24 de octubre de 2024
La isla que parece hecha con IA y fue retratada por un fotógrafo argentino: “Es como vivir aislado del resto del planeta”
Franco Salomon es oriundo de la localidad bonaerense de Ramos Mejía y recorre Europa desde 2019. Con su mochila y lente a cuestas encontró en la fotografía una forma de mantenerse económicamente y compartir sus experiencias en las redes. Su visita y experiencia en la remota isla Husøy
Hasta ese paisaje único, situado en un rincón remoto de Noruega que parece diseñado por computadora, llegó el fotógrafo argentino Franco Salomon con la misión de retratar sus imponentes paisajes y volcar la experiencia en sus redes sociales.
Franco visitó la isla en el mes de junio, acompañado por Fie, su mujer de nacionalidad australiana con la que está casado desde hace dos años. Para llegar a Husøy partieron desde Oslo, la capital de Noruega. Tomaron un vuelo hacia Tromsø, la ciudad más grande en el norte del país, y el principal punto de entrada para los viajeros que buscan explorar el Círculo Polar Ártico. Desde allí, alquilaron una campervan (una camioneta adaptada para acampar) y se embarcaron en un recorrido de aproximadamente cuatro horas por carretera.
Conducir por los sinuosos caminos de Senja, bordeando los fiordos, les resultó una experiencia casi surrealista: “Es como recorrer una costanera eterna donde el agua, las montañas y el cielo parecen fundirse en un solo paisaje”.Así, con la libertad que les daba la campervan, se instalaron en la isla para explorarla a su propio ritmo y disfrutar no solo de las majestuosas panorámicas, sino también de la hospitalidad de su gente y del sol de medianoche. “Recuerdo que llegamos alrededor de las 19 horas, estacionamos frente a la casa de un vecino y comenzamos a cocinar. Poco después, el dueño salió a saludarnos y nos invitó a una cerveza. Nos pusimos a charlar, y hasta volamos el dron juntos”, contó.
La poca infraestructura de servicios es algo que también los sorprendió: hay un colegio, un centro de salud, una tienda, un restaurante y una capilla. “Es un pueblo pesquero muy tranquilo, donde prácticamente todos trabajan para la misma empresa de procesamiento de pescado. La vida ahí es sencilla, pero muy conectada con la naturaleza”, enfatizó Franco al dejar bien en claro que “Husoy no es un destino turístico convencional”.El atractivo principal de la visita fue, sin duda, experimentar 24 horas de sol. “Llegamos en junio, justo cuando el sol no se oculta durante más de un mes. A las 00:00, el sol seguía ahí, en el cielo, y uno podía ver el mar y las montañas en una claridad casi irreal”, enfatizó Franco, aún fascinado por el fenómeno.
Recordó que esa fue la primera vez en su vida en que vio el sol brillar a medianoche, en un entorno tan salvaje como bello: “Estábamos en la península, con una vista enmarcada por dos montañas que se adentraban en el agua. Era como si el paisaje nos abrazara”. Sin embargo, aclaró que “el agua es para mirar, no para nadar”, ya que en el verano las temperaturas oscilan en los 13 grados.La historia de Franco Salomón no es solo la de un viajero apasionado, sino también la de un fotógrafo curioso que busca lo extraordinario en lo cotidiano. Esa profesión la implementó a partir de 2016, cuando decidió recorrer la Patagonia. “Ahí, en el sur, me compré mi primera cámara. Fue amor a primera vista. Me di cuenta de que podía capturar esos paisajes inmensos, tan salvajes, y al mismo tiempo, tener la libertad de moverme con una mochila”, recordó.
La inmensidad de la Patagonia lo cautivó. Franco pasó días caminando por los senderos, bordeando lagos de aguas cristalinas y observando montañas que parecían tocar el cielo. Con la cámara en mano, encontró un propósito nuevo: documentar lo que veía, mostrar el mundo a través de su lente. “Era como si hubiera descubierto una forma de vida en la que no necesitaba más que una cámara y una mochila para ser feliz”, aseguró.