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22 de noviembre de 2024

Donald Trump y su “presidente favorito”: Javier Milei

¿Puede ser el principio del fin del socialismo woke?

>Hay momentos estelares en la historia que provocan profundos cambios de rumbo. Por alguien que dejó la puerta abierta de Kerkoporta cayó Constantinopla en 1453, marcando la caída del Imperio Romano de Oriente y el fin de la Edad Media. La caída de la ciudad puso fin a más de mil años de historia bizantina y simbolizó un cambio trascendental en el equilibrio de poder en Europa y el Mediterráneo.

Trump, aun antes de asumir, ya está revolucionando Washington. Con las designaciones de figuras como Marco Rubio, Elon Musk y Vivek Ramaswamy, el presidente electo apuesta a reducir el gasto y recuperar los principios de libertad individual, apuntando a desmantelar lo que él llama el “deep state” estadounidense. Esta selección de líderes refleja un enfoque ambicioso hacia la transparencia gubernamental, la eficiencia y la defensa de las libertades.

Sin embargo, para Argentina, la relación política entre Trump y Milei, junto con el apoyo de figuras como Rubio y Elon Musk, representa una oportunidad. La visión compartida entre ambos líderes podría abrir el camino hacia un tratado de libre comercio entre EEUU y Argentina, una posibilidad que el presidente argentino ya ha anticipado. Los conceptos de “near shoring” y “friend shoring”, que fomentan la relocalización de empresas en países aliados, pueden fortalecer esta iniciativa y ofrecerle a Argentina una posición estratégica en la cadena global de suministros.

También en el frente interno, la amistad entre Milei y Trump puede retroalimentar sus respectivas políticas. Uno de los desafíos principales que enfrenta EE.UU. es el enorme crecimiento de su deuda pública. Según el U.S. Debt Clock, la deuda de Estados Unidos ha superado los 33 billones de dólares, lo que representa más del 122% del PIB nacional. El déficit anual, que supera los 2 billones de dólares, está impulsado por gastos crecientes en programas de seguridad social, Medicare y defensa, además del costo de los intereses de la deuda, que ya supera los 600 mil millones de dólares anuales. Este nivel de deuda per cápita, de más de 97,000 dólares por ciudadano, posiciona a EE.UU. en una situación de riesgo fiscal que amenaza su sostenibilidad a largo plazo.

Aquí es donde el ejemplo de Javier Milei puede terminar siendo un aliciente para abordar este desafío fiscal con un ímpetu adecuado. Trump ha designado a Elon Musk como líder del nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental, inspirado en el ministerio de Federico Sturzenegger en Argentina. Musk aplicará un enfoque tecnológico, con especial énfasis en la inteligencia artificial, para detectar y eliminar redundancias en la administración pública. La experiencia de Musk con X (anteriormente Twitter) le ha demostrado que es posible reducir significativamente la plantilla de una organización sin perder eficiencia. Vivek Ramaswamy, otro empresario multimillonario, tecnológicamente exitoso y ex candidato presidencial, se une a Musk en esta misión, aportando una visión innovadora para reducir la burocracia y optimizar el gasto, en línea con un modelo de gobierno más austero y ágil. Podrá esto ser ejemplo para Japón y muchos países europeos donde el gigantismo estatal parece ser la norma.

Aunque menos urgente, no son menos importantes las reformas que Milei considera de “segunda generación”. Aquí es Trump quien está liderando el discurso para llevar reformas profundas para el ámbito educativo. Trump ha anunciado una revolución que busca desmantelar el Departamento de Educación y devolver el control a los estados. Sobre todo, su plan propone otorgar más autoridad a los padres mediante la modalidad de “School Choice”, para que puedan elegir la educación de sus hijos, promoviendo la competencia entre escuelas. Aunque esta propuesta incluye la reintroducción de la oración en las aulas, una medida polémica, la reforma representa un intento por descentralizar la educación y disminuir la imposición ideológica en el sistema educativo.

Por último, Milei ya no estará solo en el escenario internacional cuando muestre su alejamiento de las agendas globalistas 2030 y 2045, que promueven objetivos como la sostenibilidad y la igualdad global mediante intervenciones estatales amplias. Para Trump, estas agendas priorizan políticas internacionales que interfieren en la soberanía de cada nación y suelen imponerse sin un análisis crítico de sus consecuencias. Hemos visto como la aplicación de esas agendas han llevado a torpes decisiones como cerrar las plantas nucleares de Alemania o destruir presas, represas y azudes sin tener un cabal análisis sobre sus consecuencias. Es por eso, que su visión se centra en defender la autonomía estadounidense, rechazando a la influencia que él percibe como centralizada y antidemocrática.

Este conjunto de coincidencias y oportunidades nos dejan abierta las preguntas. ¿Será este el inicio de un cambio de rumbo que, como aquel clavo que hizo perder el reino, desencadene un movimiento transformador y el fin del socialismo woke en Estados Unidos, liderando un giro histórico para toda América y tal vez el mundo? Las señales apuntan a que Trump y Milei están decididos a abrir una nueva era, forjando una administración más eficiente, transparente y comprometida con la autonomía y la libertad.

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