargo, la intervención policial fue el punto de quiebre. “Desde entonces, nos odia. Nos culpa porque llamamos a la policía y le sacaron todo lo que tenía. Nos dice que lo arruinamos y que nos va a matar por eso”, confesaron las mujeres.

Agustina, quien también estaba presente en ese momento, relató el miedo que sintió en ese momento: “No sabíamos qué podía hacer. Mi hermana trató de calmarlo diciéndole que se fuera, pero seguía insultándonos. Nos dijo cosas terribles, como que éramos unas trolas y que nadie nos iba a proteger”, explicó.

Esa misma noche, que era la víspera del fin de semana largo, Agustina lo encontró en el centro de Pinamar mientras regresaba a su casa, en la esquina de Bunge y Marco Polo. “Me reconoció entre un grupo de amigas. Empezó a gritar que me iba a violar, a matar y después a tirar en una zanja, que nadie me iba a encontrar. Me asusté mucho. Desde entonces no puedo salir sola”, afirmó.

“Me dijo ‘sé donde encontrarte. Si no es en tu local, es donde vivís. Yo no estoy solo, te voy a hacer desaparecer. Son unas ortivas vos y tu hermana por venderme’. Está enojado porque lo denunciamos”, agregó.

Jimena, quien vive arriba del local junto a su esposo y sus dos hijas, también tuvo que modificar sus rutinas. “No salimos después de cierta hora. Cuando llevo a mis hijas al colegio, lo hago con mucho cuidado. En el local trabajamos con miedo de que aparezca otra vez”, explicó.

Tras la presentación de tres denuncias por parte de la familia Ocampo, la justicia emitió una restricción perimetral el 20 de noviembre, a raíz de la petición hecha por la Unidad Funcional de Instrucción Descentralizada Número 5. La medida dispuso que Lisovich no pueda permanecer a menos de 200 metros de las hermanas Ocampo y su grupo familiar, y además, estableció que se debe abstener de intimidarlas y hostigarlas.

Hasta que llegue una solución concreta, las mujeres lamentan tener que vivir prácticamente encerradas. “No podemos salir tranquilas. Es una pesadilla”, aseguró Jimena. Agustina, por su parte, ansía recuperar lo antes posible su rutina. “Quiero volver a caminar sola por Pinamar, como siempre lo hice. Pero hasta que él no esté lejos, eso es imposible”, afirmó.

Frente a esta situación, decidieron recurrir a un método casero de protección. “Compramos gas pimienta, pero sabemos que eso no es suficiente. Él está cada vez más violento”, señaló Jimena.

La comunidad teme que la situación se agrave con la llegada de la temporada turística. “Si esto no se resuelve ahora, va a ser un problema para todos. Es un peligro para los vecinos y especialmente para los turistas que no lo conocen”, concluyó Agustina al referirse a la falta de políticas públicas para tratar a personas con problemas de salud mental en situación de calle.

El Hospital de Pinamar, según las víctimas, no cuenta con recursos para atender a pacientes psiquiátricos, y las autoridades municipales aún no ofrecieron una solución definitiva. “Él necesita ayuda, pero mientras tanto es un peligro para todos”, dijeron con preocupación.

Más allá de esta promesa, las hermanas siguen viviendo con preocupación. “Si ya se escapó una vez, puede volver a hacerlo. Él no entiende que tiene una restricción perimetral. Necesitamos que lo trasladen de Pinamar urgente. Queremos recuperar nuestra rutina y volver a estar tranquilas”, concluyeron.

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