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29 de octubre de 2024

Mientras avanzan las negociaciones unilaterales con la oposición, el Gobierno sigue demorando el Consejo de Mayo

El órgano debía empezar a funcionar en agosto, pero ni siquiera se formalizaron los representantes. Conversaciones por separado con gobernadores y el Congreso. El rol de Santiago Caputo y Cristian Ritondo

>Por ahora, el Consejo de Mayo es solo una cáscara vacía. Más de tres después de su anuncio oficial, el “órgano colegiado” que debería implementar los diez puntos acordados en la firma del promocionado pacto aún no se integró, y algunos de los dirigentes que fueron contactados por el Gobierno para ser de la partida no tuvieron mayores novedades. Se confirma, en ese sentido, lo que se sospechaba en el sistema político, sindical y empresarial: cuando Javier Milei ensayó la convocatoria, en el discurso de inauguración de sesiones ordinarias del 1 de marzo, lo hizo sencillamente para ganar tiempo en medio de las negociaciones por la Ley Bases y el paquete fiscal.

“No hay nada, está todo en el aire”, aseguró a este medio un dirigente que participó esa noche de la puesta en escena y que tiene un buen diálogo con la Casa Rosada. Fuentes oficiales intentaron explicar ayer que el consejo, oficializado el 16 de julio en el Boletín Oficial y presidido, según la publicación, por el jefe de Gabinete, Guillermo Francos -después se nombró a Federico Sturzenegger como consejero por el Ejecutivo-, tiene ya “varios nombres casi definidos, que tienen consenso”.

En algún momento, incluso, Santiago Caputo, el asesor estrella de Milei que controla la gestión en condición de monotributista, le dijo a Ignacio Torres, el gobernador de Chubut del PRO con el que mantiene una buena relación desde hace años, que le interesaría discutir la mudanza de la capital del país al sur en el marco del Consejo de Mayo. Se trata de un proyecto presentado por un grupo de senadores por el que Milei se interesó en el almuerzo que encabezó el jueves pasado en Casa Rosada con los jefes provinciales del PRO.

Más de tres meses después, no se movió ni un papel. En parte, por las urgencias que obligan a Milei a atender obligaciones más apremiantes que un slogan de diez puntos básicos.

Por el contrario, el Gobierno decidió avanzar en estos meses de manera unilateral en negociaciones intermitentes con aquellos sectores a los que sedujo con promesas políticas y económicas, muchas de ellas aún incumplidas. Es lo que dejaron trascender en estos días los gobernadores del PRO, en medio de la discusión por el Presupuesto 2025.

Los jefes provinciales del macrismo, incluido el jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri -el más incómodo en la relación con el gobierno-, almorzaron el pasado jueves en Balcarce 50 con Milei y algunos de los funcionarios políticos después de la cena que 48 horas antes el presidente encabezó en Olivos con algunos de los gobernadores dialoguistas que decidieron hace meses construir un vínculo con el Ejecutivo, como Osvaldo Jaldo -el más libertario de ellos-, Gustavo Sáenz, Raúl Jalil y Hugo Passalacqua.

Desde la firma del Pacto de Mayo, que la relación política entre La Libertad Avanza y el PRO oscila entre una alianza institucional, un acuerdo parlamentario y una disputa interna que en estos meses tuvo a Macri y al consultor preferido de Milei como principales protagonistas. En la noche de Tucumán, por caso, el ex presidente se sintió destratado por la puesta en escena, y acusó de manera directa a Caputo, el guionista del relato oficial. Desde ese momento, el jefe del PRO se dedicó a reprochar en privado al asesor presidencial, lo criticó sistemáticamente en sus posteriores comidas en Olivos con el jefe de Estado y se encargó de que trascendiera que la falta de sinergia con su espacio y las deficiencias de la gestión se explicaban por el sistema de toma de decisiones ejecutado por el consultor.

“La relación está más sana que hace unos meses. Es un laburo enorme de Cristian: logró lo que no había logrado ninguno de nosotros en el vínculo con el Gobierno”, reconoció un diputado amarillo que participó de la cena, que se extendió hasta tarde. La declaración incluye al propio Macri.

En ese vínculo asoma, sin embargo, un punto de tensión: la Ciudad de Buenos Aires, la sede central del PRO, la casa matriz que los Macri no están dispuestos a ceder en el acuerdo electoral que proyectan de cara al próximo año.

En paralelo, la Casa Rosada avanzó en negociaciones sectoriales con el radicalismo hasta quebrar al bloque en Diputados, que se partió en dos. De un lado, los legisladores más opositores al Ejecutivo, con Facundo Manes y Pablo Juliano a la cabeza. Del otro, los “radicales peluca”, como los bautizaron sus ex colegas de bancada, dispuestos a acercarse al Gobierno -se reunieron la semana pasada en Balcarce 50 con el ala política, con Caputo a la cabeza-. Debutaron como radicales libertarios en el blindaje al DNU que vetó la actualización de las jubilaciones.

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