4 de agosto de 2024
¿Qué harán Lula, Petro y AMLO?
El mundo debe entender que el problema de Venezuela no es simplemente Nicolás Maduro; se trata del campo abierto en el corazón de América para que la agenda de Rusia, China, Irán, Cuba y Nicaragua pueda desarrollarse en la erosión de la democracia en todo el continente
Pero la desesperación y la violencia del dictador nacen de un hecho muy concreto: Maduro nunca imaginó que la oposición, encabezada por María Corina Machado y Edmundo González, iba a lograr recopilar las actas de escrutinio de las 30,026 mesas de votación de manera tan rápida. Hoy tenemos 24,532 actas (81.70% del total) en nuestras manos y el resultado es el siguiente: Edmundo González 7,156,462 votos (67%) y el dictador Maduro 3,241,461 votos (30%). Estamos hablando de una diferencia de 37 puntos, que además no son cifras inventadas; son las actas que ellos también tienen y por eso el Consejo Nacional Electoral se niega a publicarlas, a pesar de que todo el país y la comunidad internacional se lo pide a gritos. Esta cifra de 67% coincide con lo que proyectaban las encuestas, pero también con lo que presentaron las exit polls de firmas como Edison Research, una prestigiosa empresa dedicada a realizar estudios a boca de urna en más de 40 países.
Ahora mismo debemos trabajar en tres frentes de manera unida y decidida. En primer lugar, luchar para completar el cien por ciento de las actas; la dictadura debe hacer públicos los resultados, como lo ha pedido toda la comunidad internacional, incluso sus propios observadores internacionales. En segundo lugar, iniciar, como han anunciado María Corina Machado y Edmundo González, una enorme movilización popular a favor de la transición democrática venezolana. Nuestro pueblo está tan harto de la dictadura que, en las últimas horas, ha salido a protestar y a destruir las estatuas de Hugo Chávez. Y, en tercer lugar, es fundamental que la denuncia y el apoyo internacional, que hasta ahora ha exigido poder auditar todas las actas que Maduro esconde, además de construir amenazas creíbles de mayor presión sobre Maduro y su círculo de poder.
El mundo debe entender de una vez por todas que el problema de Venezuela no es simplemente Nicolás Maduro, un dictador en un país de Sudamérica. Se trata del campo abierto en el corazón de América para que, desde Venezuela, la agenda de Rusia, China, Irán, Cuba y Nicaragua pueda desarrollarse en la erosión de la democracia en todo el continente y una agenda antioccidental. Venezuela, recordemos, tiene la cuarta parte de las reservas petroleras del mundo y las octavas reservas de gas. Por eso, este cuadrante antidemocrático y antioccidental ve en Venezuela un espacio vital para minar la presencia de los valores occidentales. Además, la continuidad de Maduro será la profundización del éxodo más grande de este continente; se estima que un 20% de los venezolanos abandonaría el país si el dictador se impone por la fuerza.