21 de noviembre de 2024
La beba bonaerense que marcó un récord mundial cumplió 10 años: “Todavía no entiende lo mucho que significó su llegada al mundo”
Yanina Aquino nació por cesárea en 2014 e ingresó al Libro Guinness tras ser concebida con óvulos que estuvieron criopreservados durante 14 años. Su mamá, Mónica Coronel, que hoy tiene 50, recurrió a la fertilización in vitro para lograrlo
Yanina Aquino cursa el quinto grado en el mismo colegio donde su mamá trabaja como bibliotecaria, estudia inglés, va a natación y también está aprendiendo patín. “Es una nena tímida, pero muy atenta y cariñosa. A pesar de que es un poco vaga para hacer las tareas le va muy bien en los estudios y somos muy unidas”, contó Mónica, sobre todo desde la muerte de su esposo, hace dos años.
Lo que Yanina aún no comprende del todo es el impacto de su llegada al mundo, la dimensión de su historia y cómo fue que se convirtió en un símbolo de perseverancia y ciencia. “Sabe que estuvo en la tele y que le sacaron un montón de fotos de bebé, pero todavía no lo entiende”, explicó Mónica, consciente de que esa conversación aún está pendiente.“Nunca nos sentamos a tener una charla de cómo fue concebida. Lo hablamos en algunas ocasiones, pero muy por arriba. Le mostré varios videos en YouTube, pero aún no tomó conciencia de por qué fue famosa desde chiquita. Cuando crezca y sienta la inquietud de saber más, le voy a contar todos los detalles”, admitió Mónica, que eligió como madrina de su hija a la secretaria de Halitus Instituto Médico, donde se hizo el tratamiento.Mónica Cornel y Eleuterio Aquino se pusieron de novios desde chicos y se casaron cuando todavía eran adolescentes. Tras 10 años de intentos, no lograban concebir. Luego, descubrieron que él tenía muy pocos espermatozoides por culpa de unas paperas que había tenido en su infancia. “Las primeras consultas las hicimos en el Hospital de Clínicas, donde los tratamientos eran gratuitos; pero no hacían la fertilización. Así fue cómo nos derivaron a Halitus, la clínica del doctor Sergio Pasqualini”, explicó.
Mónica, que actualmente tiene 50 años, tenía 24 cuando decidió congelar sus óvulos, a pesar de que era un procedimiento costoso. “Era la época del 1 a 1 y nos salió 3.500 dólares, lo mismo que salían unas vacaciones a Cancún”, recordó.Y mientras esperaba los 6 meses aconsejados para volver a intentar, Eleuterio, que era albañil, se quedó sin trabajo en el año 2000 como una señal del colapso económico argentino que se avecinaba. Así fue como los siete óvulos que aún quedaban de Mónica quedaron guardados a 196 grados bajo cero, esperando el momento indicado para ser utilizados nuevamente.
En ese período, una chispa de esperanza se encendió: quedó embarazada de forma natural y en 2001 nació Nicolás, el hijo que tanto habían soñado. “Fue como un milagro”, relató. Y medida que el nene iba creciendo, los óvulos congelados le recordaban al matrimonio que la historia aún no estaba completa, que aún la familia podía tener a otro integrante.Pasaron los años y, mientras criaba a Nicolás, retomó el trabajo. Primero como portera, luego como maestra, y finalmente como bibliotecaria. Fue un llamado inesperado el que cambió todo: Halitus no había descartado los óvulos. “Cuando Nicolás tenía ocho años, me contactaron para decirme que los óvulos seguían ahí”, contó Mónica.
Era el año 2012 y ella tenía 38 años cuando volvió a intentarlo. “Tenía miedo, pero los médicos me insistieron. Me dijeron que sería histórico si funcionaba. De los siete óvulos congelados, dos pudieron ser fertilizados, y uno se desarrolló lo suficiente para la transferencia”, relató al recordar ese momento con mucha emoción.Finalmente, Yanina nació el 5 de marzo de 2014 y las dos ingresaron al Libro Guinness. “Todo esto fue posible gracias al equipo liderado por el doctor Sergio Pasqualini. Además de la ayuda económica que recibí por la parte de la clínica, la motivación del equipo médico fue fundamental para que me animara a intentarlo. Ellos me explicaron que había que probar antes de los 40 porque después sería más difícil”, recordó. “Y para ellos, lograr este resultado también les significó un reconocimiento médico y mediático”, agregó.Gracias al apoyo integral que recibió Mónica por parte de la clínica, pudo realizar el procedimiento de descongelamiento, fertilización e implantación. Yanina nació por cesárea, pesó tres kilos y medio, y su caso revolucionó la historia de la fertilización asistida a nivel mundial. “Las mujeres cada vez más postergan el momento de la búsqueda de embarazo y es por eso que es necesario crear conciencia y difundir la importancia de esta técnica de criopreservación de óvulos”, habían dicho desde Halitus una década atrás, satisfechos por el reconocimiento.