El arrepentimiento más frecuente en las mujeres al final de su vida, según un estudio de Harvard
El psiquiatra Robert Waldinger resalta el impacto de las opiniones externas en la vida personal y cómo la falta de autenticidad en la vida diaria puede repercutir negativamente en la salud emocional
>Una vida entera puede resumirse en una serie de decisiones que, al final, marcan lo que se hubiera hecho diferente. Un estudio de
Harvard que ha seguido a varias generaciones durante 85 años revela que el arrepentimiento más común entre las mujeres es
haber vivido en función de las opiniones ajenas en lugar de sus propios deseos. Según el psiquiatra
Robert Waldinger, director de la investigación, este pesar representa un conflicto profundo entre la identidad personal y las expectativas externas, dejando una marca significativa en el bienestar emocional de las mujeres al llegar a la vejez.
El estudio de Harvard, dirigido por Robert Waldinger, se ha centrado durante 85 años en analizar la felicidad y los arrepentimientos en diferentes etapas de la vida. Al observar patrones de vida en personas de distintas generaciones, la investigación reveló que el arrepentimiento más frecuente entre las mujeres al final de sus vidas es haber vivido bajo la presión de las opiniones ajenas.Esta tendencia se traduce en una falta de autenticidad, un sacrificio personal para cumplir con expectativas externas y la omisión de aspiraciones propias. Al reflexionar sobre estos años, muchas mujeres expresaron que podrían haber sido más felices si se hubieran permitido vivir según sus propios deseos y metas, sin dar tanta importancia a las críticas o juicios externos. Según Waldinger, este tipo de arrepentimiento resalta un conflicto profundo entre la identidad personal y las expectativas sociales, lo que afecta no solo el crecimiento personal, sino también la estabilidad emocional y el sentido de satisfacción al final de la vida.Además de los arrepentimientos, el estudio de Harvard y otras investigaciones recientes sugieren prácticas simples que podrían aumentar la calidad de vida y la longevidad de las mujeres. Una de estas es la llamada El estudio publicado en JAMA Psychiatry por la investigadora Ying Chen, del Brooks, por su parte, detalla dos formas populares de practicar la caminata de gratitud. La primera consiste en vincular cada paso con pensamientos de agradecimiento, manteniendo un ritmo continuo que ayuda a reducir la ansiedad y a disfrutar del momento presente. La segunda opción es hacerlo a un ritmo más pausado, tomando descansos para reflexionar más profundamente o escribir en un diario de gratitud. Según Brooks, este último método permite una conexión más profunda con los pensamientos y ofrece la oportunidad de revisitar esos momentos de gratitud en el futuro, ampliando los beneficios emocionales de la práctica.