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25 de octubre de 2024

Un año sin Ricardo Iorio: la vida pasional, la obra eterna y la muerte dolorosa del pionero del heavy en Argentina

El fallecimiento del músico en la zona rural de Coronel Suárez terminó de moldear al mito. En 40 años de carrera, le puso letra y música a un estilo de vida y fue ungido cacique de la tribu metalera. Las canciones que lo volvieron bandera, la irrupción mediática y su legado

>“Tal vez sea la última vez que nos veamos porque la gente se muere”. La frase de El camino de Iorio comenzó el 25 de junio de 1962 en Caseros, una zona suburbana y fabril que moldeó su obra. Criado en un ambiente de disciplina estricta, la música pronto se convirtió en su refugio y, más tarde, en su forma de expresión. Durante su juventud, trabajó en la verdulería de su padre, donde ganó el apodo de “papero” por su labor diaria. Este trasfondo obrero y suburbano se reflejaría en muchas de sus canciones, que capturaban las luchas y aspiraciones de la clase trabajadora. A pesar de las dificultades, Iorio encontró en el metal una salida y una escuela de vida, gestando una carrera profundamente arraigada en las experiencias del pueblo, desde los márgenes del conurbano y los sótanos de la dictadura hasta los escenarios más importantes del país.

La primera gran aparición de V8 fue en el legendario Festival BARock de 1982, un evento que marcó el inicio de la visibilidad del heavy metal en Argentina. La banda, integrada por Ricardo Iorio, Beto Zamarbide, Osvaldo Civile y Gustavo Rowek, lanzó un golpe directo al escenario con una energía cruda y canciones que encarnaban la rebelión. Su álbum debut, Luchando por el metal, contenía temas como “Destrucción”, “Parcas sangrientas” y “Muy cansado estoy”, que rápidamente se convirtieron en himnos de la incipiente escena metalera. Estos temas daban voz a una juventud marginada, con sus chaquetas de cuero y tachas, que encontraba en la música una forma de canalizar su frustración.

Tras la disolución de V8, Iorio no perdió tiempo en fundar Hermética, en 1988, junto a Claudio O’Connor, Antonio Tano Romano y Fabián Spataro (luego reemplazado por Tony Scotto y más tarde, Pato Strunz). Hermética fue la banda que llevó a Iorio a la popularidad masiva, convirtiéndolo en un referente indiscutible del metal argentino. Con letras que exploraban la realidad obrera y suburbana, canciones como “Por las calles de Liniers”, “Gil trabajador” y “Del camionero” capturaban la esencia del trabajador argentino, resonando profundamente con un público que veía en sus canciones un reflejo de sus propias luchas cotidianas.

Sin embargo, en el apogeo de su popularidad, las tensiones internas llevaron a la ruptura de la banda. Mientras O’Connor, Romano y Strunz formaban Malón, Iorio tomó un nuevo rumbo. La música pesada iba a sufrir otro sacudón, y allí estaba el bajista para timonearlo

En 1995, Iorio fundó Almafuerte, acompañado por Claudio Tano Marciello en la guitarra y Claudio Cardaci en la batería. En este grupo, encontró el espacio para explorar una fusión más melódica, sin perder la esencia pesada que siempre lo caracterizó. Con discos como Almafuerte, A fondo blanco y Toro y pampa, la banda trascendió los límites del género, ganándose el reconocimiento tanto dentro como fuera del heavy metal.

Pero en 2017, tras más de dos décadas de éxitos, Iorio anunció la disolución de Almafuerte para enfocarse en su carrera solista. Por entonces, su figura había expandido de las fronteras de las tachas y el cuero negro, volviéndose un personaje mediático. Y paradójicamente, en un ermitaño de tierra cada vez más adentro.

Bien entrado el año 2000, Ricardo Iorio empezó a frecuentar canales diferentes. Su presencia en los medios masivos de comunicación fue tan polémica como lo había sido en los escenarios, donde sus opiniones provocaron debates y, en algunos casos, rechazo. En 2012, una aparición en el programa de su amigo Beto Casella, lo colocó en el centro del radar público, permitiendo que muchas personas ajenas al heavy metal conocieran a Iorio.

Se fue mudando de a poco a su refugio campestre, en la zona de Coronel Suárez y su carrera se fue contagiando hacia raíces más folklóricas y nacionalistas. Con el bajo colgado en el placard, y un estilo de decidor cada vez más marcado, encontró en el rol de intérprete una veta para honrar sus influencias. El álbum Ayer deseo, hoy realidad presentaba versiones de clásicos del rock nacional; mientras que en Tangos y milongas y Atesorando en los cielos exploraba géneros diversos, incluyendo desde tangos hasta reinterpretaciones de Black Sabbath y Roxette.

Pese a alejarse de los focos, Iorio nunca dejó los escenarios. En 2023, se encontraba inmerso en la gira Unas estrofas más - Gira Federal 2023, que en retrospectiva se lee como una suerte de despedida. El último concierto de Ricardo Iorio tuvo lugar el 14 de octubre de 2023 en el anfiteatro Humberto de Nito, en Rosario. Diez días después, sufrió un infarto en su casa que resultó fatal. Según informó su abogado, Juan Ignacio Vitalini, Iorio comenzó a sentirse mal y experimentó un fuerte dolor en el pecho. Aunque su familia llamó a una ambulancia de inmediato, el músico falleció durante el trayecto hacia el hospital. Así dejaba de latir el corazón de un hombre fiel a sus convicciones y a su obra, que funciona como el mapa de la música pesada en la Argentina.

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