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13 de noviembre de 2024

Cristina Kirchner busca disputarle a Milei el efecto Trump, en medio de su recargada batalla contra jueces y medios

La ex presidenta colocó su caso como parte de un fenómeno que incluye al mandatario electo de Estados Unidos. Lo hizo en la previa al nuevo fallo sobre la causa Vialidad. Y en su primera entrega como jefa partidaria, alineó al PJ en el discurso sobre el intento de “proscripción”

>La previa al fallo de la Cámara de Casación por la causa Vialidad acaba de ofrecer la primera entrega de Cristina Fernández de Kirchner puesta a enderezar y ordenar al peronismo. Coronada ya como jefa partidaria, la ex presidente alineó al PJ con el discurso de la “persecución” y la “proscripción”, según los términos más utilizados en su defensa. Eso era previsible. En cambio, el punto original fue colocar a Donald Trump en su trinchera para la batalla contra jueces y medios. Resultó la expresión más clara de su intención -insinuada unos días antes- de disputarle a Javier Milei el efecto del resultado electoral en Estados Unidos. O por lo menos, discutir ese clima.

El objetivo de ir contra el clima generado por el resultado de la elección estadounidense -y su magnitud- se combinó así con la necesidad de ampliar el discurso repetido frente a cada causa judicial, en particular Vialidad, porque aun sin agotar la escalera judicial incluye la figura de la condena. En ese esfuerzo, no reparó siquiera en la coincidencia que sólo en la superficie parece contradictoria: una reivindicación de la matriz de Trump. Un tema conceptual, también como reflejo “libertario”, sobre el tipo de poder, la relación con los límites institucionales y las tensiones con la Justicia y el periodismo. Supera el contrapunto entre “derecha” y “progresismo”.

La inminencia del pronunciamiento de Casación repuso después en la agenda el ruido de estas horas por el caso Vialidad, que seguramente recorrerá el camino a la Corte Suprema. Y CFK armó una estrategia consistente en adelantarse al fallo, con un documento y la nueva escenografía del PJ, y en dejar para la hora del anuncio judicial la movilización de sus estructuras.

“Los copitos de Comodoro PY”, dice el título del documento de la ex presidente. Fuera del obvio sentido de mezclar los reclamos por la investigación del atentado en su contra y las causas que la involucran, el texto abunda de diferentes modos en el discurso original: “El verdadero objetivo es proscribirme de por vida”. Después, en la búsqueda de darle contexto de operaciones a escala internacional, incluye a Trump junto a las referencias habituales de la región.

“Lula preso, Evo Morales destituido, Rafael Correa exiliado y, ahora, Donald Trump (representando un nacionalismo con características propias de un país con hegemonía global) ganando las elecciones de EE.UU. a pesar de tener más de 30 causas en su contra, varias condenas y un intento de asesinato en plena campaña electoral”.

Es llamativo otro aspecto, más doméstico. La andanada contra los jueces -los integrantes del TOF que resolvió condenarla a seis años de prisión e inhabilitarla para ocupar cargos públicos y los de Casación- es acompañada por media docena de referencias muy fuertes contra Mauricio Macri y unas pocas menos, contra Fernando de la Rúa. No menciona a Milei, salvo en una oportunidad y de pasada, cuando cita una definición de Rodolfo Barra.

Por supuesto, hay cuestiones que se cruzan y trascienden fronteras. CFK, aun sin el término lawfare, repite la línea de su ofensiva: habla nuevamente de operaciones del “Partido Judicial” y los “medios hegemónicos”. Su batalla contra medios -y contra periodistas con nombre y apellido, utilizando el peso del poder en su gestión- tiene eco actual, grave. Y también remite a las cargas de Trump. Se trata bastante más que de una cuestión de temperamento: expone una estrategia de desacreditación y de intimidación.

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