12 de octubre de 2024
Fragmento de “Globalismo”, el nuevo libro de Agustín Laje

Uno de los intelectuales preferidos del presidente Javier Milei presentó su último obra, editada por HarperEnfoque, una división de HarperCollins Focus. Infobae anticipa un fragmento del prólogo de un estudio sobre “la ingeniería social y el control total en el siglo XXI”
A esta inédita forma del poder político la han denominado «gobernanza global». Al tomar el término «gobernanza» del lenguaje de la administración de empresas, revelaron la privatización de lo político que está teniendo lugar en el seno del poder. Con arreglo al vocablo «global», revelaron, a su vez, el alcance literalmente total de las pretensiones del régimen en construcción. Al llamarse a sí mismos «ciudadanos globales», los actores globalistas reivindicaron para sí un estatus exclusivo y totalmente desconocido en el pasado, una nueva manera de relacionarse con el poder y de ejercerlo, que nada tiene que ver con el viejo ciudadano nacional, cuya identidad estaba anclada a un territorio y a una patria. Por medio de una invocación permanente a «la Humanidad» como objeto de la «gobernanza global» de los «ciudadanos globales», expusieron, por fin, la índole antidemocrática del flamante régimen: el demos, el pueblo, siempre particular, cede ante un abstracto y universal sujeto en el que todos, por fin, somos «incluidos».
El globalismo es el punto de llegada de una visión ingenieril de la política, según la cual la labor del poder político consiste en aplicar la razón abstracta sobre la sociedad para imprimir en ella una forma que existe en la cabeza de quienes poseen el poder. El ingeniero social toma al hombre real como su materia prima, lo concibe como un ente abstracto y lo moldea a la fuerza, lo formatea, se apodera de su corazón y conquista su mente, lo atraviesa por completo y lo tuerce en la dirección que corresponde a la Idea.
El ingeniero social es una creación de nuestra modernidad política; es el producto de un saber-poder muy concreto. Fue parido a finales del siglo xviii por el acontecimiento político más importante de la Modernidad: la Revolución francesa. A lo largo del siglo xix, fue dando forma a sus doctrinas más características (socialismo, marxismo, eugenismo, racismo, sociologismos), y contempló el impresionante desarrollo del Estado nación por doquier. En el siglo xx, el ingeniero social fue el gran protagonista de la desmesura totalitaria. Habiendo descubierto, según él, la «clave» de la historia, ya fuera en la clase social o en la raza —lo mismo da—, reclamó la totalidad del poder para bajar el paraíso a la tierra. Todo lo que logró, por cierto, fue traer el infierno al reino de los vivos. Pero en nuestro siglo xxi, el ingeniero social vuelve a la carga, aunque armado con un lenguaje novedoso, con nuevas y variopintas ideologías, con tecnologías que parecen de ciencia ficción, apoyándose en nuevas formas de legitimidad, en nuevas instituciones y, sobre todo, articulando la pretensión más desquiciada que le hemos conocido hasta la fecha: gobernar sobre el globo entero, gobernar los asuntos de «la Humanidad».
Este libro es una investigación sobre este tipo particular de ingeniero social que impulsa un tipo particular de régimen político que, en los últimos años, se ha empezado a llamar «globalismo». Quiero entender quién es, de dónde surge, qué piensa, qué quiere, qué propone, de qué medios dispone, cómo se articula; quiero comprender cuáles son las instituciones en las que actúa, cuál es su naturaleza, sobre qué reglas funcionan, qué tipo de poder ejercen; quiero saber qué tipo de legitimidad reivindican, en qué basan sus títulos de poder, qué significa el nuevo lenguaje político que utilizan («gobernanza global», «ciudadanía global», «riesgos globales», «desafíos globales», «foros globales», «agendas globales», «consensos globales», «cultura global», «diversidad», «inclusión», etcétera).En términos metodológicos, esta investigación ha distinguido sus momentos teóricos de sus momentos empíricos. En el plano teórico, reparé especialmente en la índole de los conceptos políticos, inspirado en la importancia que a este objeto de estudio le conceden distintas escuelas de la investigación politológica; en particular, la historia de los conceptos (Begriffsgeschicht) de Reinhart Koselleck. Así, busqué en conceptos como Estado, soberanía, despotismo, totalitarismo, etcétera, momentos de definición y redefinición, elementos de permanencia y de transformación, que desde siglos anteriores, desde otros «estratos del tiempo» llegan a nosotros. En el plano empírico, a su vez, me concentré en revisar documentación pública y oficial de organismos internacionales, ONG, fundaciones, empresas multinacionales, foros globales, etcétera. De manera secundaria, me apoyé en las publicaciones de los medios hegemónicos de prensa. En un tema en el que hay demasiada charlatanería, que tan fácilmente suscita acusaciones de ser «teorías de la conspiración», me he cuidado de citar absolutamente todo a pie de página, para que el lector pueda revisarlo si lo desea.
-----------------------------------------------------------