22 de noviembre de 2024
Nanopasta: químicos crearon unos espaguetis 200 veces más finos que un cabello humano
Estas nanofibras no pretenden ser un nuevo alimento, sino ofrecer un “amplio abanico” de usos para la medicina
La harina utilizada como base contiene almidón, un compuesto renovable y biodegradable que, gracias al uso de ácido fórmico, puede procesarse de manera más eficiente que con métodos tradicionales.
El ácido fórmico desempeña un papel crucial. Descompone las grandes hélices del almidón para convertirlas en componentes más pequeños y manejables. Además, se evapora durante el proceso, por lo que deja una estructura fibrosa pura. El equipo también recurrió a un control cuidadoso de la temperatura y el tiempo de procesamiento para garantizar que la mezcla tuviera la consistencia adecuada antes de su enfriamiento.El uso de almidón como material base marca un avance significativo en el desarrollo de tecnologías sostenibles. Este compuesto, producido por la mayoría de las plantas verdes para almacenar glucosa, es la segunda fuente de biomasa más abundante en la Tierra, después de la celulosa.
El almidón presenta propiedades excepcionales para el desarrollo de nanofibras. Por un lado, es un material versátil que puede integrarse en diversas estructuras por su capacidad de formar redes sólidas y porosas.
Por otro, su biodegradabilidad permite que las nanofibras derivadas de él se descompongan fácilmente, ya sea en el entorno natural o dentro del cuerpo humano, lo que minimiza el impacto ambiental y amplía sus posibilidades de uso en aplicaciones biomédicas.Las nanofibras creadas a partir de harina ofrecen un amplio abanico de aplicaciones médicas y tecnológicas, gracias a sus características únicas de porosidad y biodegradabilidad. En el ámbito de la medicina, destacan como un material prometedor para el desarrollo de vendajes avanzados que favorecen la cicatrización de heridas.
Estas fibras forman esteras porosas que permiten la entrada de agua y humedad, esenciales para la recuperación del tejido, mientras bloquean el paso de bacterias, lo que reduce el riesgo de infecciones.Además, se investiga su posible utilización en la administración de fármacos, un campo en el que la precisión y la eficiencia son esenciales. Las nanofibras podrían actuar como vehículos para transportar medicamentos directamente a las células, lo que optimizaría su liberación controlada y maximizando la eficacia terapéutica.