3 de mayo de 2024
Qué hay detrás de los efectos adversos raros que puede ocasionar la vacunación COVID
La demanda colectiva contra el laboratorio AstraZeneca ante un tribunal del Reino Unido reavivó el debate sobre las inyecciones COVID. Un repaso por cuáles son los efectos secundarios que pueden causar. Por qué los expertos recomiendan desterrar ideas de que las vacunas modifican el genoma humano, o de que producen cáncer a largo plazo
Para el doctor Cingolani, es fundamental desterrar creencias arraigadas en movimientos antivacunas o en grupos que duda sobre la eficacia de la vacunación: “A nadie le gusta darse algo inyectable que va a generar una respuesta inmune. Sabemos que los principales efectos adversos de las vacunas ocurren durante el primer mes o durante los primeros dos meses. Hay que desterrar ideas de que las vacunas modifican el genoma humano, o de que producen cáncer a largo plazo. Las vacunas han logrado erradicar la poliomielitis, la viruela y han evitado la muerte anual por gripe, por sarampión y por paperas”.
En diálogo con Infobae, tras conocerse la declaración de AstraZeneca en los tribunales británicos, la doctora Daniela Hozbor, investigadora principal del Conicet en el Instituto de Biotecnología y Biología Molecular (IBBM) de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata consideró que “en todas las vacunas siempre se evalúa cuál es el riesgo y qué beneficio tiene, aún con reacciones adversas importantes como la TTS, que se había reportado con una frecuencia de aparición estaba entre un 0.3 a 1 por cada 100 mil administraciones. En términos de lo que la misma enfermedad del COVID provoca, resulta mucho menor, y por eso el beneficio es mucho mayor”.
“La prevención que da la vacuna de AstraZeneca en términos de evitar la enfermedad, el cuadro severo y la muerte, es mayor que este riesgo”, completó Hozbor quien es miembro de la Comisión Nacional de Inmunizaciones (CoNaIn) de Argentina.
“La de Astrazeneca, como las otras vacunas que se aplicaron en el momento de la pandemia y se siguen aplicando ahora, son seguras y efectivas, pero no exentas como cualquier medicamento o procedimiento terapéutico de algún efecto colateral significativo en una pequeñísima proporción de las personas tratadas”, consideró a Infobae Jorge Geffner, profesor de Inmunología en la Universidad de Buenos Aires (UBA) e investigador del Conicet.
Por su parte, el infectólogo Ricardo Teijeiro, miembro de la Sociedad Argentina de Infectología, explicó a Infobae: “Los eventos adversos, salvo que sean alergias conocidas a algún producto de la vacuna, son difíciles de poder prevenir o advertir. En general, son producidos por el proceso de reacción del individuo a la vacuna. Cada persona responde de forma individual, y en algunos casos se pueden producir estos eventos como la trombosis, que tiene características inmunológicas propias de cada uno de nosotros”.
“Otros eventos adversos que pueden darse son los inflamatorios, el dolor local y malestar general por el mismo proceso inflamatorio que produce la vacuna. Estos efectos se tratan sintomáticamente, es decir, se apunta al síntoma, porque si estos efectos se dan por la vacuna, se autolimitan, a no ser que sea algo grave”, agregó Teijeiro.
Los beneficios de las vacunas superan los riesgos
Todo esto no debe hacernos perder de vista un dato fundamental, los efectos secundarios que potencialmente puede ocasionar la vacunación son mucho menos probables y riesgosos que los causados por la enfermedad de COVID-19 en los distintos sistemas del organismo, en especial el aparato respiratorio y cardiovascular.
El doctor Huerta señaló la relevancia de corregir lo antes posible la inequidad frente a las vacunas en tiempos de COVID, porque la infección viral causada por el SARS-CoV-2 nos volvió a enseñar una máxima de la ciencia con la que los médicos conviven a diario: muchas enfermedades no tiene cura, pero tienen vacunas. Y esa distinción es, muchas veces, la diferencia entre la vida y la muerte.
— Qué diferencias y qué semejanzas encuentra entre el comportamiento del SARS-CoV-2 y otras pandemias, como por ejemplo la peste negra y la gripe española. ¿Qué cree usted que puede pasar con ésta pandemia puntualmente, teniendo en cuenta que el avance de las vacunas despertó mucha expectativa?
-Cuando estudiaba en la Universidad leía sobre la historia de otras pandemias. Y pensaba que en la escuela de medicina aprendemos a curar muchas enfermedades, pero también aprendemos a aceptar que hay otras que no tienen cura. No veo una cura cercana para el COVID-19, por eso tenemos que fijar nuestras esperanzas y esfuerzos en la vacuna.
En los últimos años, la evidencia científica muestra que la infección por SARS-CoV-2 puede dañar el corazón tanto directa como indirectamente. Como publicó Infobae, el reconocido cardiólogo Eric Topol, director de Instituto Traslacional Scripp -un centro de investigación en ciencias biomédicas con sede en California- detalló que, cuando el virus entra en las células endoteliales que recubren los vasos sanguíneos, pueden surgir muchos problemas cardiovasculares. Los coágulos de sangre se forman de forma natural para curar los daños causados mientras el cuerpo elimina la infección por COVID-19. Estos coágulos pueden obstruir los vasos sanguíneos, provocando daños tan leves como un dolor de piernas o tan graves como un ataque al corazón.
Los efectos secundarios adversos poco habituales también fueron asociados a las vacunas diseñadas bajo la tecnología de ARN mensajero, como las de Pfizer/Biotech y Moderna, en el caso de estas fórmulas se observaron casos poco habituales de mayor riesgo de miocarditis en jóvenes.
La miocarditis es una inflamación de la capa media de la pared del corazón, que puede afectar el músculo cardíaco y el sistema eléctrico del corazón. Sin embargo, en este caso también, el riesgo es mínimo relacionado con las consecuencias derivadas de la infección de COVID-19. Un informe de los Centros para la Prevención y el Control de Enfermedades (CDC) en Estados Unidos reveló que los pacientes con COVID-19 tienen un probabilidad casi 16 veces mayor de desarrollar miocarditis comparados con los que no han contraído el virus, especialmente en niños y mayores de 50 años.
A pesar de que la miocarditis es generalmente poco común, el COVID-19 es un factor de riesgo fuerte para esta afección, lo que destaca la importancia de la vacunación como medida preventiva.
La confianza en la vacunación en América Latina
Las dudas respecto a la vacunación exceden a la inmunización contra el COVID. Desde la pandemia, la región de Las Américas registra un descenso en las coberturas de vacunación contra la mayoría de las enfermedades inmunoprevenibles.
En un encuentro organizado el año pasado por la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica (SLIPE) y la Sociedad Latinoamericana de Vacunología (SLV), el doctor argentino Roberto Debbag, presidente de SLIPE había planteado en Infobae que las consecuencias de este retroceso en las coberturas acarrean problemas graves: están resurgiendo enfermedades prevenibles por vacuna como la difteria, el sarampión y la polio. “América Latina enfrenta un grave problema de salud pública: millones de niños no completaron sus calendarios de vacunación, o nunca fueron vacunados. Esto los expone a enfermedades mortales o daños a largo plazo”, advirtió.
Según Debbag, se necesitan propuestas innovadoras para abordar este problema crítico de salud pública. Esto implica entender el contexto actual: las vacunas existen y previenen enfermedades graves, pero millones de personas no tienen acceso o dudan de ellas. Por eso, es imperioso, encontrar estrategias para revertir la desconfianza en las vacunas, modificar las conductas negligentes y desactivar las sospechas sobre la inmunización.