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12 de octubre de 2024

El hijo del influyente periodista José Rubén Zamora reveló las trampas de la justicia de Guatemala para tener en la cárcel a su padre

José Carlos Zamora dialogó con Infobae y sostuvo que la cúpula del Ministerio Público, a cargo de la fiscal Consuelo Porras, “es una célula criminal que se dedica a fabricar casos, a perseguir personas que les parecen incómodas”

>Nunca se ha dado por vencido. Desde que la policía guatemalteca lo detuvo en su casa de Ciudad de Guatemala en junio de 2022, José Rubén Zamora, exdirector de El Periódico y uno de los periodistas más reconocidos de Centroamérica, ha sobrevivido a torturas psicológicas y físicas y a la insistencia de mantenerlo encerrado. Hace poco cumplió 800 días preso y, a pesar de que las torturas han cesado, su libertad aún es esquiva.

Eso cambió cuando “Las cosas que cambiaron son mínimas, pero dentro de esas circunstancias te cambian la vida. A él lo tenían encerrado 23 horas al día en la sección de aislados (de la prisión Mariscal Zavala); ahí está su celda, su bartolina, que es pequeña, oscura, húmeda, con poca ventilación. Lo dejaban salir una hora al día a recibir sol a una pequeñísima área que es como un gallinero; ahí podía estar él en el sol y caminar, que de un lado a otro podía dar diez pasos… Eso es lo único que podía hacer. Ahora, le permiten tener la puerta de su celda abierta más horas del día y puede salir un poco más al gallinero. Solo eso es un cambio drástico. Le dejaron poner un calentador de agua”, cuenta José Carlos Zamora en una entrevista con Infobae.

Zamora hijo no duda en responsabilizar al expresidente Giammattei de ser uno de los principales gestores del encarcelamiento de su padre y de los maltratos que ocurrieron en la cárcel.

La línea del tiempo de lo que ocurrió en 2022, cuando José Rubén Zamora fue detenido, habla sobre la responsabilidad de Giammattei y de Consuelo Porras, la fiscal general de Guatemala, a quien el expresidente puso en el cargo, en lo que ha ocurrido con el periodista.

A Zamora lo detuvieron en un operativo montado el penúltimo día de junio de 2022, luego de que El Periódico publicó varios reportajes que exponían la posible complicidad de Giammattei y sus colaboradores más cercanos con grandes redes de corrupción política y empresarial. Uno de esos artículos se refería a la denominada “trama rusa”, referida a un supuesto Con eso como antecedente, el Ministerio Público (MP), dirigido por Porras, montó un caso de supuesto lavado de dinero contra Zamora, basado en argumentos que los fiscales nunca pudieron probar. Aun así, usando estratagemas judiciales como dilatar las audiencias sin razón, Porras y los suyos han logrado mantener a Zamora en la cárcel durante más de 800 días. Hace unas semanas, por ejemplo, un tribunal reprogramó una audiencia para finales de 2025, con lo cual, si eso no cambia, el periodista tendrá que estar encerrado hasta entonces a pesar de que en uno de los casos que le imputan ya su libertad fue ordenada.

El caso es fabricado. Él no debería de haber estado ni un solo día en prisión, debían haberle permitido defenderse en libertad. Lo han tratado como que fuera un gran capo del crimen organizado desde que lo llegaron a traer a su casa con un gran show de fuerza”, asegura el hijo del periodista.

Todd Robinson, el subsecretario de Estado antinarcóticos de los Estados Unidos, se tomó una foto junto a Zamora frente a la celda en que el periodista guatemalteco guarda prisión desde 2022. Una cuenta X oficial del Departamento de Estado publicó la imagen junto a este texto: “El subsecretario Robinson visitó al periodista José Rubén Zamora cuando se han cumplido 800 días de su encarcelamiento… por su trabajo en el combate a la corrupción…”.

