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21 de noviembre de 2024

Domingo French, puntero político colonial: manejó el derecho de admisión en el cabildo abierto de 1810 y era temido por los españoles

Su apellido junto con el de Beruti fue una marca registrada durante los convulsionados días de mayo de 1810. En sus inicios fue cartero y llegó a jefe de regimiento. Su grupo de hombres de las afueras era conocido como “los manolos” o “los chisperos”. Nació hace 250 años

>Cuando Juan Ramón Balcarce dio la orden al pelotón de Húsares de abrir fuego, ninguno de los proyectiles que impactaron en el cuerpo de Santiago de Liniers, quien había desconocido a la Primera Junta, fue mortal. Herido en los pastizales del montecito de los Chañarcillos o de los Papagayos, le dieron el tiro de gracia. El que lo hizo no le era desconocido al ex virrey. Era su amigo Domingo French, a quien el propio Liniers había ascendido en 1808 a teniente coronel de infantería por su valiente desempeño durante la segunda invasión inglesa.

Evidentemente, era un trabajo que hacía con mucha responsabilidad, al punto de que una oportunidad lo designaron para que llevase cien mil pesos a la ciudad de Montevideo, una fortuna, ya que el capitán del barco se había negado a hacerlo.

Cuando los ingleses invadieron Buenos Aires, colaboró con Juan Martín de Pueyrredón en la organización de los Húsares. En octubre de 1806 recibió el despacho de teniente, en abril del año siguiente ascendió a ayudante mayor y luego sargento mayor, y en 1808 llegó a teniente coronel. Fue integrante del grupo criollo que conspiraba, y su papel fue invaluable. Por el hecho de haber sido cartero, conocía a todo el mundo en Buenos Aires, dato que le sería de suma utilidad a la hora de buscar la voluntad de la gente a favor de la causa criolla.

Estaba al frente de “los chisperos”, un grupo no muy numeroso pero que se hacía notar. También se los conocía como “los manolos” o simplemente “los infernales”. “Otra vez esos bandoleros”, se quejaban los españoles, blanco predilecto de ese grupo. A su gente se la señalaba como amante de la vida nocturna, del juego, del vino y de las mujeres.

La primera maniobra en la que intervinieron fue la de armar una suerte de derecho de admisión al cabildo abierto del 22 de mayo de 1810, filtrando a los vecinos españoles y llenando el salón de criollos. Disponían de entradas sin nombres, las que eran repartidas a personas que nunca hubieran calificado para participar de un cabildo abierto, donde se discutían temas fundamentales para la ciudad. No es descabellado aventurar que lo que French y Beruti y su gente hicieron fue uno de los primeros piquetes, cuando la Patria nacía. Y también es lícito hablar de aquellos dos personajes como verdaderos punteros políticos. La maniobra surtió efecto: de los 450 invitados, solo concurrieron unos 200, la mayoría criollos. Verdad o leyenda, los hombres reclutados por French, junto a Antonio Beruti, Buena Ventura Arzac e Ignacio José Grela llevaban, para identificarse, cintas blancas atadas a sus sombreros.

Se dice que también había tenido mucha influencia, junto a su amigo Beruti, en la confección final de listado con los nombres de quienes integrarían el gobierno patrio.

Aquel 25 de mayo, cuando aún no estaba claro qué sucedía, French y Beruti junto a su gente aguardaban en la plaza. Sabían que, si en el balcón aparecía Manuel Belgrano y dejaba caer su pañuelo, ellos debían irrumpir en el cabildo, cosa que no fue necesaria.

Cuando regresó luego de haberse sofocado la rebelión española en Córdoba, su unidad contribuyó a la represión de los sublevados en el Motín de las Trenzas, en diciembre de 1811. Partidario de Mariano Moreno, cuando sus seguidores cayeron en desgracia por la preeminencia de los saavedristas, fue enviado a Carmen de Patagones, pena que le levantó el Primer Triunvirato.

Al año siguiente fue enviado al ejército del Norte comandado por José Rondeau. Si bien llegó luego de la derrota de Sipe-Sipe, que supuso la pérdida definitiva del Alto Perú, su habilidad política sirvió para limar asperezas de su jefe con Martín Miguel de Güemes. Cuando Manuel Belgrano volvió a hacerse cargo del ejército, French se quedó con él .

Pero no podía estar callado. Fue un abierto crítico del Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón y conoció el destierro. Junto a Manuel Dorrego, Pedro Agrelo y otros debieron abandonar el país y partieron hacia Estados Unidos.

Pretendieron construir un mausoleo para honrar su memoria, pero lo cierto es que los restos de ese joven cartero que llegó a coronel, están perdidos.

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