9 de octubre de 2024
Lugones apura la gestión en Salud y firma un convenio con PAMI para bajar 50% el costo de medicamentos especiales

El acuerdo contempla los remedios que distribuye la Dirección de Asistencia Directa por Situaciones Especiales a personas sin recursos económicos que padecen enfermedades crónicas o graves. El caso de la hemofilia, la importación de medicamentos de India y los conflictos en los hospitales Garrahan y Bonaparte
Si bien son medidas que tienen un carácter principalmente sanitario, adquieren una dimensión política por la importancia que tiene para cualquier gobierno el cambio de un ministro, como así también por los organismos y sectores involucrados, y por el impacto en materia presupuestaria y de potencial conflictividad en la calle que puede tener la puesta en vigencia de las mismas. Lugones y la viceministra Cecilia Loccisano aceleraron la gestión, con los ejes cardinales que impuso Milei desde que asumió: hacer eficiente el gasto cuidando el déficit cero; y dotar a consumidores y ciudadanos de mayores dosis de libertad.
En concreto, el convenio con el PAMI que se firmó ayer, estableció un “mecanismo de cooperación para la obtención y dispensa de medicamentos que se venían adquiriendo en el marco de la DADSE, utilizando los convenios preexistentes entre el PAMI y la industria farmacéutica, que permitirá ahorrar en promedio un 50% en el costo de adquisición de los mismos”, indicaron fuentes oficiales.El convenio, de acuerdo a esa explicación, tiene el objetivo de “simplificar los trámites administrativos, agilizar la provisión y el acceso a la medicación por parte de la población beneficiaria de la DADSE y generar un ahorro significativo en los costos de adquisición”. Por ello, el Ministerio de Salud tiene previsto “transferir las partidas para cubrir el gasto que demande la adquisición de dichos medicamentos, que funcionará con un esquema similar al del fondo estratégico con OPS”.El convenio para proveer a la DADSE y la convocatoria a la licitación por la hemofilia, de acuerdo con lo que transmiten colaboradores de Lugones y Loccisano, forman parte de un plan de trabajo más amplio que se diseñó en agosto, cuando la renuncia “por motivos personales” de Russo no estaba en el horizonte. Es que ante el desembarco de la gestión de libertaria pudieron comprobar que “el Estado viene comprando mal y despilfarrando presupuesto hace muchos años, sin usar canales preestablecidos que ya funcionan y funcionan bien”.
En los últimos diez meses, de acuerdo a lo que trascendió en el Ministerio de Salud, se buscó reconstruir los instrumentales básicos de gestión, sobre todo en materia de pagos a prestadores y proveedores. “No se sabe cuánto invierte el Estado en remedios en los hospitales y centros de salud, ni los precios a los que compra, no hay trazabilidad de los tratamientos ni seguimiento de los pacientes, ni siquiera hay una base de datos que informe cuántos amparos se pagan ni a quiénes”, explicaron las fuentes que pidieron reserva.A modo de ejemplo, PAMI tiene casi 400 mil afiliados activos e inactivos que son pacientes oncológicos en tratamiento. “La cobertura contempla desde estudios de diagnóstico y tratamientos como quimioterapia y rayos (entre otros) al acompañamiento psicológico y cuidados paliativos”, explican, ante las versiones sobre suspensiones generalizadas. Más de 160 mil afiliados obtienen su medicación a través de PAMI, que cuenta con convenios con la industria farmacéutica y canales logísticos establecidos para la dispensa en tiempo y forma de los medicamentos.Pero el PAMI no es el único organismo que presenta desafíos para la nueva gestión. Los conflictos en el Hospital Garrahan, especializado en pediatría; y el Laura Bonaparte, de salud mental, se iniciaron por cuestiones presupuestarias y derivaron en conflictos con representaciones gremiales. Son situaciones que no se dan en el vacío: tienen los antecedentes de Aerolíneas Argentinas y la discusión por los fondos de las universidades, que provocan reacciones sociales y políticas para enfrentar la implacable motosierra.