Cuando en 2019 el entonces presidente Jimmy Morales -antecesor de Giammattei- ordenó la expulsión de la CICIG inició un proceso de regresión en la judicatura y el MP que revirtió los procesos judiciales iniciados a exfuncionarios, empresarios y delincuentes de cuello blanco mientras arreciaba la persecución contra los fiscales y jueces que llevaron adelante esos procesos y los periodistas que los reportaron, entre ellos Zamora. Una de las principales ejecutoras de estas campañas ha sido Consuelo Porras, que fue nombrada en el cargo por Morales y ratificada por Giammattei en 2022.

A las acciones emprendidas contra el periodista Zamora por la fiscalía de Porras o facilitadas por ella en los tribunales y cárceles guatemaltecas, dos relatorías de Naciones Unidas, organizaciones como Trial Watch y la misma Unión Europea las han calificado como torturas.

A inicios de este mes, cuando estaban por cumplirse los 800 días de Zamora en prisión, el Centro Cyrus R. Vance para la Justicia Internacional publicó un informe que recopila todos los señalamientos hechos al MP de Porras. El documento incluye denuncias “de que la oficina (MP) obstruyó investigaciones de corrupción, utilizó el derecho penal como herramienta para perseguir a operadores de justicia, periodistas y defensores de derechos humanos, e intentó subvertir la democracia”. Uno de los casos es el del exdirector de El Periódico. Argumentos similares han publicado la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA (CIDH), universidades como la de Stanford en Estados Unidos y media docena de organizaciones dedicadas a la protección de periodistas en el mundo.

“No solo tienen secuestrado a mi papá, tienen secuestrado al país… Y a la vez mirás cómo todos los grandes casos de corrupción en el país se desvanecen, y todos esos actores salen libres, y ahí el MP en esos casos no hace nada, pero en el caso de mi papá, cuando saben que le van a dar la libertad condicional con anticipación presentan una impugnación o una recusación en contra de los jueces…”, se queja José Carlos Zamora.

Lo escrito por el Centro Vance de Stanford, en Estados Unidos, deja poco lugar para la interpretación sobre el Ministerio Público de Guatemala. “Bajo su actual liderazgo, (el MP) ha incurrido en graves faltas y abusos de poder… ha utilizado el derecho penal como herramienta para perseguir a operadores de justicia, periodistas y defensores de derechos humanos, y ha intentado desestabilizar la democracia del país”.

José Carlos Zamora entiende que Porras, el MP, y quienes los apoyan desde la oposición política a Bernardo Arévalo, el actual presidente, no se detendrán en su empeño de persecución, tanto contra su padre como en los casos de otros ex operadores de justicia y periodistas exiliados, que suman más de una cincuentena.

El periodista Zamora y los exfiscales y jueces exiliados no son los únicos objetivos del MP dirigido por Porras; el presidente Arévalo, quien desde que asumió la jefatura del Estado ha intentado sin éxito destituir a la fiscal general, también está en la lista de objetivos: los fiscales ya pidieron que se retire la inmunidad al mandatario por casos en los cuales las supuestas pruebas son una publicación en redes sociales o una denuncia espuria hecha ante el MP por un abogado cercano a Porras.

“Es cierto que el Ejecutivo quieres ser respetuoso de la división de poderes dentro de una democracia, pero lo que no se dan cuenta es que quieren hacer eso con entidades del Estado que no son democráticas, ni son parte del Estado de derecho, ni cumplen con la ley, sino que son células criminales. Por donde lo veas, el actuar del Ministerio Público, de la fiscal general, de Rafael Curruchiche y de esta serie de jueces son una célula criminal que se dedica a fabricar casos, a perseguir personas que les parecen incómodas. Como tienen el monopolio de la persecución penal, se dedican a perseguir a los que ellos quieren. Ellos no se van a investigar a sí mismos”, dice José Carlos Zamora, hijo de José Rubén, uno de los periodistas más influyentes de Guatemala, preso de conciencia según lo ha definido la organización Amnistía Internacional.

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