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11 de septiembre de 2024

Acarició la F1 y sufrió una trágica muerte tras firmar su mejor contrato: Gonzalo Rodríguez, el piloto uruguayo más importante

Hace 25 años, Gonchi sufrió su fatal accidente en el CART en Laguna Seca. De dormir en el sillón de un camionero a ganar en Mónaco. Su hermana, “Nani”, lo recordó en diálogo con Infobae y contó anécdotas únicas

>Gonzalo Rodríguez: “Hoy se me trabó el acelerador del auto. Me preocupé. Cuando volví a subir me costó volver a agarrar confianza en el coche”.

GR: “Mamá, siento que toqué el cielo con las manos”.

GR: “Mamá, ya cumplí con todos mis sueños, todo lo que alguna vez soñé lo conseguí”.

Al otro día, el sábado 11 de septiembre, “Gonchi”, como se lo conocía, sufrió un trágico accidente en la curva “Sacacorchos” del autódromo de Laguna Seca en la clasificación del CART, actual IndyCar, donde hasta hace poco corrió Agustín Canapino. Se trata de la categoría de autos sin techo más importante de los Estados Unidos y la segunda en relevancia a nivel mundial en monopostos detrás de la Fórmula 1.

Era su segunda carrera en la especialidad luego del debut en Detroit donde fue 12°. Su coche se salió de pista a 260 km/h y se estrelló contra un muro de concreto. El impacto hizo que su auto diera una vuelta de campana y cayera al otro lado del muro. Falleció en el acto por una fractura de la base del cráneo causada por el impacto contra el muro, protegido tan sólo por una débil fila de gomas. Las causas reales del choque no se confirmaron a pesar de algunas hipótesis sobre una nueva falla en el acelerador, rotura en la columna de dirección o problemas con los frenos.

Sus éxitos hicieron que Roger Penske lo invite a sumarse a su escudería del CART. Rodríguez tenía una forma de manejar muy agresiva, pero con un talento para poder ir al límite. “Cuando llegué a Europa el primer mecánico con el que hablé me dijo ‘pero vos no tenés cara de indio’. Le pregunté por qué debía tenerla y él me preguntó si en Uruguay éramos todos indios… Por eso puse tres plumas en mi casco”, declaró una vez Gonchi sobre su diseño. Aunque también esas plumas podrían haber sido por ser un gran representante de la “garra charrúa”. “Tenía muchos cojones”, aseguró el colombiano Juan Pablo Montoya (corrieron juntos en la F3000 en 1998 y 1999). “Corría con el corazón. Tenía una gran habilidad y entonces podía hacer cosas con el auto que otros corredores no podían”, aseveró el inglés Christian Horner, ex piloto y actual director del equipo Red Bull de F1. Estos testimonios están en el documental del año 2014 que recuerda al uruguayo.

Nacido el 22 de enero de 1971 en Montevideo, Gonzalo era hijo de un ex piloto de turismo, Jorge “Gallego” Rodríguez, de quien tomó su legado. A los siete años anduvo en su primera moto, a los nueve aprendió a manejar y a los doce tuvo su primer kart. Sin embargo, más allá de sus méritos deportivos, “Gonchi” también es recordado por ser una gran persona. Alguien que estuvo muy cerca es su hermana, María Fernanda, más conocida como “Nani” Rodríguez. Infobae habló con ella, quien contó algunas historias de su hermano, quien a modo celestial sigue estando presente para sus afectos y apareciendo en momentos claves.

Pero, más allá de sus logros ¿por qué lo aman tanto los uruguayos? Nani tiene la respuesta: “Es que se brindaba mucho por su gente. Después de ganar en Mónaco en 1999 el equipo le informó que debía quedarse para continuar con los entrenamientos. Él les dijo ‘que no, que quería festejar con los uruguayos’. Fue así que logró negociar un viaje de tres días a Montevideo y me dejó en Europa con el equipo (risas). Gonzalo sentía que quería saludar a la gente de ANCAP (petrolera estatal), que lo apoyaba en su carrera, pero también saludar a todo el público. Lo recibieron en el aeropuerto con un camión de bomberos y lo saludaron como un héroe. Incluso Renault le regaló un auto y él se lo obsequió a mamá. El tema es que terminaron siendo como cinco días de festejos. Cuando volvió a Europa el equipo lo quería matar. Él les pidió disculpas y con los ojos brillosos, con sus cachetes todos rojos y medio riéndose les dijo que ‘se retrasó porque se había prendido fuego la torre de control del aeropuerto’ (risas). Los dueños de su escudería le respondieron ‘Gonzalo, podrías haber inventado otra excusa, pero está todo bien’”.

Hasta hay una linda anécdota con un inspector de tránsito. “Gonzalo se daba con todo el mundo, sin importar quién era o qué hacía esa persona. Era muy espontáneo y fresco. Por ejemplo, un día me paró un oficial de tránsito para contarme que él una vez lo hizo estacionar a mi hermano quien se pensó que se iba a comer una infracción. En realidad el señor era fanático del automovilismo y quiso pedirle un autógrafo. Luego, cada vez que Gonzalo estaba en Montevideo y pasaba por donde estaba el inspector, paraba para ponerse a hablar con él”, agrega.

A su vez, Nani explica porqué su hermano fue además su mejor amigo. >“Me cuidaba mucho y era medio guardaespaldas porque muchos le pedían mi teléfono ja ja. Compartir esas dos temporadas con él en el exterior fueron dos de los mejores años de mi vida. Allá trabajé en la barra de un bar o de otros laburos para poder mantenerme junto a mi hermano. Conocí gente y ese ambiente fue el que me permitió luego poder armar la fundación que tenemos”, describe Nani, quien conduce la entidad que lleva el nombre de su hermano y se encarga de promover la educación vial. En mayo de 2019 inauguró una filial en Buenos Aires. La entidad trabaja por la educación vial a través de la promoción de la movilidad segura y saludable. También crearon un museo en Montevideo que está dedicado a la memoria de Gonchi con autos y otros objetos personales.

Aquellas palabras de Gonzalo afirmando “Mamá, ya cumplí con todos mis sueños, todo lo que alguna vez soñé lo conseguí”, tenían un por qué. “Entendí a lo que se refería mi hermano: para el año 2000 tenía un contrato con Patrick Racing y por primera vez en su carrera iba a poder tener un sueldo fijo. Hasta ese momento él siempre corrió por los premios o al costo y vivía gracias al aporte de sus patrocinantes. También le iba a proponer casamiento a su novia María Clara, con quien había estado un año y medio, luego se separaron, pero después volvieron a juntarse”, admite.

“Me marcó ver con la entrega y felicidad que llevó adelante su carrera. Disfrutó mucho de todo lo que hizo. Por un tema económico nunca tuvo el ‘caballo del comisario’ para correr. En toda su carrera manejó coches de mitad de grilla. Lo que más extraño de él es todo. Siempre supo tirarme un salvavidas cuando sabía que estaba complicada. Fui y soy su fan número uno”, agrega.

Este miércoles se cumplen 25 años de su partida física, pero su alma sigue estando presente.

Fotos: Fundación Gonzalo Rodríguez

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