5 de noviembre de 2024
“Acá salvaron mi vida”: angustia e incertidumbre en el centro de salud mental que funciona en un terreno que Nación subastará

Está en Núñez y depende del Ministerio de Salud de la Ciudad, pero el predio es del Estado nacional. Tiene dos hospitales de día, para niños y para adultos, y está especializado en autismo y psicosis
Junto a psicólogas, terapistas ocupacionales, psiquiatras, músicoterapeutas, trabajadoras sociales, empleados administrativos y de limpieza, vecinos de Núñez y de no tan cerca, y varios usuarios -la comunidad de este centro de salud mental dice “usuarios”, no dice “pacientes”- del “Hugo Rosarios”, Lucía participó del abrazo simbólico y del coro al que no corrió la lluvia. “No se vende, el Uno no se veeende”, cantó fuerte, entre la fuerza que da “hacerles el aguante” a las cosas que importan y la preocupación inmediata.
Allí precisa que se tratan de casi 1.396 metros cuadrados a tan solo metros de la Avenida Del Libertador, allí donde se intercalan edificios de vivienda lujosos y otros bien modernos destinados a ser usados como oficinas.
“A mí nadie me saca ni el dolor ni la tristeza por la muerte de mi hija. Pero yo aquí pude seguir viviendo. Me había hundido en un pozo depresivo al que no le veía ninguna salida, y aquí encontré profesionales excelentes y pude salir de ese hundimiento en el que veía todo oscuro. No exagero cuando digo que acá salvaron mi vida”, describe Lucía, que tiene 83 años y una vez por semana se encuentra con su terapeuta aquí. “También vengo al taller de memoria, al de movimiento, al de meditación y a yoga. Los viernes llego a las 10 de la mañana y me voy a las 3 de la tarde. Los profesionales son excelentes y es una manera de reconectar con la vida”, cuenta.
Ana y Lucía se conocen del taller de memoria. Ana Viqueira, que camina 15 cuadras para llegar al “Hugo Rosarios” y tiene 84 años, también hace psicoterapia en este centro asistencial. “Vemos cómo dispensan medicación gratuita a quienes lo necesitan, mi terapeuta es excelente, vengo una vez por semana, y tratan a los chicos y a sus familias para que puedan salir adelante”, describe Ana, que también gritó lo de “no se veeende” y se sumó al abrazo. “Yo no podría acceder a este tipo de prestaciones si no las tuviera en un lugar público y cercano, por eso es tan importante que estos lugares no se cierren, y por los que trabajan acá”, reflexiona.“Nuestro trabajo es que no nos necesiten más. Que nos encontremos por la calle y nos saludemos y nos pongamos al día, porque ya ese usuario construyó las herramientas para desarrollar su vida sin depender de nuestros hospitales de día”, describe Marcela Giménez, terapista ocupacional del centro de salud y una de las voceras de la lucha para que el inmueble no sea subastado.
De todas las cosas que cuenta sobre este centro asistencial, hay una que la conmueve especialmente. “Hace algunas semanas vino un señor grande, de más de ochenta. Se sentó en la sala de espera y en algún momento nos contó que, en uno de nuestros servicios de asistencia grupal, había conocido a quien se convertiría en su esposa. Vino la semana siguiente a enviudar y nos contó eso. Cuando llegó a atenderse acá estaba en una situación de mucho padecimiento mental, y pudo recomponer su situación, igual que la que fue su esposa. Nos contó que hicieron una buena vida, que él fue taxista, que tuvieron dos hijos”, lagrimea Marcela. Y repite: “Ese es nuestro trabajo. Acompañarlos a que puedan hacer sus vidas después de transitar un escenario de salud mental que pueda generar una gran crisis en un momento o que los acompañe durante mucho tiempo”.Según estima Belén Ramírez, psicoterapeuta del centro especializado en niños y adolescentes, alrededor del 40% de la comunidad de usuarios vive relativamente cerca, y el 60% restante llega desde otros lugares de la Ciudad o incluso desde la Provincia. “Yo estudié en Tucumán y ya escuchaba hablar de este centro de salud mental, pionero en su enfoque. ‘La Cigarra’, su hospital de día, es una referencia a nivel país y en varios aspectos, a nivel internacional también”, explica.
“Muchos chicos vienen con su mamá, su papá o algún referente afectivo para trabajar solos y con ellos, y también en grupos. Tenemos muchos chicos que viven en hogares, que están en situación de adoptabilidad y que acompañamos mientras transitan ese proceso”, describe la especialista.Fuentes de la cartera sanitaria porteña explicaron a Infobae: “Nadie de Nación ha hablado con nosotros sobre vender o entregar ese bien. Tenemos un comodato con ellos para el uso del inmueble y no nos lo han observado hasta el momento, con lo cual está vigente. Nuestra voluntad es sostener y mantener el servicio”. No hubo más detalles ante la repregunta respecto de que el inmueble está en la lista de subastas oficial publicada en la web.
Mientras tanto, la comunidad de trabajadores y usuarios abrazan el centro sanitario que es parte de sus vidas. Ese en el que trabajan día a día o al que fueron a buscar un poco de ayuda en un momento de sufrimiento. Y la encontraron.