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12 de agosto de 2024

¿Se puede medir la felicidad? Qué dicen los expertos y recomendaciones para impulsarla

Relevar este estado de ánimo puede ser contraproducente para algunas personas, ya que genera expectativas e ideales difíciles de alcanzar. Cómo puede impactar en la salud mental, por qué se trata de un esfuerzo que conlleva hábitos y no un objetivo puntual

>La A diferencia de las emociones más fugaces, la felicidad no depende de factores externos inmediatos, sino de una estabilidad interna que permite a las personas enfrentarse a la vida con una actitud positiva y resiliente. La capacidad de mantener este equilibrio emocional es lo que realmente la distingue de otras experiencias.

Para comprender y evaluarla, se han desarrollado diversos métodos, como test y cuestionarios, que intentan medir el nivel de felicidad de una persona. Aunque estos instrumentos pueden ofrecer una visión general, queda por determinar si realmente aportan beneficios tangibles a quienes los utilizan.

En diálogo con Infobae, el psicólogo Sebastián Ibarzábal, miembro de la Asociación Argentina de Psiquiatras (AAP) y de la Asociación de Psiquiatras de Argentina (APSA), apuntó: “Existen diversas mediciones que hoy se desarrollan y se implementan para medir la felicidad de una sociedad y de las personas. Eso tiene que ver con diferentes definiciones y diagnósticos, como preguntarse: ¿la felicidad son aquellas sociedades en las cuales las personas tienen una alta expectativa de vida, pueden vivir libremente, se pueden expresar libremente, etcétera? Entonces, se toma eso como un indicador”.

No obstante, para Ibarzábal existe una dificultad en medir la felicidad, la cual “radica en ser precisos y poder articular eso con la percepción subjetiva de cada persona. Por eso es difícil medir acertadamente la felicidad, porque para cada persona puede significar algo diferente. Además, cuando uno quiere medir los estados de cómo se siente, también es complicado, porque esos estados son muy fluctuantes y es difícil que las mismas personas puedan ser precisas al respecto”.

“Hay personas que suelen decir que quieren ser felices, pero en realidad, no tienen claro qué es lo que quieren hacer y qué significa para ellas eso. Mientras más abstracto es el concepto, más difícil es su acceso, porque se transforma en un ideal completamente inalcanzable y uno tampoco tiene claro qué es. Si eso se perpetúa, nunca llegamos y nunca tenemos acceso a eso, lo que claramente puede generar sensaciones negativas de displacer, de disconfort e incluso de tristeza”, advirtió el psicólogo.

En tanto, Hugo Sánchez, académico de la Facultad de Psicología de la UNAM, explicó en otro Mientras que Ibarzábal sugirió: “Lo mejor que uno puede hacer es correrse del concepto ‘quiero ser feliz’ y tratar de llevar esa idea a aspectos más concretos. Por ejemplo, decir lo siguiente: ‘Quiero alcanzar esto; quiero sentirme de esta manera; me gustaría llegar a tener esto; constituir esta familia o encontrar una pareja con la cual pueda tener este tipo de vínculos’. Se trata de ser más precisos y concretos, porque eso hace que esos objetivos que nos planteamos sean más alcanzables, más palpables, y en definitiva, nos terminemos sintiendo mucho mejor cuando vayamos accediendo a ellos”.

Con respecto a la medición de la felicidad, el Reporte Mundial de los países más felices del mundo analiza el bienestar en 143 países. El informe se basa en seis variables clave para medir:

    Particularmente la edición 2024 del informe, realizada por Gallup, la Universidad de Oxford y la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, se centró en la felicidad a lo largo de las distintas etapas de la vida, con un enfoque especial en el bienestar de los jóvenes.

    Muchas personas consideran que alcanzar la felicidad es un objetivo principal en la vida. Para algunos, este se materializa al obtener un título universitario o lograr el trabajo soñado, mientras que para otros, tener hijos o realizar un viaje muy deseado puede representar el momento más feliz de sus vidas.

    En una línea similar, en 2024, el Los resultados sugirieron que ser más sociable y mantener una actitud positiva son las estrategias más efectivas. En contraste, prácticas como la meditación o realizar actos de bondad aleatorios mostraron poca o nula efectividad. El método incluyó la preinscripción de estudios para garantizar transparencia y reducir sesgos.

    El análisis subrayó que las prácticas sociales, como la gratitud y la sociabilidad, son más efectivas para incrementar la felicidad en comparación con otras estrategias. Los autores concluyeron que para aumentar de forma confiable la felicidad, es crucial adoptar métodos basados en teorías sólidas y que se validen a través de rigurosas pruebas científicas.

    En tanto, en 2023, un estudio investigó la relación entre la sobrevaloración de la felicidad y la tendencia a la rumia, un proceso que consiste en pensar algo despacio y detenidamente.

    En un artículo institucional de la Universidad Nacional Autónoma de México (“Hemos encontrado en nuestras investigaciones que la felicidad se relaciona con aspectos no sólo materiales, sino también subjetivos, por ejemplo, qué es lo que nos interesa y produce satisfacción en la vida. Así, desde nuestro punto de vista, al examen de la felicidad necesitamos incorporar la forma específica en que vivimos. En este sentido, lo central para nosotros es saber si la forma en que vivimos tiende a la horizontalidad, o sea, al respeto de la vida humana, de la vida de la Madre Tierra y de la interculturalidad”, dijo Marañón Pimental.

    A su turno, en diálogo con Infobae, el psiquiatra Federico Beines (MN 112474) reflexionó: “Se puede medir la felicidad. Es posible comparar los niveles de felicidad entre diferentes países, creando rankings donde los países orientales suelen obtener los mejores índices. Esto combina la calidad de vida con las mediciones epidemiológicas de depresión y ansiedad, entre otros factores. Sin embargo, en algunos países es difícil obtener mediciones buenas”.

    “Hay mediciones epidemiológicas que tienen que ver con la prevalencia de trastornos mentales, es decir, se miden aspectos negativos. Por otro lado, también es posible medir la felicidad de una persona y su estado bienestar. En salud mental, nos dedicamos a evaluar el bienestar de las personas, entendiendo que la Organización Mundial de la Salud define la salud mental como el estado de bienestar biopsicosocial más completo posible. Este estado de bienestar es multidimensional, abarcando factores biológicos, psicológicos y sociales”, enfatizó Beines.

    Para Beines, los pensamientos negativos, como la ansiedad y la depresión, son comunes en nuestra cultura, pero la estandarización de la felicidad a través de logros materiales o en redes sociales puede ser nociva. “La acumulación y la aceleración del tiempo nos alejan del presente y del bienestar. Cualquier intento de estandarizar la felicidad bajo un criterio universal está destinado al fracaso, pues la felicidad es medible, pero no estandarizable”, dijo el experto.

    Según el “Informe de la Felicidad en Argentina 2024″, elaborado por el Observatorio de Tendencias Sociales, Educativas y Empresariales de la Universidad Siglo 21, los niveles de felicidad de los habitantes de este país disminuyeron respecto de 2023.

    ¿A qué conclusiones arribó? De acuerdo al estudio, solo el 36,6% de los argentinos está conforme con todos los aspectos de la vida, es decir, 1 de cada 3. Estos índices son los más bajos que se registraron en los últimos años, según explican los autores.

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