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22 de julio de 2024

Las fotos de las paradisíacas vacaciones de Nicolás Tagliafico y Carolina Calvagni tras el título logrado por la Selección en la Copa América

La pareja viajó a las Islas Seychelles para descansar antes de regresar a Francia, donde el lateral izquierdo juega en el Olympique de Lyon

>Nicolás Tagliafico y su esposa, Carolina Calvagni, decidieron disfrutar de unos días de descanso en las Islas Seychelles, un archipiélago de 115 islas situado en el Océano Índico, frente a la costa este de África, después de finalizar con éxito la participación de la selección argentina en la Copa América. La pareja compartió en sus cuentas de Instagram algunos aspectos destacados de este hermoso destino. Las Islas Seychelles, conocidas por sus playas de arena blanca y aguas cálidas, ofrecieron un respiro bienvenido para la pareja antes del regreso a Francia, donde el marcador de punta izquierdo, de 31 años, defiende la casaca del Olympique de Lyon.

Calvagni subió un reel desde el interior de un helicóptero que llamó mucho la atención de sus seguidores. En el video, se puede apreciar la vasta extensión del mar y las playas rodeadas de rocas y vegetación. “Buen día. Hoy vinimos a conocer la Digue Island”, comentó.

Hace unos días Calvagni contó los entretelones de su historia de amor y cómo se dio el flechazo. “A Nico lo conocí por intermedio de una amiga de mi mamá. Yo estaba en las vacaciones de la facultad y mi mamá me invitó a tomar unos mates a lo de una amiga suya. Charlando, me dice: ‘Sabés que hay un chico que es tan bueno y tan lindo’. Me trajo la computadora, puso su nombre en Google y me pasó el Facebook”, comenzó a relatar Caro Calvagni en una entrevista con el programa Perros de la Calle de radio Urbana Play.

Amantes de los viajes, fue en uno de ellos por las Islas Maldivas que Tagliafico, quien disfrutó de los cuatro títulos de La Scaloneta, le propuso casamiento. “Nos pasaron a buscar y nos taparon los ojos. Nos dijeron que nos querían sorprender. Él estaba vestido de blanco. Nos llevaron en un carrito de golf, cuando bajamos él me da la mano, yo sentía la arena porque estaba descalza y ahí me sacan la venda y cuando abro los ojos estaba Nico arrodillado con los anillos con la puesta del sol. Increíble”, concluyó Calvagni, quien hoy vuelve a paladear de aquellas arenas blancas, pero en otro destino.

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