26 de noviembre de 2024
Científicos salvaron una especie casi extinta de las grandes montañas del Parque Nacional de Yosemite
Tras décadas de silencio, la rana sierrae vuelve a poblar lagos de alta montaña gracias a un innovador programa de reintroducción liderado por expertos de la Universidad de California Santa Bárbara
Durante el siglo XIX, los buscadores de oro que llegaron a California no solo dejaron su huella en los ríos y montañas, sino también en los frágiles ecosistemas alpinos. A medida que exploraban la Sierra Nevada, comenzaron a introducir peces no nativos en lagos antes libres de ellos. Esta práctica, que buscaba proveer alimento y recreación, se convirtió en una amenaza directa para la rana de patas amarillas, que habitaba estos cuerpos de agua. Los peces invasores consumían los huevos y renacuajos de las ranas, diezmando sus poblaciones.
“La pérdida de esta especie no fue solo un golpe para la biodiversidad, sino también para todo el ecosistema”, explicó Roland Knapp, investigador principal del Laboratorio de Investigación Acuática Sierra Nevada de la Universidad de California en Santa Bárbara (UCSB). Los depredadores que dependían de estas ranas, como aves, serpientes y osos, vieron afectada su dieta, y los ecosistemas acuáticos se transformaron drásticamente.
A pesar de este panorama sombrío, un equipo liderado por Knapp no se rindió. Durante casi tres décadas, los investigadores buscaron remanentes de poblaciones de ranas en lagos libres de peces y comenzaron a documentar casos en los que algunos individuos mostraban resistencia al hongo Bd. Estos descubrimientos marcaron el inicio de un ambicioso proyecto de reintroducción.“La planificación fue meticulosa. Cada sitio fue evaluado cuidadosamente para maximizar las posibilidades de éxito”, señaló Knapp. Los resultados fueron sorprendentes: las poblaciones translocadas no solo sobrevivieron, sino que comenzaron a reproducirse. Hoy, es común ver cientos de renacuajos y docenas de ranas adultas en los lagos reintroducidos. “Los lagos han vuelto a la vida”, comentó Knapp. “Ver a las ranas sentadas en la orilla, rodeadas de aves y serpientes que interactúan con ellas, es algo que no esperábamos volver a ver”, citó USA Today.
El éxito del proyecto en Yosemite trasciende las fronteras de la Sierra Nevada. Según los autores del estudio, esta experiencia proporciona un modelo replicable para la conservación de otras especies amenazadas por enfermedades.“El caso de la rana de patas amarillas demuestra que, con individuos resistentes y una planificación estratégica, es posible revertir los efectos devastadores de patógenos en los ecosistemas”, destacó Knapp. Este enfoque puede ser particularmente relevante para otras especies de anfibios, un grupo que enfrenta una crisis global con más del 40% de sus especies en peligro de extinción.Además, el proyecto resalta la importancia de las áreas protegidas como Yosemite para la conservación de la biodiversidad. “Los parques nacionales y reservas no solo preservan paisajes, sino que son refugios cruciales para especies en peligro”, indicó el equipo de investigación.A pesar de los logros, los desafíos persisten. El cambio climático y las amenazas humanas continúan poniendo en peligro los hábitats de montaña. Sin embargo, los investigadores son optimistas. Los modelos de viabilidad sugieren que las poblaciones reintroducidas tienen una alta probabilidad de persistir durante al menos 50 años, siempre y cuando se mantengan los esfuerzos de conservación.
“Hace 15 años, no estábamos seguros de si esta especie sobreviviría”, reflexionó Knapp. “Hoy, no solo están sobreviviendo, sino prosperando. Esto nos da esperanza para muchas otras especies en situaciones similares”.