En el último lanzamiento de El Planeta de los Simios, “El reino del planeta de los simios” marca una nueva era tanto para su director, Wes Ball, como para el legado de la serie. Se estrenó el pasado jueves 9 de mayo, esta entrega se aleja de la trilogía previa de la década de 2010, llevando la narrativa generaciones adelante, en un momento en que la humanidad ha retrocedido y los simios han tomado el mando. Bajo la dirección de Ball, se busca ofrecer una visión que, aunque honra sus predecesores, se sostiene por sí misma, lo que narra una aventura de madurez protagonizada por jóvenes personajes.

El esfuerzo por crear un universo creíble dominado por simios requirió de innovaciones tecnológicas y artísticas notables. La colaboración con Wētā FX, el equipo detrás de los efectos visuales liderado por Peter Jackson, y la dirección de Alain Gauthier, coordinador de movimiento, fueron clave para dar vida a los personajes simiescos con autenticidad y profundidad emocional.

Gauthier, con un pasado en el Cirque du Soleil, llevó a cabo un exhaustivo entrenamiento con los actores, sumergiéndolos en una “escuela de simios” de seis semanas para perfeccionar sus movimientos y comportamientos, un proceso que consideró tanto físico como emocional.

Ese periodo de entrenamiento no solo se enfocó en técnicas de movimiento y acondicionamiento físico, sino también en la exploración profunda de los personajes a interpretar, lo que le permitió a los intérpretes adentrarse en la psicología de sus roles simiescos a través de la improvisación y el trabajo de escena. Este meticuloso proceso de preparación se refleja en la profundidad y complejidad de los personajes en pantalla, según compartieron los participantes en recientes entrevistas.

Freya, una de las protagonistas, destacó específicamente las exigencias físicas de su papel, incluyendo desafiantes escenas acuáticas que pusieron a prueba su resistencia y habilidad. La actriz expresó su satisfacción al enfrentar y superar dichos retos, marcando un punto alto en su carrera.

Por otra parte, Durand hizo énfasis en la singular dinámica del grupo, lo que revela cómo la experiencia inicial de conocerse en sus identidades de simios facilitó una interacción profundamente texturizada y jerarquizada, espejando la complejidad de las relaciones entre estos seres y los humanos. “Todos nos conocimos como simios primero, lo que era una locura”, rememora Durand, ilustrando el singular enfoque del proyecto.

Teague, otro miembro del elenco, resaltó la guía de Alain Gauthier, describiéndolo como un “increíble maestro” los ayudó a “encontrar a estos personajes desde el interior” y a expresar sus complejidades en pantalla. La transformación física y emocional requerida para este proyecto fue, sin duda, un desafío que los actores enfrentaron con dedicación y creatividad, culminando en actuaciones que añaden una capa de credibilidad y profundidad a la narrativa.

“Quería llevar el teatro físico a los actores”, dijo Gauthier, lo que muestra la importancia de transformar a los actores en criaturas que mantenían un delicado equilibrio entre su esencia animal y la humanidad latente en sus caracteres. Este meticuloso trabajo de preparación presentó desafíos, especialmente en lo referente a la captura de movimiento, un aspecto que Gauthier y Ball ensalzaron por el compromiso y adaptabilidad que exigió a todo el equipo.

Ball, por su parte, planteó una evolución en la comunicación de los personajes, desarrollaron el uso del lenguaje más allá de lo visto en entregas previas. Esa decisión buscaba una mayor fluidez narrativa y también profundizar en la evolución de los simios hacia seres con una complejidad comunicativa y social comparables a los humanos. “Tuvimos que calibrarnos, y muchas veces tuvo que ver con hablar. ‘Oh, dijiste eso muy humano’”, compartió Ball, subrayando el desafío de mantener la esencia simiesca de los personajes mientras expandían sus modalidades de expresión.

La ambición de Wes Ball y su equipo por transcender los límites establecidos en las adaptaciones anteriores de la saga se evidencia en la narrativa y la ejecución técnica, como también en la aspiración de dar inicio a una nueva serie de películas que continuará explorando este fascinante universo. “Si el público responde a los personajes, y quieren ver más de la historia, nosotros ciertamente lo hacemos, nos encantaría ver hacia dónde llega”, expresó Ball, dejando entrever el potencial de “El reino del planeta de los simios” para marcar el comienzo de una nueva era cinematográfica llena de promesas y desafíos para esta amada franquicia.

El impacto de dicho entrenamiento se manifiesta en la autenticidad y detallismo de las interacciones entre los personajes, aspectos que los actores señalan como cruciales para el éxito de la película. La incorporación de una puesta en escena y efectos especiales impresionantes complementa a la perfección el rigor y el esfuerzo invertido en la preparación de los roles, garantizando una experiencia cinematográfica que está a la altura de las expectativas generadas por la franquicia.

Este enfoque metódico y profundamente inmersivo en la preparación de los actores subraya un cambio en las metodologías de actuación dentro de la industria, marcando un antes y un después en cómo se abordan roles de gran complejidad física y emocional. La “escuela de simios” sirvió como una herramienta de entrenamiento y como un espacio de exploración artística que les permitió a los actores trascender los límites tradicionales de su oficio y conectarse con sus personajes en niveles antes inimaginables.