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19 de septiembre de 2024

Fui, vi y escribí: Matrimonios, mentiras y videos

El lado B de las parejas en dos películas, una novela de Stefan Zweig y un caso estremecedor. Este artículo reproduce el newsletter de Cultura: lecturas, cine, teatro, arte, música e historias que despiertan entusiasmo y, por qué no, fascinación o perplejidad

>Hola, ahí.

Yendo a la cronología, Sollers y Rolin ya eran amantes cuando el novelista y creador de la revista Tel Quel conoció a la búlgara Kristeva. Rolin era 23 años mayor y fue seguramente esa diferencia de edad lo que selló el pacto de semiclandestinidad de la relación, que no se constituyó en matrimonio pero cristalizó como pareja.

¿Cuándo decidimos formar una familia?

Un día, y sin antecedentes de infidelidad, Natalia comienza una relación con Gonzalo (Emanuel Parga), uno de sus alumnos, que además la asiste en la materia que dicta. Pablo -sin haber estado con otra persona desde que está en pareja con Carla- se involucra sentimentalmente con Luciana (Verónica Gerez), una alumna que también funciona a la manera de su asistente. Como se puede ver, se trata de historias en espejo de un hombre y una mujer de cuarenta y tantos, docentes, que pertenecen al imaginario argentino de clase media y que, aunque les gusta lo que hacen en términos profesionales, están insatisfechos con sus vidas y esas vidas, claro, incluyen a sus parejas.

A grandes rasgos, esto es lo que cuenta El aroma del pasto recién cortado, la nueva película de la directora argentina Celina Murga, producida por Martin Scorsese y ganadora del premio a mejor guion en el Festival de Tribeca (escrito por la directora, Juan Villegas, Lucia Osorio, Gabriela Larralde). Las actuaciones, naturales y sensibles, resultan clave para una trama que se basa no en la peripecia sino en la complejidad de emociones de los protagonistas.

El recurso de “en espejo” se advierte no solo en la narración sino también en los diálogos, con parlamentos que se replican y explotan de sentido en esa duplicidad. Pese a que Natalia y Pablo trabajan en el mismo lugar y están pasando por situaciones semejantes (romances con personas más jóvenes, escrache en redes, llamado de atención de autoridades) en la película nunca se cruzan: ni ellos ni sus familias ni sus historias.

Y es que tal vez parezca obvio, pero no está de más recordar que no todas las parejas terminan formando una familia ni toda familia tiene en su origen a una pareja de enamorados. Por todo eso, y porque sin dudas vas a encontrar escenas que, de uno u otro modo, te hablan a vos, no hay forma de que esta película -que se estrena hoy- te resulte indiferente.

Pero volvamos a aquellos matrimonios que se mantienen, los que sobreviven a crisis y a infidelidades. Los que terminan implosionando inesperadamente.

La semana pasada te hablaba del Vaya a saber cómo ocurrió, qué cosa incidió para que dos personas que se habían separado decidieran rever sus decisiones pero lo cierto es que la pareja superó esa instancia, después de conversarlo bastante regresaron a la convivencia y, también, a lo que parecía una vida tradicional en familia. El verdadero divorcio llegó mucho después y fue en 2020, cuando la Policía la convocó a Gisèle para mostrarle las pruebas que confirmaban que su esposo la había sometido a lo inconcebible.

En un comienzo Gisèle no se reconocía en las imágenes. Durante largo rato se negó a admitir que el hombre con el que se había casado en 1973, ese “gran tipo” al que nunca le había escuchado decir algo fuera de tono sobre una mujer, era el mismo que había diseñado un plan perverso y criminal que la tuvo por víctima sin que ella jamás lo advirtiera.

¿Se habría salvado Gisèle de este infierno si decidía no volver con él?

¿Estará pensando en estas semanas en cuál habría sido su destino si seguía separada?

El miedo de Irene

Una tarde, a la salida de la casa de Eduard, una mujer le interrumpe el paso y la encara. Detrás del velo que cubre su rostro Irene tiembla. Esa mujer sabe de dónde viene ella, sabe quién es y sabe que es amante del muchacho. Esa mujer se declara novia del pianista y de otra clase social, por lo que el resentimiento aflora.

Con esta escena comienza el círculo del infierno del miedo para Irene, el pánico de que su marido se entere de que lo engaña, el terror de convertirse en objeto de burla de sus amistades. El miedo atroz de quedarse sin nada. Y por nada, además: no es amor lo que siente por Eduard, en todo caso son las ganas de vivir algo diferente.

De esta historia se ocupa Miedo, una novela corta de Miedo es una novela sobre la culpa y es, a su modo, una novela sobre la perversión y el matrimonio. Escrita en 1911 y publicada en 1923, la ficción de Zweig tuvo varias versiones cinematográficas y también otras películas inspiradas en la novela que, en mi modesta opinión, es un distinguido homenaje a la Madame Bovary de Flaubert. Una de las películas fue filmada en 1954 por Roberto Rossellini y protagonizada por Ingrid Bergman. En italiano se llamó La paura y en español, vaya a saber por qué, le pusieron Ya no creo en el amor, un título más apropiado para una de Palito Ortega que para este tipo de films.

Callar y proteger

Astrid y François son padres de Caroline, de 30 años, y Raphaël, un hijo adoptivo que aún vive con los padres y que es muy cercano a su madre. Hay un secreto familiar, algo muy sórdido y que se esconde para fingir que todo está bien. Astrid, la más afectada, pretende seguir protegiendo a quien más daño le hace. Sin embargo, impulsado por Caroline, quien ya no quiere pisar la casa de sus padres, una vez que Raphaël se entere de lo oscuro que se esconde tras la fachada del hombre que lucha contra el mal, ya nada seguirá igual.

El argumento de Un silencio está basado en una historia real, la del abogado Victor Hissel, quien tuvo notoriedad originalmente por ser el abogado defensor de la familia de dos niñas víctimas de Pero la notoriedad de Hissel no concluyó allí y como emblema de la lucha contra el crimen sino que continuó cuando, tiempo después, fue él mismo acusado por posesión de pornografía infantil.

En esta película lo acompaña como su protectora esposa Emmanuelle Devos, quien hacía de amante del personaje de Auteuil en la versión cinematográfica de El adversario, de Carrère, que filmó Nicole Garcia. Las actuaciones de ambos actores en Un silencio son realmente muy buenas. En el caso de ella, su representación de una mujer que quiere sostener un cielo falso que se viene abajo es tan contenida como impactante. El secreto, el silencio, y sobre todo la mentira sobre la que se basó la vida que llevaron hasta el momento de la explosión emocional del hijo puede verse en los ojos de Devos, especialmente en el momento en que está sentada frente a la mujer policía que quiere arrancarla de esa esclavitud humillante. Casi diría que su mirada basta, que no son necesarias las palabras.

Me despido y te agradezco que hayas llegado hasta acá.Te recuerdo mi mail, por si te dan ganas de escribirme: es Ojalá pases una buena semana, cerca de gente querida y que hace bien. Te deseo y me deseo que el sol nos acompañe sin hacernos daño, solo para iluminarnos y darnos buena vida.

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