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13 de noviembre de 2024

El joven cordobés que logró un Récord Guinness en el Aconcagua: los detalles de su hazaña a 6.000 metros de altura

Agustín Raffo, de 30 años, es DJ y realizó su set en la montaña más alta de América del Sur. Cuáles fueron sus sensaciones y cómo se enteró de la noticia

>La noticia le llegó el 15 de junio, en plena madrugada, al día siguiente de haber asistido a un recital de Hernán Cattáneo, en Córdoba. Entre los primeros rayos de sol y el eco de la música de la noche anterior, Agustín Raffo se despertó y encontró en su teléfono celular un aluvión de mensajes. Aunque todavía no había chequeado los mails, se imaginó que todas esas felicitaciones de su grupo de trabajo se debían a un solo motivo: había logrado ingresar al Guinness World Records.

Esta hazaña se produjo en un momento donde se conmemoran los 70 años del origen de los récords Guinness. De la lista forman parte varios argentinos famosos, pero también gente poco conocida, como este joven de 30 años oriundo de Villa Allende, Córdoba.

Si bien el desafío empezó a gestarse en diciembre de 2023, casi como una broma, una ocurrencia lanzada al aire en medio de una reunión para un proyecto audiovisual, terminó de materializarse en febrero de este año. Agustín había sido contratado para musicalizar un documental sobre dos atletas que intentarían un ascenso de velocidad en el Aconcagua, sin advertir que esa imponente montaña sería el escenario de su estrellato mundial.

“La idea era que yo entendiera el ‘mood’ de la montaña, para poder capturarlo en la música - recordó el joven. Me pidieron que estuviera los 20 días con ellos en el campamento base Plaza de Mulas. Y así conocer de primera mano el entorno”, agregó.

“No era solo ponerme los auriculares y darle play. Yo no estaba físicamente preparado para escalar tantos metros así que me puse a entrenar a contrarreloj y a andar en bicicleta para soportar las extremas condiciones de altura”, explicó.

El 10 de febrero, Agustín y su equipo empezaron el ascenso. Fue una travesía de 20 días. Con él viajaban deportistas, porteadores, camarógrafos y los guías, hasta alcanzar el campamento Cólera, el último antes de la cumbre del Aconcagua. “Dormir ahí es durísimo, casi imposible, con temperaturas que llegan a 20 grados bajo cero. No importa cuánto te esfuerces, la altitud te pasa factura. Pero ahí estábamos, a seis mil metros, rodeados de montañas y listos para el desafío”, dijo al revivir la mezcla de emoción y temor que lo invadía.

El día se prestó y el sol los acompañó durante la jornada de grabación. Mientras los camarógrafos filmaban cada segundo en una toma continúa, el director del documental operaba la cámara sin perder detalle. Además, otra cámara cubría la toma desde un ángulo diferente, y todos trabajaban en conjunto para capturar el esfuerzo de un DJ batallando contra la montaña.

“Empecé con Deep House y temas progresivos, pero como la altura no perdona y tuve que ir cambiando la música según lo que me permitía la cabeza. No fue un set perfecto, pero ahí, en el techo de América, era suficiente”, explicó Agustín, con la satisfacción de quien sabe que lo dio todo.

Ese mismo día, el equipo comenzó el descenso con una marcha lenta y cuidadosa que parecía eterna. “Si te caes o te golpeas a esa altura, las posibilidades de que el rescate llegue a tiempo son mínimas”, comentó Agustín, reconociendo que la adrenalina del momento lo mantuvo alerta hasta que finalmente alcanzaron el campamento base. Pero todavía faltaba que Guinness aprobara oficialmente la hazaña, y con ello, el inicio de una espera de cuatro meses que pondría a prueba su paciencia.

“Para lograr el récord, hay que cumplir un protocolo riguroso que incluía llevar un altímetro certificado, registrar cada segundo en una toma de video ininterrumpida y contar con al menos diez testigos en el lugar”, especificó.

Sus redes sociales comenzaron a llenarse de comentarios y reacciones, y su familia y amigos no tardaron en compartir el video de YouTube en el que se documenta su hazaña. El boca a boca hizo su trabajo, y pronto, Agustín empezó a recibir mensajes de jóvenes DJs y productores que le expresaban su admiración.

“Me llegaron mensajes de chicos de todos lados, incluso de otros países. Creo que es el primer récord Guinness que alguien logra en este ámbito desde Argentina y en una disciplina tan loca como esta. Nunca pensé que hacer esto podría motivar a otros a buscar su propio récord, o al menos a intentar algo fuera de lo común”, comenta Raffo, como quien se sorprende ante la trascendencia de su récord.

Con el certificado colgado en la pared, Agustín ya empezó a reflexionar sobre la permanencia de su logro. Sabe que romper récords es una competencia sin fin y que siempre puede aparecer alguien dispuesto a desafiarlo. “Podría durar año o ser roto la siguiente temporada de escalada. Quizá llegue otro DJ más entrenado, o un atleta que mezcle música y deportes extremos, y lo intente. Pero sé que lo que logramos como equipo fue único y no es algo tan sencillo de concretar”, se esperanzó.

Con más de una década de trayectoria, Agustín es conocido en el ambiente de la música electrónica como Daag. Arrancó como bateristas y luego se volcó a la composición, hasta llegar a tejer paisajes sonoros intrincados que desafían los géneros establecidos. En 2014, Agustín recibió el apoyo de Moby, quien seleccionó su remix para formar parte de su álbum. Esta colaboración subrayó aún más su habilidad y talento.

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