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24 de septiembre de 2024

Gestiones reservadas de Estados Unidos y Argentina para una cumbre de urgencia por Venezuela

Medio centenar de países se reunirían el jueves para analizar la situación del país caribeño, ante la decisión de la dictadura de Maduro y Diosdado Cabello de aferrarse al poder, pese a la derrota en las elecciones de julio pasado

>Diplomáticos de Estados Unidos y Argentina están organizando un encuentro de alto nivel en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos, para analizar cómo avanzar ante la resistencia de la dictadura de Nicolás Maduro y Diosdado Cabello a entregar el poder que perdieron en las elecciones fraudulentas de julio pasado. Si las gestiones tienen éxito, más de 40 representantes diplomáticos, convocados como co-patrocinantes por el secretario de Estado, Antony Blinken, y la canciller Diana Mondino, se darán cita en una reunión en el marco de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas.

Desde las elecciones del 28 de julio, en las que el chavismo proclamó nuevamente a Maduro como vencedor, la desconfianza hacia el régimen ha crecido exponencialmente. El órgano electoral, controlado en su totalidad por aliados del presidente venezolano, fue el encargado de certificar una victoria que rápidamente fue puesta en duda por diversas naciones del continente.

Ante este panorama, la reunión de Nueva York adquiere un carácter casi urgente. Los líderes que acudirán al encuentro buscarán articular una estrategia para enfrentar la crisis en Venezuela. Las sesiones de la Asamblea General de la ONU será la oportunidad elegida para que se concrete el encuentro en el que se van a discutir posibles caminos para lidiar con un régimen que, a pesar de estar cada vez más aislado, sigue ejerciendo una enorme influencia en la región.

La ausencia de Brasil, un actor clave en la región, no deja de ser un elemento perturbador en esta historia. Aunque el canciller de Lula da Silva, Mauro Vieira, fue formalmente invitado, fuentes cercanas al Palacio de Itamaraty confirmaron que no participará. La decisión del gobierno del PT es, en principio, no involucrarse activamente en este encuentro.

Es en este contexto donde la reunión del jueves adquiere una importancia simbólica. La región ha demostrado, una vez más, su incapacidad para generar una respuesta coordinada ante la crisis venezolana. Estados Unidos y Argentina, con esta iniciativa, buscan llenar ese vacío y establecer un nuevo frente internacional contra Maduro.

La figura de Javier Milei será una sombra en las deliberaciones que se llevarán a cabo temprano el jueves en un hotel neoyorquino, donde se llevarán a cabo las deliberaciones. Desde que asumió como presidente, el líder libertario ha sido uno de los críticos más vehementes de Maduro. Diana Mondino será la encargada de llevar ese mensaje a la ONU. En línea con sus coladores en Buenos Aires, Mondino trabajó intensamente en la preparación de la postura argentina, que busca fortalecer la posición de Milei en el ámbito internacional y exponer las medidas que su gobierno ha tomado para presionar al chavismo.

Brasil -pese al desacuerdo profundo entre Milei y Lula- fue solidario con Argentina y se hizo cargo de la protección de la embajada y sus bienes, al igual que ocurrió en 1982, en Londres, cuando se produjo la Guerra de Malvinas. Días atrás, el régimen de Maduro revocó la custodia sobre el edificio, como maniobra distractiva mientras gestionaba la salida del país de Edmundo González Urrutia, quien se asiló en España.

La situación en Venezuela, lejos de estabilizarse, parece haber entrado en una espiral sin retorno. Las protestas callejeras contra el fraude, aunque han disminuido en intensidad, continúan por la resistencia del clan Maduro a entregar el poder. La represión política dejó a millones de venezolanos en la miseria, obligando a muchos a abandonar el país en busca de un futuro más prometedor.

El jueves, en Nueva York, los representantes de más de 40 países intentarán responder a esta crisis, aunque las expectativas no son del todo optimistas. La fragmentación de la respuesta regional, sumada a la resistencia del chavismo a cualquier intento de negociación, ha hecho que cada iniciativa diplomática termine por desmoronarse. Sin embargo, el encuentro patrocinado por Blinken y Mondino podría marcar el inicio de una nueva fase en la presión internacional sobre Venezuela.

Lo cierto es que, mientras Maduro siga al mando y mientras los gobiernos de la región no logren articular una estrategia común, la crisis en Venezuela parece destinada a prolongarse. Pero el jueves en Nueva York, al menos por unas horas, el mundo volverá a mirar hacia Caracas, con la esperanza de que, esta vez, las palabras se conviertan en acciones eficaces.

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