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25 de octubre de 2024

La negociación por el Presupuesto y el dilema del PRO: ¿hasta dónde está dispuesto a tensar con el Gobierno?

Mauricio Macri y los gobernadores arrastran un creciente fastidio por la falta de respuestas de la Casa Rosada. Un almuerzo frustrado y una reunión para unificar posiciones. La impaciencia por un eventual acuerdo electoral. La casa matriz, en alerta

>La reunión no fue demasiado larga, pero sirvió para ratificar, sin la excepción de ninguno de los asistentes, el fastidio generalizado por una batería de promesas incumplidas casi en su totalidad. “Hoy estamos más para un no que para un sí. La verdad es que hay más chances de que te den algo diciendo que no”, aseguró uno de los participantes del encuentro de mesa chica del PRO que Mauricio Macri encabezó este jueves a última hora de la tarde junto a gobernadores, intendentes y legisladores en el centro de convenciones de la Ciudad, un punto de encuentro elegido especialmente por el ex presidente por una sencilla razón: allí se juega, desde el martes, el torneo mundial de bridge, el juego de cartas preferido del jefe partidario.

El jefe del PRO cree que se avecinan semanas decisivas para la relación entre el partido amarillo y La Libertad Avanza, y que la negociación en torno al Presupuesto 2025 es clave para conocer hasta qué punto el Gobierno está dispuesto a hacerle lugar a los reclamos de su principal aliado. Para eso, Macri reunió a Rogelio Frigerio, Ignacio Torres y Jorge Macri; a los diputados Cristian Ritondo, María Eugenia Vidal y Diego Santilli, y a los intendentes Guillermo Montenegro y Soledad Martínez, además de Fernando de Andreis, un colaborador histórico e intocable.

Los mandatarios provinciales reclaman certezas en los fondos para sus jurisdicciones, quieren que Milei se comprometa a saldar la deuda con las cajas jubilatorias y por la coparticipación federal que le corresponde según la Corte Suprema a la Ciudad, y que atienda los reclamos de todos los distritos que son gobernados por el PRO. “Para aprobarles van a tener que enviar alguna señal”, dijo uno de los presentes. No hubo ninguna fisura. Hasta Santilli, que está obnubilado con LLA, resaltó que había que endurecer la postura.

El hartazgo es generalizado, el malestar es creciente y notorio. La cúpula del PRO es consciente de que no tienen demasiado margen para no acompañar a la Casa Rosada por las coincidencias ideológicas y el acompañamiento del electorado. Pero no entienden la lógica de un Ejecutivo que necesita sí o sí de su principal aliado en el Congreso y, aún así, todavía no brindó ninguna respuesta en términos presupuestarios.

Los gobernadores están impacientes. Y se quejan además de que reciben el mismo trato que otros colegas del PJ. Ya no los peronistas colaboracionistas, como Osvaldo Jaldo, sino los más opositores, como Axel Kicillof. “Al final, somos todos lo mismo”.

Esa convocatoria se dio tras un encuentro tirante entre Macri y el consultor todoterreno de Milei, en plena discusión por el veto a las universidades que, finalmente, el PRO acompañó como una señal conciliadora hacia el Gobierno, un gesto clave en un momento en el que parecía que los acuerdos entre ambos sectores enfilaban camino a un precipicio tras la crisis de la triple derrota legislativa, signada por el rechazo macrista al DNU que intentó asignar $100.000 millones discrecionales a la SIDE, un revés que hizo estallar de ira al principal asesor presidencial.

Macri repite en privado que la delegación de la gestión de Milei en Caputo, un asesor que no tiene firma ni cargo formal pero que acaparó buena parte de la administración, fue una pésima decisión por parte del presidente. Sabe que el consultor es el gerente más importante del Gobierno, la figura central, incluso mucho más influyente que Karina Milei, y aún con muchísimo más poder que el que tuvo, por ejemplo, Marcos Peña durante su gestión.

Desde el macrismo trasciende que el jefe partidario quiere saber si Milei y su entorno están decididos por sí o por no a sellar un acuerdo para el 2025. Macri está seguro que si el Gobierno explicita una fusión electoral puede tener un impacto decisivamente positivo en los mercados y en el rumbo del programa macroeconómico. Por el contrario, si se dilata y persisten los ruidos cruzados, el ex presidente está seguro que tendría consecuencias negativas para la gobernabilidad.

Es más. En la reunión de ayer a última hora, Ritondo hizo un ejercicio electoral: aseguró que un escenario optimista, con el Gobierno sacando alrededor de 40 puntos en los principales distritos, hasta en ese escenario necesitaría del PRO en el Parlamento, aún después de diciembre del 2025.

Ahora, el ex mandatario y su primo están seguros de que la secretaria general de la Presidencia quiere arrebatarles la Ciudad. Para Macri, su casa matriz tiene mucha más importancia que cualquier otro distrito. Por eso sigue con especial interés la gestión local, habla fluido con los ministros y se mete en los temas.

El martes a la noche, la relación entre el macrismo porteño y La Libertad Avanza se resintió una vez más cuando en la sede de gobierno de Uspallata se enteraron de que el bloque patrocinado por Karina Milei en la Legislatura promocionaría al día siguiente una ley bases porteña que incluía desde la venta de empresas, un mayor ajuste fiscal y un protocolo anti piquetes, entre otras iniciativas.

El primero en enterarse fue Néstor Grindetti, el jefe de Gabinete, que le avisó al jefe de Gobierno. Jorge Macri enfureció, y llamó a Ritondo, que se comunicó con Caputo, el asesor. Otra vez, el PRO tuvo que recurrir al consultor estrella de la Casa Rosada, que se comprometió a postergar la presentación formal del proyecto en la Legislatura. El miércoles, Grindetti recibió en su despacho, de urgencia, a la legisladora Pilar Ramírez, la delegada de Karina Milei en la Ciudad. Del encuentro participaron además Nicolás Pakgojz, del AABE -cercano a Ramírez y a la secretaria General-, y Gabriel Sánchez Zinny, un colaborador de Grindetti que reporta cada paso a Mauricio Macri, y que solo se limitó a escuchar.

Jorge Macri arrastra un creciente malhumor con el Ejecutivo. Peor aún: ya no tiene ninguna expectativa en la relación con el Gobierno. Cada tema de discusión con la Casa Rosada le demandó este año mucho mayor sacrificio del que preveía por las coincidencias políticas e ideológicas entre ambos sectores. El alcalde porteño cree que es por la decisión del “triángulo de hierro” de avanzar en la Ciudad para intentar sacarle al PRO el predominio absoluto de estas casi dos décadas. En casi todas las negociaciones necesitó además de la intervención de su primo Mauricio: en el reclamo por la coparticipación federal o el traslado de las líneas de colectivos, por citar dos ejemplos.

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