22 de noviembre de 2024
Era policía, está preso y dicta cursos para mejorar la vida en la cárcel: “La violencia verbal es el origen de todo”
Fernando Pedreira está alojado en la Unidad 9 de La Plata. Recién saldrá en libertad en octubre de 2031. Cómo son sus intentos por mejorar las condiciones de los detenidos desde la educación
En esos primeros intercambios, nunca sufrió violencia física, pero sí verbal. “Es muy difícil escapar a los calificativos, más cuando fuiste policía. Pero hay que intentar la educación para evitar ese tipo de roces”.
“Todos los que estamos acá somos culpables o al menos una gran mayoría -explica Pedreira-. A partir de eso, tenemos que hacer algo para mejorar nuestras condiciones. Porque así este espacio va a servir para cuando cada recluso tenga que volver a vivir en sociedad. La mayoría acá no está condenado a perpetua. Eso quiere decir que en algún momento se sale. Y hay que estar preparado para eso”.Tras los primeros meses preso en La Plata, el ex policía primero intentó seguir con la carrera de psicología que había iniciado durante su detención domiciliaria. “No pude, porque no podía salir de la cárcel. Intenté con la licenciatura en historia acá, pero tampoco podía salir a dar los exámenes -relata-. Igual no me resigné. Hice muchos de los cursos que están disponibles en la cárcel”.Durante estos dos años que lleva detenido en La Plata, Pedreira hizo 15 cursos que van desde algunos para comprender las leyes argentinas y sus ejecuciones hasta de pintor de obra, yoga, jardinería vertical, restaurador de muebles e higiene del sueño. Al mismo tiempo, inició un proyecto propio de reinserción: su objetivo es darle cursos a los presos de otros pabellones para intentar bajar esos niveles de violencia. “Es importante que se preparen para cuando tengan que salir. Hay muy baja preparación. Muchos detenidos no saben diferenciar entre el presidente y el gobernador, por ejemplo”.
Otro de los talleres es sobre violencia verbal. “Es el origen de todos los problemas”, asegura Pedreira. Por eso, el ex policía dicta unas clases en la que trata de desterrar este tipo de tratos entre los presos. Otro taller que condujo durante estos últimos meses es el de objetor de conciencia. “Aquí tratamos temas de respeto, ética y moral. También, le brindamos a los compañeros información sobre sus derechos y obligaciones”.En tanto, uno de los compañeros de Pedreira del pabellón 16B dicta clases de alfabetización para adultos. “Ofrecerles el placer de la lectura para que, quizás, encuentren una forma de pasar el tiempo en algo productivo mientras están privados de su libertad”. Todo estos talleres están aprobados por las autoridades carcelarias. Así, le sirve a cada preso para sumar puntos positivos en su conducta y poder pedir beneficios como morigerar la pena o salidas transitorias.La idea de Pedreira de la cárcel cambió apenas conoció la problemática por dentro. “Antes pasaba cerca de esos paredones y pensaba para qué se gasta plata en esto. Ahora, con otra realidad, me doy cuenta lo importante de mantener las buenas condiciones para erradicar la violencia y permitir que los detenidos se reinserten en la sociedad una vez cumplida sus condenas”, admite el ex policía.
Fernando Pedreira fue condenado a 16 años de prisión por la muerte de cuatro adolescentes, sucedidas tras incendiarse una comisaría en la que estaban demorados. La mayoría de estos jóvenes estaba esperando un traslado a un centro de detención juvenil o de rehabilitación por consumo problemático. Por el hecho también fueron juzgados otros diez policías. La sentencia a Pedreira fue en 2015.
El hecho ocurrió en la noche del 20 de octubre de 2004, cuando los detenidos iniciaron un reclamo que terminó en un incendio en sus celdas del que no pudieron escapar. Luego de lo ocurrido, el ministro de Seguridad de ese momento, León Arslanian, prohibió el alojamiento de menores en dependencias policiales.