Por Damián Juárez 

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Muchos analistas aseguran que el 30% de la gente decide su voto en la última semana antes de votar, y cuando llega la hora de la verdad se ponen a analizar y valorar antes de ir a las urnas. Es por eso que el tramo final de la campaña es el más importante para captar a los indecisos y a los que pueden cambiar su decisión a último momento.

Macri, quien estuvo ayer en un autódromo por una carrera conmemorativa por los 80 años del Turismo Carretera, ya tiene agenda tentativa para esta semana de cierre de campaña: el martes, un acto en provincia de Buenos Aires; el miércoles estará en el cierre de los candidatos de Capital encabezados por Carrió en Ferro, mientras el jueves el Presidente viajará a Córdoba antes de la entrada en vigencia de la veda.

Así cierran

El cierre bonaerense de Cambiemos, con María Eugenia Vidal a la cabeza, será en Vicente López, en el Centro Asturiano, respetando el mismo cierre de 2015 que consagró al oficialismo en la gobernación provincial. En la previa, la gobernadora, que aunque no es candidata se puso la campaña al hombro, estará en Mar del Plata y en Azul.

Desde el lado del massismo, Sergio Massa prepara un jueves hiperactivo con visita a centros de jubilados, mercados, centros comerciales, un almuerzo con trabajadores y encuentros con instituciones barriales. Se menciona un cierre en el Mercado Central.

Massa insistirá con sus dos caballitos de batalla desde lo discursivo: la pelea para que bajen los precios y sus propuestas en materia de seguridad. Cristina, por su parte, hará un cierre en provincia de Buenos Aires aunque los detalles aún se desconocen.

Cristina optó en esta campaña por las visitas a lugares pactados, cortas, y sin actos masivos, y se especula que esta tónica seguirá en la última semana de recorridas. El otro peronista en carrera en provincia, Florencio Randazzo, cerrará el miércoles con un acto en el partido bonaerense de La Matanza, mientras que el jueves hará campaña en estaciones de trenes de la provincia (recordando su gestión en el área) y repartiendo boletas en los principales andenes.

La Ciudad también vota

Martín Lousteau, en tanto, saldrá a buscar votos en la zona norte de la ciudad de Buenos Aires, donde domina el voto de Cambiemos, y en la zona sur, donde intentará captar votos tradicionalmente cercanos al peronismo o a la izquierda.

Evolución cerrará la campaña el jueves, probablemente con una recorrida de candidatos por distintos barrios porteños, y el domingo esperará los resultados en el Palais Rouge del barrio de Palermo. Aquí se definirá también la interna del kirchnerismo, agrupado bajo el sello “Unidad Porteña”, donde varias listas compiten por convertirse en el candidato de Cristina Kirchner en la Ciudad.

Provincia indecisa

Más allá de todas las especulaciones, lo que queda en claro a una semana de la votación es que la provincia de Buenos Aires está muy ajustada. El gobierno no se anima a decir que gana porque sabe que puede perder, y que los números están más que ajustados. La incógnita se traslada, también, a los municipios. Allí la paridad complica a unos y a otros, que ven difícil el sueño de tener un concejo deliberante con amplia mayoría para gobernar sin buscar consensos.

Al mismo tiempo, kirchnerismo y oficialismo se disputan algunos de los distritos más importantes, y buscan impactar las gestiones más comprometidas de algunos jefes comunales que no encontraron todavía el rumbo de la gestión.

¿Importa lo nacional?

Lo que sí el gobierno sabe es que se impondrá a nivel nacional en el recuento general de votos. Ya todos piensan en las lecturas políticas del lunes 14 de agosto. Si el gobierno pierde en provincia de Buenos Aires, saldrá a decir que fue la fuerza más votada a nivel nacional.

Si gana, será otra historia y habrá recibido un espaldarazo fuerte para los dos años de gestión que le quedan a Macri, además de proyectar a Vidal a futuro, como la figura que terminó de vencer a Cristina. Caso contrario, un triunfo del kirchnerismo en provincia será interpretado por el peronismo como un guiño de la sociedad rumbo a volver al poder en 2019 con Cristina a la cabeza y condicionará los dos años del gobierno de Macri.

Todo está abierto y en cada bunker de campaña se manejan cifras absolutamente dispares. La única certeza, en el tramo final de las PASO, es que todo puede ocurrir.